La vida en la Tierra depende directamente de los océanos, pero éstos cada vez se encuentran más amenazados por diferentes impactos antrópicos y el cambio climático
La ONU y una negociación histórica
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha iniciado negociaciones de un tratado jurídicamente vinculante para conservar y proteger casi dos tercios de los océanos, en el marco de lo que se considera la mayor oportunidad de esta generación para cambiar el rumbo del deterioro y la pérdida de diversidad biológica del mar.
Los efectos de la sobrepesca, la pesca Ilegal no Declarada y no Reglamentada (INDNR), el cambio climático, la minería de los fondos marinos y el transporte marítimo, continúan afectando negativamente a la biodiversidad en aguas internacionales o Alta Mar poniendo en riesgo de impactos irreversibles a todas las especies, incluida la humana.
A través de la ONU, los estados discutirán sobre cómo crear, proteger y conservar la biodiversidad marina en Áreas F u era de la Jurisdicción Nacional (AFJN), conocidas comúnmente como la alta mar . Cerca del 50% del planeta está cubierto por Alta Mar y actualmente no cuenta con un marco regulatorio legal para la conservación de importantes especies.
Estas aguas internacionales, fuera de cada jurisdicción nacional, son las que se extienden más allá de las 200 millas marinas de la costa ( fuera de la Zona Económica Exclusiva ZEE); incluye también la Zona de mar profundo definida en la Parte XI de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM, o también CONVEMAR o CNUDM), que es el fondo oceánico profundo situado más allá de las plataformas continentales de los Estados ribereños, y que constituyen dos tercios del total de las aguas de mares y océanos y la mitad del planeta Tierra.
Por sorprendente que resulte, no existe ninguna legislación que salvaguarde diversidad biológica marina ni su papel vital en la prestación de servicios, tales como la generación de oxígeno y la regulación del clima.
La Alianza de Alta Mar (High Seas Alliance-HSA),formada por más de 400 ONGs y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés), asevera que, «La Alta Mar es vital para el funcionamiento del océano entero y de toda la vida en la Tierra»; dicha Alianza fue creada en 2011 para proteger la biodiversidad de las aguas de Alta Mar, destaca el papel clave del océano en cuanto a mitigar el cambio climático, que incluye la absorción de un 90% del calor adicional y de un 26% del exceso de dióxido de carbono creado por fuentes humanas. Según esta alianza de organizaciones, «Gestionar los múltiples factores de estrés añadidos que se ejercen sobre el océano, permitirá aumentar su resiliencia ante el cambio climático y la acidificación, y protegerá ecosistemas marinos únicos en su especie, muchos de los cuales quedan aún por explorar y descubrir. Dado que se trata de aguas internacionales, las medidas de conservación necesarias sólo pueden introducirse a través de un tratado global».
Se abordará además el desarrollo del marco jurídico necesario para la realización de Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) en esta zona, con miras a prevenir un potencial daño ambiental producto de las actividades humanas.
Por otro lado, los Estados negociarán sobre el reparto de beneficios en temas como el descubrimiento de Recursos Genéticos Marinos (RGM) que podrían ofrecer nuevos usos farmacéuticos y alimenticios, entre otros.
Las negociaciones incluirán también temas de creación de capacidad y transferencia tecnológica en países en desarrollo dentro del ámbito de alta mar.
Actualmente, media docena de países (China, Taiwán, Japón, Indonesia, España y Corea del Sur ) se reparten el grueso de la pesca en alta mar, a través de compañías apoyadas en muchos casos por importantes subsidios públicos.
Según un estudio liderado por la Universidad de la Columbia Británica canadiense, las capturas en alta mar tienen un gran impacto, dados los enormes barcos y cantidades de combustible necesarios. Los autores del informe aseguran que cerrar las aguas internacionales a la pesca permitiría reponer muchas especies y, como consecuencia, aumentar en un 18 % las capturas costeras.
El profesor Alex Rogers de la Universidad de Oxford, que ha proporcionado evidencia para fundamentar el proceso de la ONU de cara a un tratado, afirmó: «La mitad de nuestro planeta consistente en alta mar está protegiendo la vida terrestre frente a los peores impactos del cambio climático. Y a pesar de ello, estamos haciendo muy poco para salvaguardarla o para proteger la vida dentro del océano, intrínseca a nuestra supervivencia colectiva. Proteger la biodiversidad de la alta mar, implantando la buena gobernanza y la ley en el océano entero, es sin duda lo más importante que podemos hacer para cambiar el rumbo del corazón azul de nuestro planeta».
Conclusión
La ciencia es clara: necesitamos proteger al menos el 30 % de nuestros océanos para 2030. La vida nació en el mar, que no muera en él, mucho depende del resultado de las negociaciones en los próximos dos años.
Fuente: ONU/AAPN
Norberto Ovando es Presidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN). Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Marilina Scarlata es Directora de Comunicaciones de la AAPN y comunicadora científica especializada en Enseñanza de Ciencias Naturales. Trabaja en la Universidad Nacional de Comahue y en Ministerio de Educación de Chubut.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.