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En América Latina solo 4 de cada 100 se muestran satisfechos con sus líderes políticos

Sólo 13 por ciento de la población en todo el mundo confía en la clase política

Fuentes: IAR Noticias

La opinión crítica y generalizada contra los políticos no es un fenómeno excluyente de estas tierras. Una encuesta internacional, de tamaño con pocos precedentes que involucró a 68 países y 50.000 consultados, indicó que los políticos figuran últimos en la escala de confianza de la gente con un 13 por ciento, nivel que se desploma […]

La opinión crítica y generalizada contra los políticos no es un fenómeno excluyente de estas tierras. Una encuesta internacional, de tamaño con pocos precedentes que involucró a 68 países y 50.000 consultados, indicó que los políticos figuran últimos en la escala de confianza de la gente con un 13 por ciento, nivel que se desploma a un cuatro en América latina.

El sondeo realizado por Gallup y la BBC agregó el dato de que la mayoría de la población mundial comparte niveles similares de insatisfacción con el desempeño de sus gobiernos locales.

La demonización de los políticos es un fenómeno creciente debido a las tendencias neoliberales que pujan por reducir el tamaño del Estado y el poder de arbitraje de la política, pero también está fuertemente motivado en las actitudes de la dirigencia que en general ha producido una ruptura entre los dichos y los hechos a la hora de gobernar.

La encuesta, que implica la opinión de 1.300 millones de personas, es el denominado Voice of the People 2005 que revisa las opiniones y sus conclusiones en todo el mundo. El muestreo consigna la excepción de países donde no se pudo hacer una investigación amplia como China y la mayor parte de Oriente Medio, en donde las restricciones gubernamentales dificultan o impiden la realización de este tipo de pesquisas, según indicó el diario británico The Guardian.

Según el muestreo, los líderes en quienes más confía la gente son los religiosos, con un 33 por ciento de las preferencias. Aunque el dato asombre en comunidades más laicas, se debe tener en cuenta que al tratarse de un sondeo global, presiona en el promedio la influencia de la religión vía el crecimiento del islamismo en los países europeos y el catolicismo en América latina, así como tendencias cristianas muy consolidadas en buena parte de Estados Unidos que han sido clave para la reelección de George Bush.

A los religiosos les siguen los jefes militares y policiales con 26 por ciento. Esa cifra ciertamente desciende a 9 por ciento en América latina, donde las instituciones de seguridad están mucho más desprestigiadas debido a los golpes militares y violaciones de los derechos humanos en años recientes.

Los periodistas están también con 26 por ciento de confianza en el conteo global. Los empresarios les siguen, reuniendo 19 por ciento, y al final de la lista, en el último lugar, se acumulan los políticos que en el nivel planetario tienen 13 por ciento apenas de confianza. Es importante notar que en América latina ese indicador de apoyo se reduce en picada a sólo 4 por ciento.

Las conclusiones del trabajo de Gallup detectan el deseo global de dar más responsabilidades a grupos tradicionalmente no asociados al poder. Así, un 35 por ciento de los encuestados se mostró a favor de aumentar la influencia de los intelectuales (escritores y académicos) y a los líderes religiosos (25 por ciento).

Cuando la pregunta es sobre los políticos, sólo 16 por ciento de los consultados en los 68 países, consideró necesario darles más atribuciones. En el caso de América latina, 31 por ciento de los encuestados dijo que les daría más poder a los intelectuales.

El pesimismo en los políticos se observa también en la evaluación sobre el comportamiento de los gobiernos locales. La encuesta muestra que 65% de los consultados cree que sus países no están gobernados por la voluntad otorgada a sus autoridades por el pueblo. Los niveles más altos de insatisfacción se encuentran en Europa Central y Oriental (73%) y América latina (69%). Este índice es algo menor en EE.UU. y Canadá (60%) y Africa (61%).

Si se interroga sobre si las elecciones generales en cada uno de los países encuestados son «libres y justas», 47 por ciento no tiene dudas y respondió afirmativamente. Pero 48 por ciento lo hizo en forma negativa. En los países escandinavos el nivel trepa a 82% y en Sudáfrica a 76% que es donde la mayoría de la población cree estar gobernada de acuerdo con sus deseos. Pero en los países del ex bloque soviético las cosas son muy diferentes. Allí apenas 25% cree que los gobiernos responden fielmente al mandato y lo mismo en Africa Occidental con un 24 por ciento.

El analista de la BBC, Paul Reynolds, destaca en este sentido la riqueza de las contradicciones que detectó la encuesta.

Un ejemplo es el caso del Reino Unido, donde 70 por ciento de sus habitantes dice que las elecciones se realizan de forma correcta. Pero al mismo tiempo suma 66 por ciento la gente que denuncia que el gobierno no respeta la voluntad de los votantes. Lo que indican esas cifras es precisamente el quebranto entre la confianza de la población en el acto de votar y el asombro posterior cuando lo dicho en la campaña y las promesas de referencia son travestidas en programas de gobierno que no fueron en ningún momento anunciados.

El sondeo exploró no sólo el poder de las altas esferas, sino también el de la vida cotidiana. Con relación a la familia, el 61% de la población mundial declaró que su pareja u otro miembro de su familia fue la persona más influyente de su vida en el último año. En México, el índice fue del 88%, y en EE.UU. alcanzó a sólo el 35%.

Con relación a los problemas de nacionalismo, un tercio de los consultados dijo que la política «sigue definiendo identidad nacional», mientras que un quinto consideró que es la religión la causa determinante de identidades nacionales. La región con mayor sentido de nacionalismo fue Africa (56%), América latina (54%) y EE.UU. y Canadá (32%).