Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
Desde su llegada a la cabeza del país, Dmitry Medvedev logrado imponerse a pesar de la fuerte personalidad de su predecesor, que ahora ocupa el puesto de Primer Ministro. Su trabajo a dúo parece que satisface a los observadores.
El 2 de marzo de 2008, Dmitri Medvedev se convirtió en el primer presidente ruso que llegó al poder en un escenario clásico: el jefe del Estado en ejercicio cedió el puesto al presidente elegido. Muchos se preguntaron entonces, a la vista de la situación de un presidente electo pero todavía sin haber entrado en funciones (fue investido el 7 de mayo de 2008), hasta qué punto sería auténtico el traspaso del testigo. Fue entonces cuando se constituyó la configuración actual: el tándem. El año transcurrido ha demostrado que el sistema funciona bien y que es sólido, si tenemos en cuenta las dificultades que ha tenido que enfrentar durante estos doce meses de «ejercicio». El primer año de presidencia de Dmitri Medvedev, efectivamente, ha estado marcado por un conflicto militar con Georgia, una «guerra del gas» con Ucrania y una crisis económica mundial que no tiene parangón en el país.
Lo que el tándem establecido ha demostrado sobre todo al país, pero además al resto del mundo, es que Rusia puede finalmente tener dos dirigentes fuertes que se complementan sin hacerse la competencia. Nos pudimos dar cuenta, en el momento del conflicto con Georgia, de que Dmitri Medvedev no era un presidente «de saldo».Todo el mundo pudo tomar nota de su determinación como comandante en jefe de los ejércitos, además de su flexibilidad diplomática, lo que permitió, con la mediación del presidente Sarkozy, reducir rápidamente las tensiones entre Moscú y Tbilisi. El tándem en el poder ha conseguido evitar que el país entre en confrontación abierta con sus socios de Europa occidental y con Estados Unidos, lo que por otra parte se ha visto favorecido por la llegada al poder en Washington de una nueva administración deseosa de mejorar sus relaciones con Rusia. En definitiva, Occidente ha aceptado de hecho el nuevo equilibrio geopolítico en el Cáucaso y tenemos buenas perspectivas de obtener verdaderos progresos en nuestras relaciones con Estados Unidos.
Dmitri Medvedev ha mostrado la misma mezcla de firmeza y diplomacia en el conflicto del gas que enfrenta a Rusia con Ucrania. Como en el caso de Georgia, el tándem demostró una gran eficacia. Finalmente, Kiev se vio obligado a sentarse a la mesa de negociaciones y a firmar un documento que convenía al mismo tiempo a Rusia y a Occidente.
Todo esto no quiere decir, sin embargo, que el tándem Presidente-Primer Ministro esté libre de obstáculos. La exigencia de Dmitri Medvedev de «dejar de aterrorizar al mundo de los negocios» algunos días después de las declaraciones de Vladimir Putin contra el patrón de Metchel (grupo metalúrgico al que acusaba de evasión fiscal a finales de julio de 2008), fue interpretada por algunos como la señal de una futura ruptura entre los dos hombres, pero el «asunto Metchel» se desinfló y el tándem sigue funcionando. Sin embargo, los escépticos insisten en que este resultado favorable se ha debido sobre todo a la crisis económica que ha golpeado a Rusia.
En este sentido, mientras que en el otoño de 2008 el término de «crisis» aplicado a Rusia todavía era tácitamente tabú, Dmitri Medvedev fue el primero, en su blog, que llamó a las cosas por su nombre. A pesar de la clara devaluación del rublo, el salto de la inflación y el incremento del desempleo, se ha conseguido evitar el pánico. Sin embargo, en este inicio del segundo año de presidencia de Dmitri Medvedev, el poder supremo se va a ver obligado a adoptar medidas excepcionales. La destitución de cuatro dirigentes regionales y la publicación de la lista de los «cien mejores gestores» de la reserva presidencial, demuestran igualmente que Medvedev no tiene la intención de conservar a la élite política actual en su puesto.
Entonces, ¿pretende transformar radicalmente la columna vertebral del equipo dirigente o sus orientaciones políticas y económicas? Es poco probable. El principio del tándem es, precisamente, conferir a «la locomotora del Estado» una dinámica estable. El «trabajo al alimón» significa una seguridad mutua, una protección, un apoyo, no una voluntad de uno u otro de ser el primero de la clase. En caso contrario, no hay tándem.
En francés: http://www.courrierinternational.com/article.asp?obj_id=95247