Mantuve en los últimos treinta años con Vasco Gonçalves una amistad en la cual la admiración por el soldado y por el ciudadano funciono como puente para una identificación ideológica tan profunda que solo encuentro igual en la que me liga a Henri Alleg. Escribí mucho sobre el general del pueblo. Hoy recordarlo no es […]
Mantuve en los últimos treinta años con Vasco Gonçalves una amistad en la cual la admiración por el soldado y por el ciudadano funciono como puente para una identificación ideológica tan profunda que solo encuentro igual en la que me liga a Henri Alleg.
Escribí mucho sobre el general del pueblo. Hoy recordarlo no es solo doloroso, es también difícil.
La dificultad es inseparable del sentimiento de amargura nacido de la contradicción entre la conciencia de la dimensión histórica de Vasco Gonçalves y la imagen que del transmite una burguesía rencorosa que lo responsabiliza por haber desempeñado un papel fundamental en la Revolución Portuguesa. Hace días, en Serpa, comentando la muerte del general, el filosofo francés Georges Labica recordó que el odio de la burguesía de su país por Robespierre permanece tan vivo que en Paris, transcurridos más de dos siglos, no hay siquiera una calle que le recuerde el nombre.
Los dos hombres fueron en la intervención sobre la historia muy diferentes. Pero a ambos los enemigos no les perdonan la opción revolucionaria.
Quedará en la memoria la actitud de este gobierno portugues , enmascarado de socialista , al ignorar en la práctica la muerte del gran soldado de Abril.
La nota en que el ministerio del Sr. Sócrates hizo público el motivo por el cual no decretó duelo nacional es un documento indecoroso, casi grotesco, en el que quedo plasmada la pequeñez de la gente que aparece hoy al frente del país.
UN MARXISTA ACTUALIZADO
En artículos, comentarios y entrevistas sobre Vasco Gonçalves, políticos y columnistas portugueses asumieron una postura arrogante, intentando presentar al ex-Primer ministro como un militar de escasa cultura.
Mario Soares habrá sido entre esos productores de opinión el más severo en los juicios críticos emitidos.
Esa actitud no puede ser atribuida a la tradicional liviandad del ex-Presidente de la República. El trabajó con el general en tres gobiernos provisionales y concientemente al afirmar que Vasco Gonçalves carecía de una formación política sólida. Lo recuerda como un hombre bueno, de carácter, pero ignorante.
Ese retrato, esbozado con displicencia, invierte la realidad.
Con excepción de Álvaro Cunhal, talvez ninguna otra personalidad política portuguesa tuviese el conocimiento tan profundo del marxismo como Vasco Gonçalves. A lo largo de los años, en muchas horas de convivencia e intercambio de ideas, me impresiono la intimidad que el habia adquirido con los clásicos del marxismo. No se limitaba como muchos políticos a hojear «El Capital» y obras de Engels, de Lenin y Gramsci. Vasco estudiaba el marxismo, asimilaba y se esforzaba por aplicar sus enseñanzas a cada situación histórica. Sin ser un militante comunista, no escondía su adhesión al materialismo dialéctico. Las cuestiones de método ejercían una fascinación sobre él, en la evaluación de las relaciones de fuerza y de las condiciones objetivas y subjetivas. Admiraba mucho a Rosa Luxemburgo y releía con frecuencia ensayos del Águila de Varsovia por encontrar que eran útiles y actuales para la comprensión del oportunismo de los falsos renovadores portugueses del marxismo, al final herederos de las tesis de Bernstein.
Vasco Gonçalves no perdía el tiempo para leer lo que en el movimiento de ideas la parecía como espuma, textos de circunstancia catapultados por el marketing para los tops de ventas.
Más, integrado en la autentica batalla de ideas, acompañaba con interés absorbente lo mejor de lo que se publicaba en el mundo en el frente de aquello que se podría llamar el autentico renacimiento del marxismo, en la acepción leninista de la expresión.
Estudiaba y discutía las obras del húngaro Istvan Meszaros, de los franceses Georges Labica y Georges Gastaud, de los sociólogos y economistas de la Monthly Review. Conoció personalmente a los tres primeros en Serpa en el Encuentro «Civilización o Barbarie» en el cual su intervención mereció de esos pensadores de prestigio mundial palabras de gran aprecio.
Pero Vasco Gonçalves acompañaba con la misma atención trabajos de autores como el irlandés John Holloway y el italiano Toni Negri que, autodefinidos como marxistas, establecen con sus polémicas tesis revisionistas de confusión en el campo de las fuerzas progresistas.
Cierto de que la información en el mundo de las ideas es complemento indispensable de la creatividad, el general leía a Chomsky, Chossudovsky, Marta Harnecker, Petras, y lo que le llegaba a las manos de autores de Brasil, de Colombia, de México, de Venezuela Bolivariana, de la India y de Palestina.
Admito que en los dislates maldosos emitidos por Mario Soares sobre Vasco Gonçalves habrá pesado el hecho de que el general lo definió con claridad en su libro -entrevista de Manuela Cruzeiro como un contrarrevolucionario.
APASIONADO POR LA HISTORIA
Vasco Gonçalves, militar, ingeniero, revolucionario marxista, tenía pasión por la historia que veía como madre de las ciencias.
Como yo compartía ese interés, mantuvimos infinidad de conversaciones sobre obras de Lucien Febvre, Braudel, Hobsbawm, Evgeni Tarlé y otros historiadores que ambos admirábamos.
Coincidíamos en la imposibilidad de comprender el presente de cualquier pueblo sin conocerle el pasado.
El interés que manifestaba en conocer revolucionarios e intelectuales que de algún modo habían sido protagonistas de acontecimientos históricos se insertaba en la perspectiva en que se colocaba al contemplar el movimiento de la historia.
Fidel Castro, que le atribuyo la Orden José Marti -la más alta condecoración cubana- le admiraba y estimaba. Raúl Castro identificaba en el un amigo personal. Pedro Pires, compañero de Amílcar Cabral, le invitó, cuando era Primer Ministro, a pronunciar conferencias en Cabo Verde.
Recuerdo conversaciones suyas con el escritor británico Basil Davidson y con el dirigente comunista boliviano Simón Reyes cuando los recibió en su casa.
Vasco sabía que yo era amigo de ambos y quiso conocerlos personalmente. En el final del encuentro con el primero (el dialogo tuvo a África como tema) procuró en el estante un libro del autor de Old Africa Rediscovered, le pidió que se lo autografiase y en la despedida hizo una confidencia: «Su visita es un honor para mi. No era fácil durante el fascismo obtener sus libros, incluso en ediciones extranjeras. Aprendí mucho leyendo lo que escribía sobre el colonialismo!».
Simón Reyes, que en la víspera lo saludara en un acto en la Voz do Operario como General del Pueblo, informo a Vasco durante su visita que un libro suyo de crítica a la Doctrina Militar de Seguridad de los EEUU aplicada en las Fuerzas Armadas portuguesas se había traducido en Bolivia y circulado clandestinamente durante una campaña electoral.
El general interrumpió cuando Simón, al tiempo Secretario General de la Central Obrera Boliviana, expresaba su satisfacción por haberlo conocido.
«No diga eso comentó Vasco Gonçalves. Usted es un héroe de América Latina. Puede ser civil, más combatió con las armas en la mano al frente de los mineros de su país. Me siento pequeño junto a usted…»
Al antropologo brasileño Darcy Ribeiro , Vasco lo apreció menos . Habia leído sus libros y admiraba su brillo y inteligencia. Pero identificaba en Darcy una ambicion de poder y una vanidad que lo chocaban.
«Este su amigo-comentó después de conocerlo – es un gran intelectual, pero le falta la humildad de los autenticos revolucionários».
Henri Alleg y el general tenían uno por el otro un aprecio que se transformó en amistad. Cuando el autor de La Questión venia a Portugal, Vasco Gonçalves reunía un grupo de amigos, la mayoría militares de Abril, y durante horas, en su apartamento de la Av. de los Estados Unidos la conversación tenia como tema central el ultimo libro del escritor. No olvidare debates fascinantes sobre el fin de la Unión Soviética y sobre China, cuando fue lanzada la edición portuguesa de Le Siècle du Dragon.
INTELECTUAL ACTIVISTA
Vasco Gonçalves tenía horror de la pequeña política y no soportaba a los politiqueros.
Más al dejar el gobierno y pasar a la Reserva como militar no abandonó la política tal como la concebía al servicio de la idea de la revolución social.
Participé a su lado, con provecho, en muchos mitines, sobretodo durante campañas electorales, cuando intervenía en apoyo de los candidatos de la CDU,alianza del PCP con los Verdes
Gran tribuno, desarrollaba una oratoria propia, un estilo de comunicación que conquistaba los auditorios. Esclareciendo, emocionaba y conmovía por la autenticidad. Los portugueses progresistas sentían al oírlo que el hombre que les hablaba mantenía intacta su fidelidad a los principios que defendiera en el gobierno.
Calumniado por los partidos de la burguesía, el Compañero Vasco fue hasta el fin el revolucionario que contribuyo decisivamente para la institución del salario mínimo, para las nacionalizaciones, para la Reforma Agrária y la creación de las condiciones que permitieron conquistas como el 13° y el 14° salarios, inexistentes en los EEUU y en Gran Bretaña.
Tuve la oportunidad el año pasado de comprobar en Coimbra como, dirigiéndose a adolescentes en una escuela secundaria, conseguía transmitirles en un lenguaje muy simple algo muy difícil, al colocarlos frente a la contradicción entre el gran panel revolucionario de la esperanza y de la fraternidad de Abril y el cuadro decepcionante del Portugal de hoy donde políticos emplumados pero mediocres funcionan como instrumento de la estrategia de las trasnacionales y de una clase dominante empeñada en profundizar el abismo entre los de arriba y los de abajo.
En Serpa el año pasado, dos jóvenes intelectuales de prestigio internacional, el Profesor francés Remy Herrera, de la Universidad de Paris, y el Profesor Argentino Néstor Kohan, de la Universidad de las Madres de la Plaza de Mayo, mantuvieron con el un dialogo sobre los problemas del mundo contemporáneo que fue posteriormente como entrevista, publicado por Rebelión y leído en decenas de países. Ambos expresaron admiración por la cultura y espíritu revolucionario de aquel soldado anciano cuyo discurso tenia la frescura de la juventud.
Fue en el lanzamiento de la Comisión Nacional de Solidaridad con el Pueblo de Venezuela Bolivariana, que por última vez, en Abril próximo pasado, tuve la oportunidad de participar al lado de Vasco Gonçalves en una sesión pública. El fue el orador principal y su intervención la mejor y más aplaudida.
Antes del llamado Referendo revocatorio envió a Hugo Chávez un DVD con un mensaje de apoyo -un pequeño filme que fue exhibido en Venezuela.
Su delicado estado de salud no le permitió infelizmente -prohibición de los médicos- corresponder a incitaciones de Fidel y del Presidente venezolano para participar en la Habana y en Caracas de iniciativas de carácter revolucionario.
EL PATRIOTA INDEFECTIBLE
La defensa de la soberanía nacional fue una constante en la política externa de Vasco Gonçalves, cuando Primer Ministro en un periodo dificilísimo cuando las tentativas del imperialismo que intentaban inviabilizar el desarrollo de la Revolución de Abril se sumaron en varios frentes a las maniobras ambiguas de Mario Soares orientadas en el mismo sentido.
Es de dominio público la actitud de dignidad que el general asumió cuando el presidente Ford, con arrogancia, se le dirigió en términos inaceptables, exhibiendo un anticomunismo primario. Muy recientemente, fueron además divulgadas en los EEUU declaraciones de Kissinger, reproducidas por el Diário de Noticias, de Lisboa, en que el ex secretario de Estado de Nixon reconoce la firmeza de carácter del Primer Ministro Portugués, identificando en el un interlocutor muy difícil.
Creo útil, por tanto, señalar aquí que, ya separado del gobierno , Vasco Gonçalves demostró permanente patriotismo.
Combatió siempre el espíritu de vasallaje asumido por sucesivos gobiernos del PS y del PSD en las relaciones con los EEUU y con las estructuras de poder de la Unión Europea.
Más de una vez le oí comentar con indignación las tendencias de esos gobiernos por esconder fechas nacionales ligadas a grandes acontecimientos de nuestra historia. El feriado del 1° de Diciembre incomoda a tal gente. Pero recordar la victoria sobre Castela en la Revolución de 1383 les parece una actitud inaceptable, casi una vergüenza. Temen herir la sensibilidad de los gobernantes de Madrid, también neoliberales y europeístas.
Vasco tenia conciencia de que lo universal parte de los particular, como decía Gide y recuerda Fidel, sabia que el internacionalismo no es incompatible con la defensa de los valores nacionales. La preservación de las culturas es una exigencia del progreso de la humanidad, no puede ser confundida con el nacionalismo oscurantista de raíz fascista.
Uno de los más bellos trabajos de Vasco Gonçalves es precisamente el ensayo que escribió sobre Aljubarrota y fue publicado en un Suplemento de o diário conmemorativo de la Revolución de 1383-1385.
No olvido que al pedirle esa contribución el se resistió, alegando que, no siendo historiador, no se sentía en condiciones de producir un texto de calidad mínima sobre tema tan complejo.
Conseguí, entonces, convencerlo de que su modestia no debía impedirle la participación en una iniciativa de carácter revolucionario.
¿Y que aconteció? El ensayo de Vasco Gonçalves sobre la formación del ejercito popular que en los campos de Aljubarrota aseguró la continuidad de Portugal al derrotar la caballería feudal castellana fue -según el historiador Borges Coelho reconoció- el más importante estudio sobre el asunto.
En estos tiempos en que los olivos, las fincas y las tierras de Alqueva están por ser adquiridos por latifundistas españoles, con los aplausos de gobiernos que cultivan la religión del mercado neoliberal -el sitio www.resistir.info entendió que el trabajo de Vasco Gonçalves conservaba tal actualidad que lo volvió a publicar.
XXX
Repito, para terminar: fue indecorosa la posición del gobierno del sr. Sócrates al ignorar, como si fuera un incidente irrelevante, la muerte de Vasco Gonçalves y el significado de su intervención en la Historia de Portugal.
Álvaro Cunhal y el dejan en la historia marcas indelebles, positivas, mucho más profundas que, sumadas, las de todos los gobiernos del PS y el PSD.
El crimen que la burguesía no perdona a Vasco es la tenacidad con que el -siguiendo sus palabras- llevo a la práctica «ideas que abracé a lo largo de toda mi vida».
Ideas que respondían a las aspiraciones eternas del ser humano y que por eso mismo no pueden ser destruidas. Sofocadas, incomprendidas por muchos, volverán a germinar.
Este artículo se encuentra en http://resistir.info
Traducción: Pável Blanco Cabrera