La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado un plan de acción contra las enfermedades vinculadas con el medio ambiente, que matan anualmente a más de tres millones de niños menores de cinco años. La contaminación ambiental no afecta a todos por igual, los estratos mas pobres de la sociedad son los que pagan […]
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado un plan de acción contra las enfermedades vinculadas con el medio ambiente, que matan anualmente a más de tres millones de niños menores de cinco años.
La contaminación ambiental no afecta a todos por igual, los estratos mas pobres de la sociedad son los que pagan con su salud y hasta con su vida los desajustes ambientales generados por el irresponsable despilfarro de los recursos naturales producido principalmente en los países mas ricos.
Y dentro de esa parte marginada de la sociedad, son los niños los que la sufren en mayor medida, debido a que ingieren más cantidad de sustancias nocivas en proporción a su peso corporal y tienen menos fortaleza y menos conocimientos sobre el modo de protegerse.
Inciden en la contaminación la mayor industrialización, el crecimiento de la población urbana, los cambios climáticos, el creciente uso de productos químicos, las partículas que despiden los motores diesel, el ozono y la degradación ambiental en general.
Sin embargo hoy, ya en el siglo XXI , las principales causas de la muerte de la mayoría de estos niños son la falta de agua potable y la pobreza. El agua contaminada produce diarrea, una de las principales causas de muerte, y también es causa de otras enfermedades como el cólera, la disentería, los parásitos, la fiebre tifoidea y el tracoma.
Decimos las principales causas y no los principales responsables, como dice el comunicado de la OMS, porque sabemos que la falta de agua potable, la pobreza y la contaminación no existen porque son inherentes a la naturaleza, sino porque los grandes grupos económicos concentran la riqueza del mundo, privatizan el agua, patentan la vida, explotan a la mayor parte de la población y sumen al resto en la miseria y son los responsables directos de los tres millones de niños menores de cinco años que mueren anualmente.
Otro mundo mejor es posible sólo si logramos una redistribución mas equitativa de la riqueza y un desarrollo ambientalmente sustentado. Porque mientras la Declaración del Milenio de Naciones Unidas pide a los gobiernos que reduzcan en las dos terceras partes la mortalidad de los niños menores de cinco años para el 2015, no podemos dejar de preguntarnos que pasa con estos niños hasta el 2015 y que pasa con la otra tercera parte de los niños.
Y creemos que el único planteo valido es que ni un solo niño más debe morir por causas evitables.