Alejandro Pozo es investigador y vicepresidente del Centre Delàs, organización dedicada a analizar la seguridad, la defensa y el armamento en el mundo.
Desde un prisma pacífico y disuasorio de la violencia, documenta e investiga las organizaciones militares del mundo y la industria armamentística y sus relaciones con los Estados. Un mundo complejo, sucio, coto privado de un selecto grupo al atañer la seguridad nacional, en el que sobresale la OTAN.
Pozo descuelga el teléfono y atiende a La Marea durante una hora. Insiste varias veces en la supremacía militar sobre la económica: “Si tenemos un PIB un poco inferior al de Rusia, ¿por qué ella es tan poderosa?”. La respuesta son las armas, incluidas las nucleares, que dotan de capacidad militar. También la voluntad de usarlas. Y este mundo cada día más multipolar en lo económico no tiene su reflejo en la fuerza militar, donde EEUU sigue concentrando el grueso del músculo de la OTAN. En este sentido, subraya, es un mundo unipolar.
“Es Occidente quien utiliza la fuerza militar más allá de sus fronteras. No verá a China interviniendo militarmente en otro país. Ni siquiera Rusia interviene fuera del antiguo espacio soviético, con la excepción de Siria, país en el que tiene su única base permanente en el exterior más allá del territorio de la antigua URSS. EEUU es quien tiene decenas de bases en otros lugares, muchas rodeando Irán y China. Si ellos hicieran lo mismo, lo veríamos como una declaración de guerra. No voy a apoyar a Xi Jinping, pero él no bombardea otros países. La OTAN no contribuye a un mundo más pacífico. Yo sigo viendo un mundo unipolar: con alguna excepción significativa, EEUU y sus aliados de la OTAN son los únicos actores dispuestos a utilizar la fuerza militar”, considera Pozo.
“No es que el resto del mundo sea muy diferente y que todo el mal provenga de la OTAN, pero cabe preguntarse quién es el que al final acaba tirando las bombas. Se puede discutir hasta qué punto lo que han hecho China o Rusia en Libia o Iraq ha mejorado la situación en esos países, pero es indudable que lo hecho por EEUU y la OTAN los ha convertido en peores lugares para vivir”, añade.
El siglo XXI ha devuelto la multipolaridad al mundo y, así, se evidencia poco a poco la falta de consenso entre los miembros de la OTAN. Algunos ejemplos son las disputas entre Grecia y Turquía, la reticencia de Macron a catalogar a China como “peligro sistémico” o las buenas relaciones económicas de Alemania con Rusia y China. Los miembros de la OTAN difieren. ¿Esta ambigüedad qué nos dice?
En el mundo se supone que mandan las relaciones comerciales, pero solo es así de manera parcial: prepondera la fuerza militar. El PIB de Rusia y el de España son parecidos (el per cápita español es bastante superior), pero Rusia es mucho más importante en el ámbito internacional que España. Ocurre por la capacidad militar, que sigue determinando las relaciones internacionales. La defensa de Europa está subordinada a la OTAN, que marca objetivos en función de los intereses de EEUU. En su momento, Margaret Thatcher dijo que cualquier idea tiene que pasar por la tres “no D”: decouple [no separar la estrategia de defensa de Europa de la de EEUU)], duplicate [no habrá duplicidad en las estrategias y estructuras de la OTAN] y discrimination [no habrá discriminación a los miembros de la OTAN que no formen parte de la UE]. Es importante saber que Europa no es plenamente soberana militarmente porque está dentro de la OTAN. Y al igual que antes, Reino Unido sigue estando en este club y no le ha afectado el Brexit. Además, la OTAN suma cuatro aliados clave: Israel, Australia, Corea del Sur y Japón.
Los tres últimos actores son importantes, sobre todo si se refrenda en 2022 la estrategia anti-China.
Así es. Tener a Japón o Corea del Sur como aliados de la OTAN no gusta a China, tampoco que lo sean países como Filipinas, Tailandia y, sobre todo, Taiwán. Además, en esos países o en islas del Océano Pacífico hay bases militares de EEUU, algunas construidas bajo la excusa de contener a los japoneses, pero que continúan ahí 76 años después de acabar la II Guerra Mundial. Esto tampoco gusta a China y, de hacer este país lo mismo, sería considerado como inaceptable por EEUU o Europa.
Tampoco le hace gracia la deriva prooccidental de Uzbekistán.
Las repúblicas exsoviéticas tienen una alianza con Rusia. Si un país tiene presencia militar permanente en Asia central es porque Rusia lo permite. En el caso de Uzbekistán, dejó la Organización del Tratado para la Seguridad Colectiva en 2012 pero no creo que se haya salido de la órbita rusa tanto como se sugiere. Es su patio trasero. Existen cambios y acercamientos, pero cuentan con el beneplácito de Rusia. No es una situación comparable a la de los países bálticos o las repúblicas de Europa del Este.
Si el artículo 5 del tratado de la Alianza refrenda la ayuda mutua entre los miembros en caso de sufrir un ataque injustificado, ¿qué aporta la OTAN a un país como España? ¿Tendríamos que socorrer a Estados Unidos?
Sobre el papel sí, pero en realidad no ocurrirá. EEUU no tiene interés alguno en la ayuda militar de España más allá de la cesión de su espacio aéreo y marítimo y las bases en Morón y Rota. Aquí es importante el año 1999, cuando intervino la OTAN por primera vez haciendo una diferenciación explícita entre lo legal y lo legítimo. Hasta entonces, ambos conceptos iban de la mano, pero la OTAN sentó un precedente en el que se arrogaba abiertamente el derecho de intervenir militarmente contra un Estado soberano sin el acuerdo del Consejo de Seguridad de la ONU. Ese mismo año la OTAN también extendió su campo de operaciones del Atlántico Norte al mundo entero. Cuando en 2001 intervinieron en Afganistán, los aliados ofrecieron a EEUU activar el artículo 5 de la OTAN, pero EEUU dijo que no, para ir por libre y no tener que acordar nada con unos socios que no necesita en cuanto a músculo militar. EEUU usa el paraguas legitimador de la OTAN, pero si EEUU es atacado, no responderá con la OTAN, sino unilateralmente. En Afganistán se vio: quien ha llevado la batuta ha sido la operación Libertad Duradera de EEUU (apoyada por otros países), aunque ha contado con la colaboración de la OTAN. Lo último que habría querido EEUU tras el 11-S sería consensuar sus decisiones con otros países, como tuvo que hacer en Kosovo, con manifiesta incomodidad. Y lo mismo digo de Francia o Reino Unido, que prefieren ir por libre en aquellos contextos en los que sus grandes intereses están en juego. Pero hablamos de casos hipotéticos: en la realidad, es altamente improbable que ocurra nada parecido a un ataque militar contra un país miembro de la OTAN.
La OTAN fue fundada para defender a sus miembros del comunismo, aunque se reservó el derecho de intervención en situaciones manifiestas de peligro para el ser humano. Es decir: puede actuar donde quiera. Se demostró en Kosovo: allí era necesaria su intervención y en el Kurdistán turco no. ¿Esta situación legitima a cualquier organización militar a poder intervenir a su antojo?
La OTAN siempre ha dejado claro que es un instrumento militar para defender los intereses de los Estados miembros. El humanitarismo es parte del bloque legitimador, la razón que se esgrime y justifica para llevar a cabo una guerra. Se supone que es la ONU la organización que puede actuar militarmente cuando existe una amenaza para la paz y la estabilidad, pero en la práctica solo puede suceder en contextos de escaso interés geopolítico, por el posible bloqueo de algún miembro del Consejo de Seguridad. Entonces, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) podría estar legitimada a intervenir en cualquier parte del mundo. Si quisiera sí, no legitimada sino autolegitimada, pero no quiere. La OCS aglutina a India, China, Pakistán y Rusia, lo que supone buena parte de la población y del arsenal nuclear del mundo. No se define como un bloque militar, como sí hace la OTAN, dice ser una organización de seguridad con tres objetivos: atajar el extremismo, el terrorismo y el secesionismo. Al final, es una unión contra quienes molestan a cada miembro. En el Cáucaso norte, todos apoyan a Rusia. En el Tíbet, a China. Pero la OCS es mucho menos operativa militarmente que la OTAN.
La OTAN suele venderse como un sinónimo de estabilidad. ¿Qué aporta a países pequeños de identidad comprometida como Macedonia?
Por distintas razones, la OTAN no debería existir. Además, tenemos alternativas no militares para gestionar los conflictos. También organismos internacionales como la ONU, aunque no funcione siempre como debería. Quien entra en la OTAN entiende que algo gana, y en algún país puede aumentar la percepción interna de seguridad. La entrada en la OTAN implica derechos y obligaciones, como un gasto militar importante, adquisiciones de armamento, establecimiento de compromisos, etc. A no ser que seas Islandia, que paga no con un ejército sino con su ubicación estratégica. La OTAN es como un club, selecto, y la participación en ese club implica poder. Hay personas y entidades que se benefician, sobre todo aquellas que se lucran con material y lógica militar. Algunos podrán decir que la pertenencia a la OTAN genera empleo y riqueza localizada, también otros beneficios, pero cabe considerar que la existencia y la actividad de la OTAN contribuye a un mundo más hostil, militarizado y violento del que podemos permitirnos.
¿Tiene cifras del porcentaje de tecnología producida en EEUU que usan los 30 Estados de la OTAN?
No creo que sea posible dar una cifra. Se puede saber el lugar que ocupa EEUU como importador y exportador de armamento en cada país, pero muchas empresas están deslocalizadas y no es fácil saber con exactitud de dónde son. Por ejemplo, en España una de las empresas más importantes de fabricación de tanques o municiones es Santa Bárbara Sistemas, que fue adquirida por la estadounidense General Dynamics, la quinta o sexta empresa mundial en venta de armamento. ¿Es Santa Bárbara española? Además, en este mundo global cada vez se producen menos productos acabados y se exportan más componentes y chips. Esto lleva a la paradoja de que, por ejemplo, determinados países árabes sin relaciones diplomáticas con Israel acaben adquiriendo tecnología israelí integrada en equipos comprados a través de terceros países. También España y otros países arman una parte de sus equipos militares en otros países que ofrecen condiciones ventajosas desde su perspectiva. Por eso no hay una cifra. Se puede decir que España compra sobre todo a tres países: Francia, EEUU y Alemania. Una parte de esas compras va a empresas mixtas con esos países. Respondiendo: le compramos mucho a EEUU, pero es imposible decir una cifra exacta.
¿La creación de un ejército de la UE supondría el final de la OTAN?.
Al igual que sucede con la ONU o la UE, la OTAN no tiene su propio ejército: son los países quienes aportan las tropas, cuya cuantía depende de los intereses y circunstancias de cada país. Pero la creación de un ejército de la UE no va a ocurrir: en Europa existen países con diferentes intereses.
Ese disenso ocurre también en la OTAN.
Pero aquí manda EEUU. La OTAN sigue sus intereses. Tiene el grueso de la capacidad militar y todas las acciones de importancia han sido dirigidas por EEUU, sobre todo si pueden condicionar la opinión pública estadounidense. Francia es la potencia más beligerante, tras EEUU, y cuando interviene en África no lo hace bajo bandera de la OTAN: lo hace de forma unilateral y, a veces, con la ayuda de la UE. En función de necesidades e intereses, los países poderosos militarmente realizan operaciones armadas unilaterales o conjuntas, sean EEUU, Francia, Inglaterra o Rusia.
Quisiera volver al principio. Suena usted optimista, sobre todo teniendo en cuenta la multipolaridad del mundo. Se estima que en 2030 China será la primera potencia económica del mundo. ¿Lo permitirá EEUU?
Optimismo, en un mundo en el que las relaciones internacionales continúan militarizadas, poco. Con todo, en 2030 China no será la primera potencia militar.
¿Y cómo detendrá a China?
Si China incrementa su presupuesto militar, EEUU lo hará también. Es el concepto de carrera armamentística. EEUU tiene cada día menos porcentaje de la capacidad militar del mundo porque otros países están subiendo sus presupuestos, pero eso no quiere decir que EEUU no esté aumentando también su gasto militar. Con todo, lo que determina, además de la voluntad guerrera, es el armamento nuclear. Y EEUU y Rusia tienen miles de artefactos; China, Francia y Reino Unido, algunos pocos centenares. Existe una gran diferencia en las cifras. Por cierto, resulta paradójico que sean precisamente esos cinco países los que pueden destruirlo todo, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, el organismo que vela por la paz y la estabilidad internacionales.