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Europa Oriental/Asia Central

Separatismo y nueva Guerra Fría

Fuentes: Rebelión

Los separatismos regionales en Europa Oriental y Asia Central no son la causa exclusiva de una reacción contraria al dominio soviético , sino que luego de la caída de la vasta Unión de Repúblicas Socialistas, los planes independentistas y los conflictos limítrofes entre antiguos estados de la URSS se han acentuado. Es más, luego del […]

Los separatismos regionales en Europa Oriental y Asia Central no son la causa exclusiva de una reacción contraria al dominio soviético , sino que luego de la caída de la vasta Unión de Repúblicas Socialistas, los planes independentistas y los conflictos limítrofes entre antiguos estados de la URSS se han acentuado. Es más, luego del 11-S, con la aparición de EE.UU. y de las compañías chinas en la zona, los países de la ex Unión Soviética experimentan convulsiones políticas sin precedentes.
Al contrario de lo que se cree, mientras existió la URSS, los conflictos separatistas eran casi irrelevantes en el panorama político interno, más que nada porque el férreo control que ejercía Moscú, que impedía cualquier sublevación.

Pero, también es cierto que muchas de las controversias fueron creadas por los líderes soviéticos para impedir que los nacionalismos locales trascendieran la importancia de la URSS. Por ejemplo, las fronteras entre Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizistán fueron delimitadas de manera intencionalmente arbitraria, dejando dentro de Uzbekistán un millón de tayikos, mientras que el 23% de la población de Tayikistán es uzbeka, por esta misma razón.

De igual manera, ocurrió en Kirguizistán, ya que gran parte de su territorio se encuentra dentro de Kazajstán, por eso muchos habitantes de Kirguizistán tienen ese origen, lo que ha provocado grandes enfrentamientos entre las dos comunidades a comienzos de la década del 90.

La intervención occidental

A los intentos de independencia que se produjeron durante la década del 90, luego de la implosión de la Unión Soviética, hay que agregarles la doble intervención de Europa y Estados Unidos. Europa lo hizo solamente a través de sus compañías, sobre todo petroleras y de gas, pero EE.UU. además de la penetración comercial, ingresó en la región con tropas, usando varios países éx soviéticos como puente para atacar Afganistán e Irak.

Actualmente, en esta tradicional zona de hegemonía económica rusa, ya hay oleoductos financiados por empresas occidentales y proyectos de inversiones millonarias, la mayoría relacionada con el petróleo y el gas.

Occidente ve con preocupación el aumento del petróleo porque paulatinamente se empiezan a agotar las reservas terrestres y ya se están explotando las marítimas, cuyo costo es superior, por eso se requiere nuevas fuentes de aprovisionamiento. La convulsionada situación de Medio Oriente promueve el usufructo de una de las mayores reservas del mundo de gas y petróleo: Mar Caspio y Asia Central.

Se van acomodando las fichas

Para que la penetración occidental en territorio de influencia rusa se haya llevado a cabo con éxito, EE.UU. y Europa tuvieron que aliarse a varios gobiernos, ya sea con el oficialismo o ayudando a alcanzar el poder a la oposición financiando sus campañas electorales a través de ONGs o sus revoluciones populares. Tal es el caso de Georgia y Ucrania, tradicionales aliados de Rusia , se han pasado ahora al bando occidental luego de las manifestaciones pacíficas promovidas por EE.UU.

Por su parte Rusia, ha tenido que intervenir coercionando a los gobiernos que están bajo su esfera de influencia, para no perderlos, y a los que ya se han ido para entorpecer la integración al bando contrario. Por ejemplo, a comienzos del 2006 en medio de un invierno muy crudo, Rusia aumento a casi el triple el costo del suministro de gas a Ucrania -que siempre tuvo precios preferenciales- por su «traición» al volcarse a Europa.

Por si esto fuese poco, China se ha acercado mucho a la zona, ya que su expansiva industria necesita más combustible para seguir produciendo y qué mejor que esta enorme reserva de hidrocarburos que limita con su territorio. Por eso, varias empresas chinas ya se han establecido en la región compitiendo con las de Occidente.

De esta manera se han conformado dos bloques, los que responden a Rusia y China enfrentados con los que reciben inversiones y apoyo de EE.UU. y Europa.

A raíz de esta nueva Guerra Fría comercial entre compañias rusas/chinas y occidentales, se han agudizado los conflictos separatistas y los roces entre ex estados soviéticos, ya que para cooptar totalmente a un país dentro de un bloque, la potencia que lo encabeza se alínea instantáneamente con su política interior y exterior en detrimento del país o región que lo enfrenta, que pasa a pertenecer al bloque conrario.

Por ejemplo, EE.UU. es aliado de Azerbaiyán por motivos que más adelante veremos, automáticamente Washington apoya a Bakú en su conflicto con Armenia por la región de Nagorno Karabaj que aun no está resuelto, luego de la guerra 1991-1994. A su vez, Rusia aliada de Armenia y en contra del bloque occidental, apoya a Ereván en esa disputa.

El tablero hoy día

Cabe aclarar que en general los miembros de los bloques no son estáticos, es decir que con el cambio de las circunstancias, pueden pasarse al bloque contrario. Es más, sólo en algunos casos, los países mantienen relaciones exclusivas con los líderes de los bloques, que en general juegan a dos puntas, para mantender cierta independencia.
Los que están del lado de Rusia/China:

– Uzbekistán: Este es el caso de un país históricamente prorruso, pero que luego del 11-S pasó a formar parte del bloque a favor de Estados Unidos al permitirle al ejército usar la base militar K2 como abastecimiento de las tropas de la OTAN en Afganistán.

Sin embargo, desde la masacre de Andizán, en mayo de 2005, Estados Unidos ha tenido una posición crítica en contra del régimen del presidente Karimov, ya que no ha quedado claro si el gobierno acribilló a manifestantes desarmados o se enfrentó con una célula terrorista cercana a Al Qaeda.

A partir de ese momento, Uzbekistán se acercó a Rusia y a China pasó a integrar el Grupo de Shanghai y se alejó del GUUAM (alianza antirrusa de países ex soviéticos). El Grupo de Shanghai fue creado por Rusia, China, Kirguizistán, Tayikistán y Kazajstán para combatir el extremismo islámico latente en la población de Asia Central, que se ve censurada por los regímenes autoritarios heredados de la época soviética, como por ejemplo el de Karimov. Actualmente, el Grupo de Shanghai se dedica a promover la integración económica de sus miembros.

A fines del 2005, Uzbekistán le ordenó a EE.UU. que retirara las tropas de su base, de esta manera abandonó el bloque occidental y buscó nuevamente protección en Rusia. Uzbekistán es un país rico en gas, por eso China pasa por alto las supuestas violaciones a los Derechos Humanos (tal como hiciera EE.UU. con el mismo país) y desarrolla aceleradamente las inveriones.

– Armenia: La posibilidad de que el conflicto armado de Nagorno Karabaj, un enclave poblado en su mayoría por armenios que está situado en Azerbaiyán, se reanude es bastante alta. Este conflicto provocado por Moscú en la era de la URSS para mantener desunidos a armenios y azeríes no ha cicatrizado. La malintencionada delimitación de estas dos repúblicas produce que 75 años después siga muriendo gente por este conflicto ante las ocasionales escaramuzas de ambos ejércitos.

Rusia tiene tropas de paz en Nagorno Karabaj para fiscalizar el alto el fuego de 1994, sin embargo, la inacción ante las provocaciones de la mayoría armenia hacia la minoría azerí es moneda corriente. Claramente, Moscú apoya a Armenia en contra de la ayuda de Washington a Azerbaiyán.

– Bielorrusia: Aquí la revolución de colores fracasó. Occidente no pudo organizar a la oposición ni crear ONGs que conspiraran contra el régimen de Alexander Lukashenko. Quizás por la estrecha relación que mantiene con Rusia le impidió a Occidente voltear a este gobierno autoritario en las elecciones de marzo de 2006.

Pero, las represalias a la nueva victoria electoral oficialista se hicieron oir desde Bruselas, ya que la Unión Europea le prohibió la entrada al presidente bielorruso. Rusia adoptó una posición moderada, por un lado evitó que una nueva revolución de tercioelo derrocara a su aliado y por otro lado subió el precio del gas, limitando así su crecimiento económico para poder negociar mejor con Bielorrusia la entrada de este país a la federación Rusa.

– Tayikistán: La cercanía de este país con la región de Xinjián (China), en el que ya hubo una guerra civil entre el gobierno y guerrillas islámicas, ponen en alerta al gobierno de Beijing para frenar el creciente movimiento separatista islámico de su rica provincia occidental.

Por eso, los lazos cercanos entre China y Tayikistán fueron creciendo aceleradamente desde la creación del Grupo de Shanghai.

– Turkmenistán: Este país está experimentando el más anacrónico culto al líder de la región. El presidente ha sido elegido vitalicio y se lo considera por los más cercanos un enviado de la divinidad. La función de este país dentro del bloque ruso/chino consiste en el aporte de gas barato y de menor calidad a Rusia para que Moscú pueda vendérselo a Ucrania sin tener que usar sus reservas.

Los que se encuentran en el bando de EE.UU./Europa:

– Ucrania: Luego de la Revolución Naranja promovida desde Europa y EE.UU., la relación con Rusia ha ido de mal en peor. La crisis del gas se solucionó en parte, pero Ucrania recibe gas de menor calidad a un precio más elevado. En las elecciones parlamentarias de marzo, los «naranjas» pro occidentales participaron en dos listas separadas, por eso triunfó el partido prorruso de Víctor Yanúkovich. Pero, a apesar de las denuncias de corrupción contra el presidente Víctor Yuschenko, promovidas por la ex primera ministra, Yulia Timoshenko, la coalición se ha vuelto a unir luego del sufragio para bloquear la influencia de Moscú.

– Azerbaiyán: Aquí también el mundo esperaba una revolución de terciopelo, pero no fue necesaria porque el dictador Ilham Aliev ya había cedido ante las presiones internacionales, es decir que había autorizado la millonaria inversión de un conglomerado de empresas petroleras encabezado por British Petroleum para la construcción del gasoducto Bakú-Tblisi-Ceyhan, que transporta 50 millones de toneladas de crudo desde la costa azerí del Mar Caspio, pasando por Georgia hasta Turquía, donde es exportado en barco hacia todo el mundo. De esta manera se evita el tránsito por Armenia y Rusia, que quedan fuera del negocio petrolero.

– Georgia: Fue el primer país ex soviético que experimentó la llamada Revolución de Colores, cuando en noviembre de 2003, una multitud promovida por las ONGs y la oposición financiada desde Occidente, exigió la renuncia del presidente Shevardnadze. Pero, aun quedan las bases rusas en Abjasia y Osetia del Sur, dos enclaves con ansias de independencia y con gobiernos prorrusos.

A su vez, hay acentadas tropas rusas de paz en estas dos repúblicas autónomas para garantizar que Tbilisi no va a atentar contra su semi-independencia, como ha amenazado en varias oportunidades desde la llegada del gobierno pro occidental. Pero, al igual que en el caso de Armenia, la misión de las tropas consiste en defender los intereses rusos.

Georgia decidió unilateralmente que las tropas rusas debían retirarse para ser reemplazadas por un contingente de la OTAN, organización a la cuál Tbilisi aspira a pertenecer.

Esto es el paso previo a una declaración de guerra, porque esta medida es violatoria al acuerdo de paz firmado por las partes implicadas.

– Moldavia: Supuestamente, el gobierno de Moldavia es comunista, pero tiene fuertes lazos con Washington, esta incongruencia se limita sólo al título del partido gobernante, ya que este país responde a Ucrania y a Occidente en contra de Rusia.

Chisinau, la capital, mantiene bloqueada a la provincia independentista de Dniestr, que es apoyada militarmente por Rusia.

La semana pasada Moscú tomó la decisión de impedir varias importaciones provenientes de Moldavia, sobre todo de vinos para debilitar su economía.

En ninguno de los dos bloques:

– Kazajstán: El fuerte crecimiento económico que experimenta esta república centroasiática permite que tanto las compañías rusas y chinas , como las occidentales intervengan en este expansivo mercado. La apertura de Kazajstán hacia el mundo ha cosechado elogios enrtre los vecinos más cercanos y hasta en Europa, olvidándose por completo de la falta de democracia y de libre expresión que hay en este extenso país.

Kazajstán es miembro del grupo de Shanghai, apoya a China en contra del extremismo islámico y mantiene cercanos vínculos económicos con Rusia y ahora con Bielorrusia. Estos datos parecerían situar a esta república dentro del bloque ruso/chino. Pero, las exitosas tratativas que está llevando a cabo el gobierno junto a EE.UU. y Europa para integrar un eslabón más del oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan, aportando petróleo kazajo desde la otra punta del Mar Caspio, choca contra los intereses rusos.

A pesar de este evidente doble juego, no hay sabotajes, ni bloqueos conocidos en contra de Kazajstán, por parte de ninguno de los dos bloques. Es más, la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) propuso a este país como un fuerte candidato a presidirla en 2009.

– Kirguizistán: Este es un caso atípico. Se ha producido una revolución de colores en marzo de 2005, sin embargo el país sigue siendo un gran aliado de Rusia y continúa recibiendo fuertes inversiones chinas.

La revuelta pacífica encabezada por el ex primer ministro y ahora presidente Kurmanbek Bakiyev parecía que iba torcer el rumbo de esta república enclavada en Asia Central, que limita con China y Uzbekistán.

Nada de esto sucedió, tras la incruenta toma del poder, el nuevo presidente anunció que EE.UU. debía retirar las tropas de la base de Manas, que sirven de apoyo a las que están en Afganistán, pero un viaje relámpago del ministro de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld provocó que el gobierno rectificara de la orden de desalojo. No hay que olvidarse de que la renta anual que EE.UU. le paga a Kirguizistán por esta base representa el 7 % del PBI del país.

El caso de Kirguizistán, representa el de una elite que se sucedió a sí misma.

Maximiliano Sbarbi Osuna