Recomiendo:
0

Escándalo dentro y fuera del estadio donde se presentó el presidente de Brasil

Protestas y abucheos contra Lula en el foro social de Porto Alegre

Fuentes: La Jornada

Porto Alegre, 27 de enero. ¿Qué está pasando en Brasil y en el mundo? El abucheo que sufrió el presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva el primer día de trabajos del quinto Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre hubiese sido inimaginable hace dos años, en enero de 2003, cuando recién electo como presidente, […]

Porto Alegre, 27 de enero. ¿Qué está pasando en Brasil y en el mundo? El abucheo que sufrió el presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva el primer día de trabajos del quinto Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre hubiese sido inimaginable hace dos años, en enero de 2003, cuando recién electo como presidente, el ex metalúrgico de Sao Bernardo acababa de tomar posesión y fue la estrella del tercer Foro de Porto Alegre.

Esta mañana el Gigantinho, el gimnasio del club de Futbol Internacional de Porto Alegre, sede tantas veces del foro, amaneció en estado de sitio. Un operativo de Estado -mallas ciclónicas, la policía montada- anunciaba la presencia de Lula mientras cientos de manifestantes embravecidos lanzaban consignas contra el presidente brasileño y quemaban dos »bonecos» (muñecos) con las imágenes de Bush y Lula.

Se había previsto que el lanzamiento de la campaña: Llamada global contra el hambre y la pobreza sería una gran fiesta del PT, pero muy pronto se advirtió que se echaría a perder. Las tribunas del Gigantinho estaban ocupadas desde muy temprano por disciplinados grupos de militantes del PT que portaban las camisetas rojas del partido con la inscripción 100% Lula y una banda en la frente. Dejaron muy pocos espacios para los asistentes al FSM, pues el lunetario central estuvo reservado para integrantes del gabinete presidencial y dirigentes del PT, mientras las tribunas a espaldas del presidium quedaron completamente vacías.

Sin embargo, varios grupos de militantes del ala izquierda del partido del presidente lograron situarse en enclaves estratégicos del centro deportivo, en particular una centena de jóvenes petistas provenientes de Río de Janeiro, que junto con otros fueron incrementando sus protestas hasta causar un escándalo descomunal.

El acto previsto para impulsar la imagen presidencial se caracterizó además por el desgaste del discurso oficial, pues varios de los oradores partieron de la tesis de que se están viviendo »nuevos tiempos» y de que la izquierda es hoy propositiva, por lo que el FSM es cada vez más »afirmativo», y dieron por hecho que con la campaña se va a terminar la pobreza.

Ya cuando John Samuel, uno de sus dirigentes, hablaba de que en el contexto de las estructuras económicas y políticas actuales la campaña iba a terminar con el hambre, el ruido era ensordecedor. La imagen que dejaban esas intervenciones era la de que los jefes de gobierno de los países explotados no tienen más misión que la de competir entre sí para ofrecer al capital trasnacional, tras las reformas estructurales que éste exige, las mejores condiciones de explotación y que a través de una serie de campañas de concientización se pueden cambiar las cosas.

Las protestas se hicieron más ruidosas todavía cuando hizo uso de la palabra Lula, quien portaba una impecable chamarra blanca que destacaba en el escenario, y empezó leyendo su texto tratando de ignorar los gritos de: »¡Traidor! ¡traidor!, ¡Fora Lula-Bush!» y, todavía más, los de »1, 2, 3, 4, 5 mil, queremos que o Lula vá pra puta que o pariu».

Lula cometió entonces un error porque alargó su intervención y empezó a improvisar, con lo que llegó un momento en el que los fotógrafos y periodistas que se encontraban en una gran tribuna le dieron la espalda al orador y centraron su atención en la algarabía. Los militantes pro-lulistas del PT guardaron un escrupuloso silencio, lo que hacía el escenario todavía más crítico.

En el exterior, en tanto, las protestas de los que no lograron entrar no dejaban de expresarse y varios incidentes que pudieron tener graves consecuencias lograron evitarse cuando muchos asistentes intervinieron al grito de: »¡Abaixo repressao!»

En su largo discurso improvisado Lula, ya abiertamente nervioso, tuvo entonces un lapsus significativo y confundiendo al presidente argentino Néstor Kirchner con su predecesor empezó a hablar de los cambios operados en Argentina desde que su amigo »Menem» está en el poder, dedicándole a »Menem» una y otra vez largos elogios. Más tarde diría que el griterío no había tenido importancia y afirmó que las protestas eran »coisas da juventude» y que todos los asistentes eran »filhos do PT».

El histórico abucheo de Lula en Porto Alegre 2005 no es sin embargo un hecho aislado, producto de las divergencias al interior del partido de Lula.

Política social cosmética

Entrevistado al salir del Gigantinho, el economista Nildo Ouriques, profesor de la Universidad Federal de Santa Catarina, nos dijo que al ser el foro un espacio de militancia social, la protesta es una consecuencia natural que refleja la desilusión de amplios sectores sociales con la política de Lula, que no sólo no cambió -en relación con la de Fernando Henrique Cardoso- sino que la profundizó: aumentó la deuda interna a más de 800 mil millones de reales en función de la más alta tasa de interés del mundo, estructuró una economía exportadora (con 33 mil millones de dólares de superávit comercial) y amplió el superávit fiscal de 3.75 a 4.25, lo que derrumbó la posibilidad de una política social, por lo que no se atienden ya en Brasil las demandas populares.

Lula destinó en 2004, 54 mil millones de dólares al pago de la deuda externa e interna y en consecuencia su política social es puramente »cosmética». No pelea contra el orden neoliberal, pues no crea las condiciones para el cambio, de ahí que no extrañen sus contrarreformas en materia de educación superior y de seguridad social.

La política exterior de Lula es por lo mismo más conservadora que progresista y la pregunta es: ¿cómo quiere cambiar el mundo si no cambia su país? En el debate más esperado de la tarde, Marco Aurelio García (asesor especial de Lula), habló como si no fuera miembro del gobierno y sostuvo que la ONU debe reformarse fortaleciendo la Asamblea General y ampliando el número de miembros del Consejo de Seguridad, asumiendo que ese es el camino del cambio.

El novelista portugués José Saramago, quien no aplaudió la intervención de Marco Aurelio ni la del ex presidente portugués Antonio Guterres, sostuvo por el contrario que en el mundo actual no hay democracia y que el cambio urgente que se requiere no pasa por las estructuras políticas actuales, sino por la resistencia de la sociedad y su capacidad de innovar las formas del poder. Ante un público entusiasta que lo ovacionó sin límites, alertó una vez más sobre los riesgos de la política belicista de George Walker Bush.

Las políticas desbocadas de Bush son aquí, mucho más que en Mumbai, una preocupación de todos. El foro no puede hacer declaraciones oficiales como muchos lo desean, pues su carta de principios se lo prohíbe. Pero sí hay un tema sobre el que existe amplio consenso, que es el de la condena de las políticas del presidente estadunidense y, en especial, de la invasión de Irak. Todos los viajeros que llegan al aeropuerto de esta ciudad pueden ver en el distribuidor vial que lleva al centro una enorme manta que condena a Bush. Este fue el tema dominante en la gran marcha de la dignidad de ayer, y hoy en el Gigantinho varias mantas condenaban a Lula y a Bush. En los próximos días será uno de los temas centrales de varios debates.

Las mesas sobre la paz, la desmilitarización y la lucha contra la guerra son incontables. Cómo enfrentar y derrotar las políticas belicistas de Bush, es ya un tema central de este foro.