De repente el comunismo ha vuelto a estar a la moda en Japón. La razón no es difícil de ver. «El empleo de por vida» es algo del pasado para los jóvenes trabajadores que se enfrenta a la temporalidad y un futuro incierto. Uno de cada tres trabajadores es temporal. Aproximadamente el 44 por ciento […]
De repente el comunismo ha vuelto a estar a la moda en Japón. La razón no es difícil de ver. «El empleo de por vida» es algo del pasado para los jóvenes trabajadores que se enfrenta a la temporalidad y un futuro incierto. Uno de cada tres trabajadores es temporal. Aproximadamente el 44 por ciento de la fuerza laboral del país trabaja a tiempo parcial, mientras que proliferan los contratos a corto plazo que han creado una generación de trabajadores por cuenta propia que a menudo están «entre varios empleos». Son conscientes de que cuando la recesión golpee ellos serán los primeros en la línea de fuego. Por esa razón un número cada vez mayor saca conclusiones políticas.
Cada mes el PCJ (Partido Comunista de Japón) gana 1.000 nuevos militantes, actualmente en sus filas tiene más de 415.000 militantes. Otro síntoma más del descontento que hay entre los jóvenes japoneses, que durante los últimos años se caracterizaron más por su apatía política que por su entusiasmo revolucionario, es el aumento de la frecuencia de manifestaciones de trabajadores en las calles de la capital. A principios de este mes, una multitud de más de 5.000 jóvenes trabajadores se manifestó por las calles del centro de Tokio para expresar su descontento con el gobierno debido a sus condiciones laborales.
Kimitoshi Morihara, subdirector del buró internacional del Partido Comunista Japonés decía lo siguiente: «Las condiciones laborales cambiaron de una manera dramática para las generaciones más jóvenes en 2002 cuando se aprobaron las nuevas leyes laborales que facilitaban la temporalidad. El clima político en Japón está cambiando y cada son más los jóvenes japoneses que son conscientes políticamente de estos temas que durante tanto tiempo han ignorado los demás partidos».
El resurgimiento del comunismo japonés además está utilizando todas las herramientas del siglo XXI, con Internet y los vídeos online jugando un papel vital. El presidente del partido, Kazuo Shii, desencadenó una oleada de nuevos militantes después de pronunciar un impresionante discurso parlamentario atacando la explotación de los jóvenes trabajadores, el vídeo se ha convertido en objeto de culto para los jóvenes japoneses en las páginas de vídeos online.
Entre los que recientemente han entrado al partido se encuentra Miki Tomihiro, un escritor por cuenta propia de 34 años de edad de la ciudad de Fukutsu, en la Prefectura de Fukuoka. «Cuando vi hablando a Shii, sentí que él estaba desenmascarando al capitalismo en su forma más cruda (…) Navegué por Internet para saber más del partido antes de afiliarme». Oomori Shuji, tde reinta años trabajador temporal de Toyota de la Prefectura de Aichi, que entró al partido en junio, añadía lo siguiente: «Desde mi graduación nunca he tenido un empleo a tiempo completo. En el taller del PCJ aprendía la realidad de los tiempos para los trabajadores pobres contratados por días, que no tienen seguridad social o primas, que con frecuencia son despedidos fácilmente».
«El partido es considerado con el sufrimiento de los jóvenes, incluidos sus empleos y condiciones de vida. Tiene una política concreta sobre estas cuestiones». Otro síntoma del creciente giro a la izquierda es la repentina popularidad de una clásica novela japonesa, Kanikosen (El pesquero), que trata sobre los trabajadores de una fábrica que se levantan contra sus opresores capitalistas.
Casi ocho decenios de ser escrito por Takiji Kobayashi, un comunista que fue torturado hasta la muerte debido a sus creencias políticas cuanto tenía 29 años, sus ventas pasaron de unas 5.000 anuales a 507.000 en lo que va de año, catapultándolo inesperadamente al primer puesto de los libros más vendidos del país.
Un cómic manga que recrea la misma historia marxista también es muy popular entre los jóvenes, este año ha vendido 200.000 ejemplares. Kosuke Maruo, editor de East Press, que publica la versión manga dice que «El éxito de la historia es que representa muy gráficamente la situación de los trabajadores pobres actuales».
«No pueden ser felices y no encuentran solución a su pobreza, sin embargo su trabajo es duro. Los jóvenes que se ven obligados a trabajar por salarios muy bajos hoy se sienten en una situación muy similar a la que sufría la tripulación del Kanikosen». Kyudo Takahshi, un escritor por cuenta ajena de 31 años, de Tokio, atribuía la popularidad de la historia al creciente sentimiento de desplazamiento que existe entre su generación.
«Kanikosen era un libro que te recomendaban leer en la escuela pero nunca lo leí en serio. Ahora lo estoy releyendo porque estoy frustrado con el gobierno».
«En el libro la gente es explotada una y otra vez. No les tratan como a humanos, más bien como a vacas en una fábrica de hamburguesas. Así es cómo muchas personas se sienten hoy. Cuando econtramos un empleo, siempre alguien nos explota. No podemos tener seguridad en el futuro».
Fuente: http://www.eumed.net/rev/japon/07/fd.htm
rCR