Recomiendo:
0

¿Qué pasa con los zapatistas?

Fuentes: Gara

La guerrilla que sorprendió al mundo el 1 de enero de 1994 no sólo ha demostrado en los últimos doce años su capacidad de sobrevivir y consolidarse en un clima de guerra de baja intensidad. Más allá de eso no ha dejado de innovar y sorprender a la sociedad civil mexicana e internacional. Su última […]

La guerrilla que sorprendió al mundo el 1 de enero de 1994 no sólo ha demostrado en los últimos doce años su capacidad de sobrevivir y consolidarse en un clima de guerra de baja intensidad. Más allá de eso no ha dejado de innovar y sorprender a la sociedad civil mexicana e internacional. Su última apuesta: la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y la Otra Campaña.

México entero se vio sacudido el día en que las mujeres y los hombres indígenas del EZLN se alzaron en armas tomando varias cabeceras munici- pales del Estado de Chiapas. Tras doce días de enfrentamientos armados, las manifestaciones de la sociedad civil mexicana forzaron un alto el fuego trasladándose el conflicto del terreno militar al político.

Empezó un difícil proceso de negociación fruto del cual son los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena, firmados por el Gobierno mexicano y el EZLN. El diálogo se rompió el 9 de febrero de 1995 ante la negativa del Gobierno mexicano de convertir los acuerdos en ley. Desde entonces los zapatistas han apostado por el cumplimiento unilateral de los Acuerdos de San Andrés desarrollando sus municipios autónomos.

Paralelamente, en estos 12 años los zapatistas han intentado repetidas veces aglutinar a la izquierda mexicana para construir un México nuevo; la creación de la Convención Nacional Democrática, el Frente Zapatista de Liberación Nacional, o incluso la Marcha del Color de la Tierra han sido intentos para hacer converger a las distintas corrientes de la izquierda mexicana.

Tratar de valorar el éxito o el fracaso del EZLN es complejo. De un lado, con la creación de las Juntas de Buen Gobierno en la Selva Lacandona, las bases zapatistas han consolidado una estructura política al margen del Estado que en la práctica funciona como un poder paralelo en los territorios autónomos. Por otro lado, no podemos obviar que desde el levantamiento del 1 de enero de 1994 el EZLN definió claramente su vocación nacional. El objetivo nunca estuvo limitado a cambiar las condiciones de vida de los pueblos indígenas, ni a cambiar el Estado de Chiapas; el objetivo siempre fue y sigue siendo la transformación radical de México. Sorprendentemente la estrategia del EZLN para lograr la creación de un México nuevo se desmarcó de las estrategias clásicas de la izquierda. Muchos escuchábamos incrédulos al subcomandante Marcos cuando repetía una y otra vez que el EZLN no deseaba tomar el poder, sino cambiar la relación existente entre gobernantes y gobernados. ¿Han conseguido los zapatistas u- na transformación radi- cal de México? Evidentemente, no.

La Sexta Declaración de la Selva Lacandona, el más reciente intento de los zapatistas por transformar México, tiene una diferencia fundamental con respecto a los intentos anteriores: el EZLN no ha creado una organización a la que la sociedad pueda adherirse o no. El EZLN ha llamado a las organizaciones y gentes «de abajo y a la izquierda» a que junto con ellos definan y construyan una organización nacional. La Sexta Declaración de la Selva Lacandona es una propuesta metodológica para construir entre todos y todas una organización de carácter anticapitalista y no partidario que pueda lograr lo que el EZLN no ha logrado: la creación de una nueva Constitución mexicana que suponga una transformación radical de México.

La apuesta es, entonces, aglutinar a las gentes y organizaciones «de abajo y a la izquierda» en una sola organización. Las dificultades son tan grandes como previsibles e innumerables: las viejas divisio- nes de la izquierda, las rencillas irresueltas, las luchas de poder entre organizaciones, las diferencias ideológicas… Desde la caída del Muro de Berlín las personas y organizaciones anticapitalistas han conseguido aglutinarse en contadas ocasiones en torno a la oposición a un sistema.

El reto en México ahora es unirse para construir una alternativa real. ¿Cómo? Para responder a esta pregunta tendremos que estar pendientes de la evolución de la Otra Campaña, que es el espacio organizativo conformado por todas las personas y organizaciones adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

Por ahora, tenemos al menos dos elementos fundamentales que nos pueden dar una idea. De un lado, está el hecho de que la creación del Plan Nacional de Lucha de la Otra Campaña se está haciendo a partir de la suma de luchas locales existentes en distintos lugares de México. De otro lado, el bordado realizado por la comandanta Ramona para las reuniones preparatorias de la Otra Campaña: una tela formada por varias franjas de colores en la que todos los colores estaban unidos para formar una sola tela, pero en la que ningún color suavizaba su intensidad en beneficio de otros. Ni homogeneidad, ni hegemonía, la autonomía de las organizaciones adherentes a la Sexta Declaración es el principio rector de la unidad. Detrás de la metáfora de la comandanta Ramona encontramos uno de los elementos más importantes de renovación ideológica que los pueblos indios han aportado a la construcción de una nueva izquierda anticapitalista: la percepción de la diversidad no como una debilidad de la izquierda sino como una fortaleza.

El 1 de enero de este año el subcomandante Marcos, denominado ahora Delegado Zero, salió de la Selva Lacandona para «hablar directamente y sin intermediarios con la gente sencilla y humilde del pueblo mexicano (…) ir construyendo, junto con esa gente que es como nosotros sencilla y humilde, un programa nacional de lucha, pero un programa que sea claramente de izquierda, o sea anticapitalis- ta». En su recorrido por el país, el Delegado Zero llegó al Distrito Federal para participar en la manifestación del 1 de Mayo. El día 3 de mayo, en el municipio de Texcoco, cercano a la capital mexicana, un pequeño grupo de vendedores de flores adherentes a la Sexta Declaración fue reprimido por la Policía al desafiar la prohibición municipal de vender flores en el mercado. En su auxilio acudió otro grupo de adherentes del vecino municipio de San Salvador Atenco. El 3 y el 4 de mayo, México se paralizó ante la represión: dos jóvenes de 14 y 20 años resultaron muertos, más de 200 personas detenidas y cinco extranjeros, expulsados del país. En los días siguientes se documentaron agresiones y violaciones sexuales a detenidas cometidas por miembros de los cuerpos de seguridad del Estado en los centros de detención. Ante estos hechos, las personas y organizaciones adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona iniciaron unas movilizaciones de protesta y solidaridad con los detenidos y detenidas que están ensombreciendo la celebración de las elecciones federales el próximo 2 de julio. El Delegado Zero, por su parte, suspendió indefinidamente su recorrido por el país permaneciendo hasta el momento en el Distrito Federal. En apoyo a las personas adherentes a la Sexta Declara- ción de la Selva Lacandona han habido movilizaciones en al menos 45 ciudades de 24 países.

Los hechos ocurridos en San Salvador Atenco parecen haber animado una ola de represión que por el momento ha continuado en el Estado de Oaxaca cuando el pasado 14 de junio la Policía reprimió brutalmente al movimiento magisterial. Las organizaciones y personas adherentes a la Sexta Declaración, por su parte, se han moviliza-do en solidaridad con el movimiento oaxaqueño de maestros.

La incipiente democracia mexicana, que experimentó por primera vez la alternancia de partidos en el poder en el año 2000, se enfrentará hoy a una de las elecciones más complicadas de su historia. De un lado, la posibilidad de que el PRD (socialdemócrata) llegue al poder por primera vez. Del otro lado, la propuesta anticapitalista y no partidista de la Otra Campaña, que ha demostrado en los últimos dos meses una capacidad de movilización nada despre- ciable. Hacia dónde caminará México en el futuro cercano no lo sabemos, lo que podemos decir desde aquí es que de nuevo los zapatistas han conseguido alterar la vida política mexicana, pero esta vez no son sólo ellos. –

Javier Herrán Gascón es Miembro de la Plataforma Vasca de Solidaridad con Chiapas