La población de Costa Rica se prepara para en este domingo (7), ir a las urnas para decidir por la ratificación o no del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Para movimientos y organizaciones de la sociedad civil del país, el «No» debe ser la respuesta a la pregunta «¿aprueba usted el Tratado […]
La población de Costa Rica se prepara para en este domingo (7), ir a las urnas para decidir por la ratificación o no del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Para movimientos y organizaciones de la sociedad civil del país, el «No» debe ser la respuesta a la pregunta «¿aprueba usted el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos?, ¿Sí o no?», que va está en el referendo.
En esta entrevista a Adital, el profesor de la Universidad de Costa Rica e analista, Aramis K. Vidaurre, discute las consecuencias de TLC y habla acerca del posible triunfo del «No» en las urnas. Para el profesor, el gobierno debe tener una agenda política alternativa en el caso del No ganar en las urnas, por lo contrario, «sería muy irresponsable y negligente del Gobierno de Oscar Arias» apostar solamente en el tratado con los EEUU.
Adital – Diversos análisis señalan que tratados como éste, que será tema de consulta popular, fragilizan a América Central en varios aspectos. ¿Cuál es su opinión en relación con este asunto?
Aramis K. Vidaurre – El mayor problema de los Tratados comerciales ha sido el excesivo enfoque sobre la materia económica provocado por corrientes teóricas que han dicho que lo económico es el punto de partida para el desarrollo social (como la «teoría del derrame»). Con esta visión irremediablemente han descuidado los posibles efectos sociales de los tratados; entonces, si un país ya experimentaba rasgos importantes de pobreza, los tratados vinieron a aumentar las brechas. Y algunos países quedan amarrados jurídicamente cuando su carta magna coloca los tratados por encima de sus propias leyes. Además, por esos efectos se ha generado una animadversión al concepto «tratado comercial», más si éstos son impulsados por los Estados Unidos.
En América Central debido a las nefastas consecuencias de los regímenes militares (dictaduras), cuando se da la transición hacia la Democracia, se concibió a los tratados como «tabla de salvación», como mecanismo de desarrollo. Asimismo, el poder militar se alió con el poder económico para sostener sus intereses con lo que los sectores sociales vulnerables siguieron siendo vulnerables y la riqueza generada se distribuyó en los grupos que ya eran ricos.
Los tratados comerciales no son nocivos como algunos han querido verlos, el reto es darles un rostro humano y un manejo político estratégico, que haya responsabilidades y derechos iguales entre los signatarios.
Al no tener Costa Rica ejercito y por tanto no haber sufrido de regímenes dictatoriales – por lo menos desde 1950-, se ha entendido que las condiciones económicas y sociales no son comparables al del resto de los países del Istmo. Por ello es que se ha visto a Costa Rica como una isla, lo que quizás ha promovido esa «fragilización» del bloque centroamericano.
Ahora bien, hay grupos que se oponen a este Tratado por considerar que se le da mucho más ventajas a Estados Unidos que las que el país pueda gozar; pero no significa que se opongan a los tratados.
Adital – ¿Qué significará históricamente la realización de un referendo, y más aún, la victoria de «No» en las urnas?
Aramis K. Vidaurre – Como experiencia «novedosa» de participación ciudadana ya la realización del referendo es un triunfo que trasciende un «Sì» o un «No». Pero es claro que si triunfara el «No», los distintos grupos civiles que se lo conforman tendrían un peso mayor de oposición social y política. Al ser un evento electoral, el «No» podría demostrar que si puede incidir en la voluntad electoral de cara a las próximas elecciones presidenciales y de diputados; esto podría ser un buen termómetro.
Adital – ¿Cuáles serían las implicaciones – tanto económicas como políticas – en el caso que el «No» triunfe, y por otro lado, en el caso que el «Sí» obtenga la mayoría de los votos?
Aramis K. Vidaurre – Solo el tiempo lo puede decir. Sin embargo dos factores determinantes: sería muy irresponsable y negligente del Gobierno de Oscar Arias apostarle al tratado con los EU y no tener otras alternativas. Políticamente su poder quedaría muy desminuido; el problema es que hasta ahora su posición en la Asamblea Legislativa por medio de los diputados de Liberación Nacional no ha dado signos de negociación o de un apoyo eventual a otras agendas. Por otro lado, interesantemente diversos índices y estadísticas han establecido categóricamente mejoras en áreas de desarrollo económico (ingresos, recaudación fiscal, exportaciones e importaciones, inversión extranjera, oportunidades laborales, entre otros), por lo que la inquietud inevitable a plantear es ¿para qué necesitamos un TLC de esta magnitud)?
Como se mencionó, el «No» puede verse fortalecido políticamente, pero cuidado, tampoco puede caer en un espejismo, pues la diversidad de grupos que lo componen se han unido en torno a un tema, no a una agenda; por lo que una vez pasado las mieles de un posible triunfo, podrían enfrentarse a una realidad: que su visión de desarrollo es distinta. No apoyar un TLC de esta magnitud no significa que no se crea en la apertura o intercambio comercial como modelo de desarrollo.
Adital – ¿Ante el referendo, qué podríamos decir de la fuerza de los movimientos populares y sociales frente a este momento decisivo para el país?
Aramis K. Vidaurre – Es una oportunidad para demostrar que son movimientos sociales y no simplemente un grupo de sindicatos opuestos a cualquier iniciativa que «les suene» neoliberal. Como punto positivo, la estrategia en los últimos meses de parte de quienes se oponen al Tratado ha sido el impulso de otras figuras que no han estado ligadas a la clase política o partido político. Sin embargo, es claro que si la idea es generar un cambio y darle al desarrollo un rostro humano, es necesario que estos grupos busquen cuotas o el acceso al poder y dejen de ser grupos de interés o de presión.