Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Kandahar ha sido tradicionalmente la ciudad de la realeza, los señores de la guerra afganos y el centro de movimientos de resistencia contra británicos y rusos. Fue también el corazón espiritual de la milicia estudiantil, los talibanes, que emergió en los años noventa para combatir la cruenta guerra que estaba desgarrando el país.
Los talibanes tomaron Kabul en 1996 y abrieron el país a los campos de entrenamiento de al-Qaeda, mientras Osama bin Laden se establecía en Kandahar. Después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU. y la invasión de Afganistán dirigida por ese país unos pocos meses después, los talibanes aceptaron la pérdida de su gobierno pero, en la tradición del código de honor afgano de Pashtunwali, se negaron a entregar a sus invitados más buscados a los estadounidenses.
Siete años después del 11-S, el resurgente movimiento talibán es dirigido exclusivamente por clanes de Kandahar, que siguen vanagloriándose de sus sacrificios por la hermandad islámica en nombre de Pashtunwali, pero sostienen que los talibanes nunca han abrigado – y nunca lo harán – una agenda agresiva contra la comunidad mundial.
En una entrevista con Asia Times Online, Mullah Abdul Jalil, pionero del movimiento talibán en Kandahar, entró en detalles: «Hay mucha retórica por cólera y frustración contra Occidente por la opresión por la OTAN del pueblo afgano, pero la dirigencia talibán sigue ajustándose estrictamente a su código de conducta en la resistencia contra fuerzas de ocupación extranjeras en nuestro país,» dijo Jalil, quien sirvió como ministro adjunto de exteriores y ministro de exteriores durante el régimen talibán (1996-2001).
«Nuestro código de conducta está documentado en la Asasi Qanoon [Ley Básica de Afganistán]. Bajo artículo 103, se menciona que no queremos ningún trastorno en ningún país del mundo. Los talibanes son sólo un movimiento nacional de resistencia contra fuerzas de ocupación extranjeras en Afganistán,» dijo Jalil.
Jalil, de 49 años, procede de Kandahar y asistió a un seminario islámico en Quetta, Pakistán, pero no terminó sus estudios debido a la emergencia de la resistencia afgana contra la invasión soviética de Afganistán en 1979. Jalil es un hombre delgado, sensato, su cabello y barba ya son blancos como la nieve, lo que atribuye a los años de turbulencia que ha presenciado en su país. Nunca ha sido comandante militar, pero siempre ha formado parte del círculo más íntimo del líder talibán Mullah Omar y todavía se siente orgulloso de ser uno de sus confidentes más cercanos.
Junto con el ministro de exteriores de los talibanes en 2001, Mullah Abdul Wakeel Muttawakil, Jalil no se sentía cómodo ante la presencia de al-Qaeda en el país, pero cuando se le preguntó al respecto comenzó por evadir toda respuesta con una sonrisa, diciendo solamente que «es innecesario abrir controversias.»
Sin embargo, después entró en detalles: «Los árabes son diferentes de los talibanes. Si hoy fomentan ataques contra objetivos occidentales, lo hacen independientemente. No tenemos nada que ver con sus afirmaciones. Siempre hemos limitado nuestra batalla contra la OTAN y aunque podríamos trabajar en Uzbekistán, Turkmenistán, Rusia, China o Irán; nunca hemos tenido ningún papel en esas áreas.
«Afganistán ha sido siempre un país pobre y nunca ha tenido la capacidad de ser agresivo contra alguien, ni lo hará en el futuro. Es exactamente lo que Mullah Omar dijo al embajador chino durante los últimos días de nuestro gobierno en Afganistán. Incluso si dimos un lugar a la gente de Turkistán Oriental [la provincia Xinjiang en China] porque emigró a Afganistán, no alimentamos su movimiento [separatista Uigur] desde Afganistán,» insistió Jalil.
Los comentarios de Jalil no parecían verídicos. Varios comandantes talibanes, incluyendo al asesinado Mullah Dadullah y al líder talibán de Pakistán Baitullah, aparte de numerosos miembros de al-Qaeda, han sostenido que la única manera de ganar la guerra afgana contra la OTAN es atacar objetivos occidentales en Europa y EE.UU. Cité algunas de sus declaraciones a Jalil y pregunté: «¿Quién miente, ellos o usted?»
«Nadie miente. Hay asuntos involucrados que hay que comprender. Primero, hubo gente como Mullah Dadullah [alto comandante militar matado por la OTAN en 2007]. Era emotivo y a menudo se involucraba en retórica – muchas veces – diferentes de la política talibán, tanto que en varias ocasiones, la dirigencia talibán le hizo advertencias por sus declaraciones a los medios.
«En segundo lugar, hay que comprender que hay un mar de diferencia entre gente que se llama Pakistan Tehrik-i-Taliban [dirigidos por Mehsud] y los talibanes. No tenemos nada que ver con ellos. De hecho, nos oponemos a su política contra las fuerzas de seguridad paquistaníes.
«Hablamos individualmente con todos los grupos, sean paquistaníes, cachemires, árabes, uzbecos o quienquiera que sea, diciéndoles que no fomenten violencia en Pakistán, especialmente en nombre de los talibanes. Pero aunque no tenemos ningún control sobre ellos, no permitimos que esos grupos vengan a nuestras áreas. Ninguno de ellos está involucrado con nosotros en la lucha contra las tropas de la OTAN en Afganistán,» dijo Jalil.
Entusiasmado por el tema, Jalil continuó: «Nadie tiene derecho a explicar alguna estrategia de guerra en nuestro nombre. Nuestra estrategia es definida sólo por Mullah Bradar. Es el lugarteniente de Mullah Omar y actual jefe de operaciones militares. El año pasado establecimos una política de guerra de guerrillas. No podemos permitirnos ningún levantamiento de masas ni una guerra cara a cara, sólo causarían muchas víctimas innecesarias.»
«¿Pero no pensáis que con este prolongado proceso de guerra de guerrillas, especialmente porque los talibanes no poseen el armamento más reciente, la resistencia dirigida por los talibanes duraría demasiado y cansaría a la población afgana?» pregunté.
Jalil respondió rápidamente, «De ninguna manera. Los talibanes emergieron de Kandahar, que tiene una dinámica especial en Afganistán, y nunca han aceptado la ocupación extranjera. Los talibanes siguen escogiendo líderes militares de Kandahar, y mire la historia de Kandahar… cuando digo Kandahar no quiero decir las actuales divisiones, significa todas las regiones de Helmand, Urzgan y Zabul… siempre han producido los mejores líderes militares.
«Los talibanes no son una entidad que haga las cosas sin ayuda. Un noventa por ciento de la actual resistencia en Kandahar sobrevive gracias a las masas. Las masas nos dan refugio en sus casas, nos alimentan y nos dan dinero para que salgamos y combatamos contra las fuerzas extranjeras, y nunca les importa si al hacerlo sufren víctimas debido a los bombardeos aéreos,» dijo Jalil. (Por lo menos 540 civiles han sido muertos hasta ahora en el conflicto este año, un fuerte aumento respecto al total de 321 del año pasado.)
«Mire, la convicción de las masas es lo esencial. El motivo por el que no hay una resistencia tan fuerte en el norte es porque la gente no la respalda. Ciertamente, la gente en todo Afganistán está contra la ocupación extranjera, pero para que una resistencia [tenga éxito] se requiere un temperamento especial, ardor y fuerza para enfrentar todo tipo de penurias. Los kandaharis siempre lo han mostrado y por eso están a la vanguardia de todos en la lucha contra las tropas extranjeras,» dijo Jalil.
La OTAN ha insinuado divisiones dentro de los talibanes y ha apuntado a la aparición de varios antiguos dirigentes muyahidín para rivalizar a la autoridad de Mullah Omar. Entre ellos se destacan Jalaluddin Haqqani, Anwarul Haq Mujahid y comandantes leales al veterano Gulbuddin Hekmatyar, fundador de Hezb-e Islami (HIA).
«Maulana Jalaluddin Haqqani es una personalidad muy respetada en Afganistán, pero no puede dirigir la resistencia por su edad [58] y sus enfermedades. Siempre ha formado parte de la shura talibán [consejo] y nunca se ha separado de los talibanes. Ahora su hijo Sirajuddin Haqqani es un importante comandante, pero siempre coordina sus acciones con los talibanes y está totalmente sujeto a la disciplina talibán.
«Anwarul Haq Mujahid ha sido ahora nombrado oficialmente gobernador de la provincia Nangarhar [que está bajo la oscura bandera de los emiratos de los talibanes] así que todas esas insinuaciones [de la OTAN] son erróneas. En lo que se refiere a Gulbuddin Hekmatyar, nos esforzamos por la misma causa, pero no tenemos contactos regulares.»
Jalil continuó: «Sin embargo, permítame que le diga, la mayor parte de los sitios que fueron anteriormente baluartes de Hezb-e Islami están totalmente bajo el comando talibán. Por ejemplo, HIA reivindicó hace poco la muerte de [10] soldados franceses en Sarobi [a 50 kilómetros al este de Kabul]. En realidad fue hecho por el comandante talibán Qari Baryal, quien comanda la región de Sarobi, el valle Tagaab y hasta Bagram [cerca de Kabul]. Lo mismo vale para [las provincias] Wardak y Kapisa, donde los talibanes han reemplazado en gran parte la red de HIA en la resistencia.»
Existe una especulación generalizada de que los talibanes podrían atacar Kabul cualquiera de estos días, ya que ahora tienen fuertes focos de resistencia alrededor de la capital. Jalil no está de acuerdo: «Prácticamente estamos en Kabul. Estamos en Sarobi, que forma parte del distrito de Kabul. Estamos en Maidan Shehr [provincia Wardak y a sólo 30 kilómetros al este de Kabul], estamos en Nangarhar, que no está lejos de Kabul. Pero actualmente no existe ningún plan para movilizar ningún ataque contra Kabul. El motivo es la falta de recursos.»
Considerando la larga y dura lucha de los talibanes desde su derrocamiento en 2001, presenté el tema de si podría tentarlos un compromiso con antiguos rivales, como ser el tayico étnico y antiguo presidente, profesor Burhanuddin Rabbani, quien recientemente afirmó haber tenido conversaciones con los talibanes. O tal vez los talibanes incluso podrían involucrarse con los estadounidenses o los británicos.
«Durante las últimas elecciones [parlamentarias de 2005], Rabbani y el profesor Abdul Rab Rasool Sayyaf [miembro del parlamento] hablaron con los talibanes a través de mediadores. Sin embargo, querían apoyo de los talibanes en las elecciones. Rechazamos la idea y desde entonces nunca nos hemos comunicado. Nunca hemos tenido un diálogo con los británicos o con los estadounidenses. Hay individuos que han hablado con ellos y eso puede haber creado el malentendido de que los talibanes se comunicaron con ellos,» dijo Jalil.
Me sorprendió esa respuesta. Después de la invasión de EE.UU., hubo algunas aperturas entre los talibanes y la Agencia Central de Inteligencia – CIA de EE.UU.
De la misma manera, después de iniciativas para resucitar el proyecto de oleoducto Turkmenistán-Afganistán-Pakistán, comenzó una iniciativa en Quetta el año pasado, que condujo a la idea de jirgas [consejos tribales] para iniciar conversaciones de paz con los talibanes. La idea fue destruida por la fuerte reacción al asalto del gobierno a la Lal Masjid (Mezquita Roja] simpatizante con los talibanes, en Islamabad el año pasado.
«Cuando Mullah Abdul Razzak sostuvo conversaciones con los estadounidenses, había abandonado a los talibanes. En esos días era totalmente independiente, por eso no se puede hablar de un diálogo entre la CIA y los talibanes. Fue sólo un acto individual. Mullah Abdul Razzak sólo volvió a los talibanes hace un año. Lo mismo vale para Mansoor Dadullah o quienquiera sostuvo el diálogo. Lo hicieron contra la política de los talibanes.» (Dadullah fue posteriormente expulsado de los talibanes.)
La entrevista había terminado, y rompí el ayuno de la tarde Ramadán con Jalil, y sugerí una foto.
«No. Es el secreto de nuestra supervivencia. Nunca permitimos fotografías, y por eso podemos movernos libremente por Afganistán y las áreas tribales [de Pakistán] ya que nadie nos reconoce. Especialmente con mi pelo blanco, nadie me sospecha de ser talibán,» dijo Jalil con una sonrisa.
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Syed Saleem Shahzad es jefe del buró Pakistán de Asia Times Online. Para contactos: [email protected]
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