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República Dominicana: Partidos políticos y destino

Fuentes: El Nacional

El PRD, PRSC y PLD, aún no terminan de arreglar sus organizaciones  y mientras los tres partidos políticos, principales y mayoritarios, prolongan los procesos iniciados con las respectivas elecciones internas, a muchas personas se nos ocurre pensar que se están «pasando de la raya». El dato ofrecido por ellos mismos de que alrededor del 60 […]

El PRD, PRSC y PLD, aún no terminan de arreglar sus organizaciones  y mientras los tres partidos políticos, principales y mayoritarios, prolongan los procesos iniciados con las respectivas elecciones internas, a muchas personas se nos ocurre pensar que se están «pasando de la raya». El dato ofrecido por ellos mismos de que alrededor del 60 por ciento de la ciudadanía registrada para las elecciones presidenciales del año 2004, consta inscrita en estos tres partidos, cobra sentido con tanta manipulación expresada y ejercida. Y el 40% restante, somos el comodín de sus apetencias, interesantes en las jugadas maestras, cada dos años.

No hay vergüenza para exhibir las opulentas campañas que nos muestran, cada vez más costosas para las personas contribuyentes de este pueblo hundido por la práctica clientelista de un modelo de hacer política que no solo agota nuestras reservas económicas, sino también, las emocionales.   Ya nadie tiene dudas de la manipulación que se ejerce desde una ley electoral creada para ser interpretada al antojo de estrategas de la política local y nos cansamos de oír hablar «del hombre del maletín» y de la «mujer del bolso», triste referencia a la poca dignidad de algunas representaciones en el Congreso; hasta señalamos los nombres y apellidos de «buenas piezas legislativas» que suelen levantar la mano derecha cuando llenan con la izquierda maletín y bolso de cantidades escandalosas movilizadoras de su «espíritu de entrega» por el pueblo. Hasta permitimos que discutan y aprueben en nuestro nombre y con esa metodología, que el país se siga dividiendo en provincias y municipios para ad
 judicarse más poder individual.

No importa el gasto público, dicen, si es para pagar los servicios político partidista de militantes que administran todo el territorio nacional, con fauna y flora incluida. Como somos la fauna de su propiedad, los partidos políticos se hacen los locos para romper el pacto social con este pueblo de 40%!.  Es que son profesionales de la política, cuyo propósito hace tiempo es el de elegir sus militancias para ocupar cualquier tipo de cargos públicos, mantenerse lo más posible en el poder y ver con indiferencia al resto de la sociedad.

Como bien dice el politólogo italiano Mario Caciagli, en su libro Clientelismo, corrupción y criminalidad organizada, en esta «privatización» de la política, cruzan clientelismo con corrupción, lo que es posible ya que, mientras el vínculo del clientelismo es vertical (patrono/cliente en posición jerárquica), el de la corrupción es horizontal ya que la relación entre corruptos y corruptores es igualitaria; en el primero predomina el poder y en el segundo el dinero.

En medio de estas prácticas y corruptelas, a partir de las cuales el dinero aparece solo para resolver las individualidades de la clientela política, se incrementa el desorden, la centralización de recursos, la inequidad con mayorías y minorías, la pobreza, la violencia social y siempre de género y el dolor, siempre presente, de la niñez dominicana y su futuro.

El pueblo llano y raso, conmovido por la práctica de vivir, ni siquiera necesitamos comprobar datos en teoría porque bien sabemos que los del Informe Nacional de Desarrollo Humano, por dar un ejemplo, son «tal cual». Y ya al final y en  realidad, todos y todas sabemos de sobra que no somos un Estado fallido, más bien, sino que tenemos un Estado que nos ha fallado. ¡Y cómo!

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