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Veinticinco años desde su asesinato

Romero camina junto a su pueblo en la desesperanza

Fuentes: Co Latino

Sobre la Alameda Roosevelt, decenas de faroles cargados por los feligreses acompañaron la imagen de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, asesinado por la ultraderecha salvadoreña el 24 de marzo de 1980. Cada año los salvadoreños acompañan a «San Romero de América», sin embargo, ésta vez además de las conmemoraciones, también se inauguró el año jubilar dedicado […]

Sobre la Alameda Roosevelt, decenas de faroles cargados por los feligreses acompañaron la imagen de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, asesinado por la ultraderecha salvadoreña el 24 de marzo de 1980.

Cada año los salvadoreños acompañan a «San Romero de América», sin embargo, ésta vez además de las conmemoraciones, también se inauguró el año jubilar dedicado al Arzobispo mártir.

Romero fue asesinado cuando oficiaba una misa en la capilla del Hospital Divina Providencia, en la colonia Miramonte, por un francotirador que cumplió la orden del fundador de ARENA Roberto D´Abuisson, según establece el informe de la Verdad.

El obispo se había caracterizado por denunciar en sus homilías las carencias que vivían los salvadoreños, las injusticias y represiones. Esto era lo que más le dolía al sistema que ejercía un control del país basado en las represiones y el temor.

Durante esta peregrinación que salió de la plaza Salvador del Mundo hacia la catedral metropolitana, se conmemoró la muerte de Romero, pero también se reflejó que las causas por las que el mártir ofrendó su vida no han cambiado y se sigue imponiendo el temor en el pueblo para mantener el poder que se concentra en sectores privilegiados.

«Que mi sangre sea semilla de libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad», pronunció en una de sus homilías Monseñor Romero y la cual fue recordada durante la conmemoración.

A las 7:30 de la noche la peregrinación llenó la plaza Gerardo Barrios, esa plaza que durante la guerra fue testigo de innumerables atropellos y asesinatos contra el pueblo salvadoreño también fue testigo la noche de este miércoles de que la esperanza no ha muerto y que Romero está junto a su pueblo acompañándolo en su dolor.

A esta conmemoración asistieron pobladores de varias comunidades, del Bajo Lempa, del Coyolito, de Arcatao, entre otras, también participaron extranjeros de todo el mundo y miembros de las iglesias anglicana, luterana y episcopal, que ven en Romero un símbolo de martirio.
A las 8 de la noche inició la celebración en la cual no faltaron las exigencias de los asistentes que gritaron «queremos obispos al lado de los pobres» o «Monseñor perdónanos, te hemos asesinado nuevamente».

«Dios quiere un pueblo, no masas», explicó Monseñor Gregorio Rosa Chávez, Obispo Auxiliar de San salvador, al referirse a que los salvadoreños deben buscar unirse y ser más solidarios, no como han sido utilizados por los gobiernos o por los intereses de los que tienen el poder en el país.

Según Rosa Chávez, hay una enorme tarea por hacer, en la que los salvadoreños no le tengan miedo a la esperanza y se eduque por la democracia recuperando la memoria histórica, la vida, el testimonio y la palabra de Monseñor Romero.

«La espera de una tierra nueva no debe amortiguarse, si no perfeccionarse en la fe y transformar la historia. No podemos quedarnos llorando una tierra que no llegó, no tenemos que quedarnos con los brazos cruzados», agregó.
El obispo auxiliar también dijo que en este momento el pueblo se encuentra atribulado, que ha sido derribado, pero que la mentira no se puede imponer por siempre.

María Julia Hernández, Directora de Tutela Legal del Arzobispado, dijo que los salvadoreños siguen con problemas sociales, políticos y económicos y el mensaje de Romero es actual, ya que la liberación del pueblo vendrá sobre todas esas estructuras injustas que se basan en el neoliberalismo y con las privatizaciones de los servicios básicos.

«Si Monseñor estuviera vivo seguiría luchando por estas causas y no podemos dejarnos llevar ahora por la desesperanza, el cristiano siempre tiene esperanza de un cambio hacia una sociedad justa, hay que seguir adelante sin desánimo», señaló Hernández.

El padre jesuita José María Tojeira, destacó que Romero es una de las figuras simbólicas y de los valores de El Salvador, incluso las iglesias no católicas le dan culto, lo recuerdan y lo ponen como símbolo de fe cristiana.
«Es un paradigma de entrega a los demás y de fe», dijo. Además exhortó a los salvadoreños a que en este período donde 800 mil votaron por el FMLN esperando un cambio de sociedad como la que soñó Romero, no se desanimen.

«Yo creo que los sectores que habitualmente se llaman de izquierda han hecho mucho por el país, por la democracia, por las municipalidades, han conseguido que haya menos prepotencia en la elaboración de leyes, haya más conciencia crítica», dijo Tojeira.

Además agregó que » no haber ganado unas elecciones no es definitivo, lo importante es que hay un trabajo hecho, que se puede seguir trabajando y que cada vez van calando más las posiciones que piden mayor respeto para los pobres, más diálogo, más concertación y es una conciencia que nadie puede detener».

Según Tojeira, se puede frenar la velocidad de los cambios, pero no los cambios, ya que a pesar de la enorme campaña que hubo, distorsionando la realidad, se dio una proporción de votos grandes para el FMLN.

Monseñor Rosa Chávez dirigió en su mensaje, una palabras al nuevo presidente de la República «el país nos necesita a todos y no es viable sin un proyecto de nación que favorezca a los más desposeídos y además muchos han creído en las promesas de su campaña y esperan se conviertan en realidad».