Galopa la crisis dejando a su paso un reguero de paro, pobreza y exclusión. Cuando las vías tradicionales de empleo e integración sociolaboral se antojan más que obturadas, urgen las alternativas. En el libro «Fer el salt: cooperativisme i economia solidaria», publicado por la distribuidora alternativa Comú, se ofrecen algunas. Aunque difícil, salirse del capitalismo […]
Galopa la crisis dejando a su paso un reguero de paro, pobreza y exclusión. Cuando las vías tradicionales de empleo e integración sociolaboral se antojan más que obturadas, urgen las alternativas. En el libro «Fer el salt: cooperativisme i economia solidaria», publicado por la distribuidora alternativa Comú, se ofrecen algunas. Aunque difícil, salirse del capitalismo es posible….
Porque «la historia demuestra que el mito del homo economicus -es decir, que el ser humano es por naturaleza competitivo- no es más que eso, un mito, y que la idea de la cooperación y el apoyo mutuo, lejos de ser una utopía, es algo consustancial no sólo a la vida animal en general, sino a la humana en particular», explica la politóloga Anna Peñalver en uno de los textos insertos en el libro.
«Fer el salt» nace, en realidad, en los albores de 2012, cuando un grupo de personas vinculadas a los movimientos sociales y el Casal Popular de Castelló deciden trabajar en las «Primeres Jornades de Cooperativisme i Economia Solidària» en la capital de la Plana. Se plantea como una propuesta «en positivo», como una herramienta para edificar alternativas a lo existente en un contexto de paro y precariedad crecientes. Entendida la economía solidaria, según la define el prólogo del libro, como «todas aquellas formas de economía con una finalidad que escapa a la lógica del capital y del beneficio…».
Durante la presentación que tuvo lugar en la Mostra del Llibre Anarquista, celebrada este mes de abril en Valencia, el diseñador y maquetador del libro, Tòfol Cruz, subrayó el intento de responder a una necesidad: «que los movimientos sociales del presente dejen a los que vengan después testimonio de su activismo y una herramienta de trabajo». Además, se trata de «valorar lo que hace la gente cercana; a veces traemos textos de Italia o Estados Unidos cuando muy cerca de nosotros se desarrollan iniciativas muy potentes».
Tal vez la parte más original y valiosa de «Fer el Salt» la constituyan las entrevistas a colectivos -algunos incipientes, otros con una trayectoria de más de dos décadas- que impulsan proyectos de cooperativas y economía solidaria. 115 páginas en las que caben 18 experiencias de todo el estado con un hilo conductor: las ponen en marcha gente enrolada en el activismo social. Mensajería, correduría de seguros, agricultura ecológica, enseñanza, editoriales, finanzas éticas, diseño gráfico, energía, restaurantes…En las entrevistas -explica Cruz- «buscábamos rescatar el lado más humano, los testimonios aportados desde la serenidad y la reflexión; y sin idealizar en ningún caso los proyectos, pues siempre se producen conflictos».
Vale como ejemplo de proyecto alternativo Comú, colectivo que se dedica a la contrainformación y a la edición y distribución de material escrito y audiovisual desde que arrancara en 1993. La distribuidora Comú, que opera en Castelló de la Plana, presta su apoyo a colectivos de base «que queden al margen de planteamientos mercantilistas y lo hagan desde una óptica autónoma, antiautoritaria y no sexista». Con los mismos criterios trabaja El Grillo Libertario, distribuidora, sello, tienda y editorial anarquista de Cornellà (surgida en 2001 de la CNT de este municipio) que ha colaborado en la edición de «Fer el Salt». O «Coopera que es la Pera», grupo de trabajo del Casal Popular de Castelló que desde criterios autogestionarios organizó las jornadas que dieron lugar al libro en el primer trimestre de 2012.
La génesis de «Fer el salt: cooperativisme i economia solidaria» también muestra que son posibles otros modelos de financiación. Los promotores del libro y las jornadas insisten en la «completa autonomía y autogestión respecto a cualquier entidad pública o privada». Han aprovechado las vías que ofrece el «crowdfunding» (financiación colectiva) por Internet, la celebración de cenas populares y la venta de material relacionado con la economía solidaria. Esto les permite separarse de objetivos mercantilistas: la obra es de libre copia y distribución, se halla en la red y puede adquirirse por un precio asequible (10 euros).
Algunas de las experiencias abordadas en el libro son de largo aliento. En 1991 surge la editorial y distribuidora Virus, con la idea editar y distribuir libros de carácter «alternativo» con cierta regularidad. Y eso, apuntan en la entrevista, exige ir más allá de la mera militancia. Aunque Virus se concibió desde sus inicios como un proyecto político, atribuyen su continuidad, 20 años después, a la relación estrecha con los colectivos políticos del ámbito alternativo y antiautoritario; al eficaz trabajo de distribución, que ha logrado consolidar en las librerías catalanas a un conjunto de editoriales críticas (al tiempo que también se trabaja en el «circuito» de librerías y distribuidoras alternativas); y a la dedicación exclusiva de las personas que trabajan en la editorial. La crisis económica les obligó, en 1997, a constituirse en SL para mantener la estructura de cinco personas aseguradas. Pero la adopción de esta fórmula no tiene nada que ver son su funcionamiento interno. Ni con sus objetivos. La mayoría de los textos que publican están disponibles para la libre descarga en su web.
Otras experiencias tienen, por ahora, un menor recorrido. La cooperativa de consumidores y productores Cennuc funciona en Castelló de la Plana desde 2008. Se ofrece como alternativa al sistema alimentario industrial y a gran escala que plantean las grandes corporaciones. ¿Con qué criterios operan? Cooperación, autogestión, asamblearismo, autonomía, anticapitalismo, agroecología e inserción en otros movimientos sociales. El grupo de consumo se provee de «bolsas semanales» de verdura y fruta ecológica de temporada, cuyo precio se fija (al margen de criterios de mercado) de común acuerdo con el proveedor. Además, como productores plantan lo que más gusta a la gente, pero siempre frutas y hortalizas de temporada. También distribuyen productos alimentarios ecológicos como legumbres, algas y arroz que no planta y cultiva el grupo. O productos de comercio justo, caso del café, el cacao o la mermelada.
Arç (cooperativa de seguros que apareció en 1983); Coop57 (cooperativa de servicios financieros surgida en 1995); Ecoprest (proyecto de mensajería por bicicleta que funciona desde 1996 en Mallorca); Espai Llibertari Miguel Quintana (proyecto de educación libertaria que comienza a gestarse en Castelló en 2008); FreePress, dedicada al diseño gráfico y la comunicación desde 2007…Iniciativas recogidas en un libro que pretende, según Tòfol Cruz, «dejar constancia de lo que hoy están haciendo los movimientos sociales; porque si no lo hacemos nosotros, no lo hará nadie; y cuando escriben sobre nuestras experiencias desde fuera, sabemos lo que ocurre, que muchas veces nos tergiversan».
Además de las iniciativas «sobre el terreno», el libro incluye dos bloques de carácter teórico que aproximan al lector al mundo del cooperativismo y la economía social. Especial interés ofrece la breve historia del cooperativismo, esbozada en 36 páginas por Anna Peñaver, en la que pretende demostrarse que siempre y por todas partes «ha habido cooperación entre las personas, aunque la teoría económica clásica capitalista nos diga lo contrario y nos hable constantemente de «el hombre en competencia». El sociólogo y miembro de Coop57, Raül Beltrán, reflexiona además sobre los conceptos básicos de la Economía Solidaria. Antes de pasar a las entrevistas, el lector puede detenerse en dos artículos -del docente de secundaria, Iñaki Martín Lliberós, y del miembro de la cooperativa La Ciudad Invisible, Iván Miró- que introducen a la práctica del cooperativismo.
«Fer el Salt» invita a la reflexión pero también puede utilizarse como herramienta de trabajo. Y de combate, en un presente que cada vez deja menos salidas. Aunque, respecto al libro y a las jornadas, Tòfol Cruz aporta otra conclusión: «La necesidad de ser ambiciosos y hacer las cosas bien en los movimientos sociales; si existe este deseo, las cosas se consiguen: las jornadas fueron un éxito y el libro ha tenido un gran recibimiento…».
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