En la cumbre de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, llamados BRICS, se vieron las fortalezas y las limitaciones de ese grupo de economías emergentes, señaló el ex ministro de Relaciones Exteriores indio Shyam Saran. El ex canciller también fue negociador en cuestiones climáticas y es el actual presidente del Sistema de Investigación e Información […]
En la cumbre de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, llamados BRICS, se vieron las fortalezas y las limitaciones de ese grupo de economías emergentes, señaló el ex ministro de Relaciones Exteriores indio Shyam Saran.
El ex canciller también fue negociador en cuestiones climáticas y es el actual presidente del Sistema de Investigación e Información para los países en desarrollo, con sede en Nueva Delhi.
Saran subrayó el potencial de BRICS tras la cumbre del 15 de este mes en la isla china de Hainan.
IPS: ¿La cumbre en la ciudad de Sanya permitió a los países BRICS convertirse en un grupo de mercados emergentes con mayor capacidad para ejercer presión en el ámbito internacional?
SHYAM SARAN: No hay duda de que BRICS tiene una potencial fuerza económica y política significativa en el concierto internacional. Los miembros concentran 40 por ciento de la población mundial, 20 por ciento del producto interno bruto y 40 por ciento de las reservas del mundo. Si se proponen actuar de forma conjunta en cualquier asunto importante sería difícil hacerle frente.
Pero los países BRICS han mostrado las mismas preocupaciones, más que una agenda de acción común, lo que no es ninguna sorpresa dada la diversidad del grupo.
IPS: Washington insiste en mantener el dólar como moneda de reserva, ¿la cumbre de BRICS expuso las limitaciones de esa postura?
SS: Estados Unidos solo no puede determinar el sistema financiero global. La resolución de desequilibrios estructurales refleja en exceso equilibrios internacionales mantenidos por países como China, Alemania y Japón, y el enorme déficit persistente en ese país requiere una acción coordinada.
Washington no tiene más alternativa que devaluar el dólar, mediante un exceso de liquidez, para reducir su desequilibrio comercial, pues China se niega a dejar que su moneda se aprecie.
Actualmente, no hay otra divisa que pueda oficiar de moneda de reserva internacional. Más del 85 por ciento de las transacciones se realizan en dólares y, virtualmente, casi todas las vinculadas al petróleo. Más de 60 por ciento de las reservas del mundo son en dólares.
La tendencia a largo plazo es a una disminución del dominio de la divisa estadounidense en la economía, pero no hay otra que tenga un papel cercano al que ella tiene ahora.
IPS: ¿Cuáles son las ventajas de permitir que la moneda china, el yuan, pertenezca al conjunto de divisas que apoyan el sistema de Derechos Especiales de Giro (DEG)? Beijing está deseoso de integrarse, pero evita que sea totalmente convertible o que se aprecie.
SS: Las monedas que se usan para respaldar al DEG son libremente convertibles y su valor se rige por el mercado. Pero no es el caso de yuan. No parece haber justificación económica para incluir a la divisa china en la canasta de ese sistema.
IPS: Los países BRICS llegaron a un acuerdo bajo el cual sus propias monedas pueden utilizarse para otorgar créditos y donaciones entre sí, sorteando el dólar. China se mostró deseosa de ofrecer créditos a los miembros del grupo, pese a las consecuencias de la medida.
SS: Hay que analizar esa propuesta en perspectiva. El comercio dentro de BRICS se estima en 230.000 millones de dólares, sólo uno por ciento de los intercambios globales. Aun si todo el comercio entre los miembros del grupo se hiciera en sus monedas, difícilmente pueda tener un impacto en el sistema financiero actual.
Además, incluso ese mecanismo, según la Declaración de Sanya, está sujeto a las leyes y regulaciones nacionales, lo que es otra forma de decir que los miembros del grupo mantendrán todas las opciones abiertas.
En Hong Kong aparecieron bonos en yuan y pronto podrá ocurrir lo mismo en Singapur. Pero su emisión está estrictamente regulada y su disponibilidad es limitada. Hasta que no haya un mercado relativamente complejo y razonablemente profundo de la moneda china es poco probable que rivalice con los mercados de divisas occidentales concentrados en Nueva York y Londres.
IPS: ¿Los países BRICS mejoraron sus posibilidades de crecer más allá de las sinergias mostradas en las negociaciones climáticas y de contrarrestar el proteccionismo comercial o son áreas «blandas» a las cuales hay que apegarse?
SS: En materia de negociaciones climáticas, Rusia se aparta. Sus intereses no están alineados con los de Brasil, China, India y Sudáfrica, los llamados países básicos. Por ejemplo, éstos últimos son inflexibles sobre el cumplimiento del Protocolo de Kyoto, pero Rusia anunció que no se considera atada a sus disposiciones.
En materia comercial, BRICS comparte la preocupación respecto del creciente proteccionismo de las economías occidentales, pero Rusia todavía no es miembro de la Organización Mundial del Comercio. Por lo tanto queda limitada la oportunidad de acciones comunes.
Los países BRICS tienen más posibilidades de trabajar juntos y de marcar una diferencia en el G-20 sobre diversos asuntos relacionados con la gobernanza de la economía global, por ejemplo en cuestiones como la reforma de instituciones financieras internacionales para dar una voz más fuerte a los países en desarrollo.
Pero también atender sus vulnerabilidades, en especial las de los países menos adelantados y los de África, desarrollar un régimen de asociación económica, en vez del actual de donante-beneficiario y trabajar para crear un orden económico verdaderamente multilateral, no discriminatorio y basado sobre el derecho.
IPS: Uno de los puntos de acuerdo fue la «excesiva volatilidad de materias prima, en especial en los rubros alimentos y energía». ¿Pero qué pueden hacer los países BRICS al respecto? ¿Hay suficiente coordinación?
SS: La capacidad de BRICS para lograr un impacto significativo al respecto es francamente limitada. India propuso mantener las reservas globales, como de petróleo y alimentos para ayudar a los países en desarrollo a superar la volatilidad de los precios de productos estratégicos. Pero se ve poco más allá de la retórica sobre esos asuntos globales.
IPS: ¿Sería útil que el BRICS se expandiera e incorporara a otros mercados emergentes como Indonesia?
SS: Indonesia tiene mejores credenciales que Sudáfrica para formar parte de un grupo de economías emergentes, pero la representación de Asia sería excesiva. Para ser efectivo, grupos como este deberían tener países que compartan una agenda común más allá de las generalidades. BRICS todavía está en la casilla de salida.
IPS: ¿Cuál es la relación entre IBSA (India, Brasil y Sudáfrica) y BRICS? China incluso sugirió que el primero, constituido por países democráticos, se disuelva a favor del segundo, donde tiene peso.
SS: IBSA es un grupo de democracias plurales que comparten ciertos valores políticos. No se justifica buscar su disolución, en especial de parte de un país que no está representado allí. Tiene una sustancia mucho mayor que BRICS para la cooperación y se está fortaleciendo. Hay suficiente espacio en el concierto mundial para múltiples coaliciones de interés.