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Suicidios aumentan en India

Fuentes: IPS

«India se ha convertido en la capital de suicidios del mundo», dijo Daya Sandhu, profesor de consejería psicológica en la estadounidense Universidad de Louisville. Sandhu, quien recibió una beca Fulbright-Nehru para trabajar como investigador en la Universidad Nanak Dev en Amritsar, India, pasó cinco meses estudiando la tendencia de suicidios en este país de Asia […]

«India se ha convertido en la capital de suicidios del mundo», dijo Daya Sandhu, profesor de consejería psicológica en la estadounidense Universidad de Louisville.

Sandhu, quien recibió una beca Fulbright-Nehru para trabajar como investigador en la Universidad Nanak Dev en Amritsar, India, pasó cinco meses estudiando la tendencia de suicidios en este país de Asia meridional. «Cuando estuve en India, de enero a junio de 2010, tuve problemas para leer todos los titulares de noticias, casi a diario, sobre estudiantes, agricultores y trabajadoras en el hogar que se ahorcaban, saltaban ante trenes, bebían veneno o se inmolaban», dijo Sandhu.

Detrás de los muros de una fábrica abandonada en esta ciudad, Arun Bag aún lucha con los trágicos recuerdos de su padre, quien se suicidó después de que su granja fue confiscada para construir una planta donde hoy se fabrica «el auto más barato del mundo». «Desde su niñez sólo había conocido el campo, el arado y las cosechas. Cuando su tierra fue apropiada por el gobierno para la planta automovilística de Tata Motors, se quedó sin trabajo», contó Arung Bag, recordando a su padre Haradhan Bag de Singur, a una hora de automóvil desde Kolkata, capital del oriental estado de Bengala Occidental. «Cayó en la depresión. Un día se quitó la vida consumiendo insecticidas», en marzo de 2007, cuando tenía 76 años, dijo Arun.

Haradhan Bag fue uno de los miles de granjeros indios que se quitaron la vida frente a las dificultades económicas, las malas cosechas, las deudas y el desplazamiento.

Entre 1997 y 2005, cada 32 minutos se suicidó un agricultor indio, según P. Sainath, escritor que se ha dedicado a investigar la pobreza en este país. Realizó el cálculo basándose en datos de la Oficina Nacional de Registros Criminales. Los agricultores y los estudiantes constituyen la población más vulnerable.

Según las últimas estadísticas de la Oficina, 127.151 personas en India se quitaron la vida en 2009. Esto indica un incremento de 1,7 por ciento respecto del año anterior. El suicidio es un grave problema social en India, el tercer país más grande de Asia y una de las economías de más rápido crecimiento. Se prevé que su producto interno bruto crezca 8,6 por ciento en 2011.

Agricultores desplazados como Haradhan Bag, de Singur, y campesinos endeudados de la región de Vidarbha, en Maharashtra, muestran tendencias suicidas. Pero miembros de familias de clase media y estudiantes de instituciones académicas se ven también tentados a quitarse la vida.

En la agitada metrópoli de Kolkata, a apenas 40 kilómetros de la aldea de Haradhan Bag, la atención de los medios se concentra hoy en el suicidio de un estudiante de 13 años que pertenecía a una de las escuelas de elite de la ciudad. Rouvanjit Rawla, alumno del colegio La Martiniere, se ahorcó en su hogar en febrero del año pasado, luego de haber sido golpeado por un profesor. «Ahora estoy luchando por justicia y para que se elimine el castigo corporal» de las aulas, dijo Ajay Rawla, padre del niño y quien presentó una demanda contra las autoridades del colegio.

La Comisión Nacional para la Protección de los Derechos de la Infancia concluyó que la golpiza a Rouvanjit en la escuela fue el factor determinante de su suicidio. Sandhu señaló que, aunque los medios tratan el problema, el gobierno lo ignora tanto a nivel local como estatal y nacional. «No hay conciencia sobre la depresión en India», afirmó.

Tras entrevistar a un gran número de estudiantes en India, Sandhu concluyó que estos afrontaban una gran presión académica, altas expectativas de sus padres y tensiones en las relaciones sociales. «Quedé asombrado de que todos los estudiantes que entrevisté mencionaron que al menos 70 por ciento de ellos tenía una ‘prem rog’ (enfermedad de amor) y que vivían sin amor», señaló Sandhu. «No sentían tener raíces en ningún lado. Parece no haber un genuino amor paterno, sino sólo condicional. También se les prohíbe estrictamente tener un amor romántico», dijo.

Hay muy pocos centros de consejería en India en relación con el alto número de suicidios, dijo Sandhu.

La Lifeline Foundation en Kolkata es el único centro de consejería de su clase, en una ciudad con 15 millones de habitantes. También es el único de Bengala Occidental, con 80 millones de personas. «La presión paterna para que se destaquen en sus estudios académicos o en sus empleos es un factor de suicidios, que se combina con el abuso de sustancias y problemas de reracionamiento y familiares», explicó la subdirectora de la Lifeline Foundation, Jayashree Shome.

El centro ofrece una línea telefónica y apoyo cara a cara para las personas angustiadas o con tendencias suicidas, pero no muchas saben de su existencia. «Las personas con inclinaciones suicidas no quieren respuestas ni soluciones. Quieren un lugar seguro donde expresar sus temores y ansiedad, para ser ellas mismas», dijo. «Necesitamos entender las cosas desde su perspectiva, no la nuestra».

Según Sandhu, la Ley sobre Salud Mental de India, de 1987, está limitada al tratamiento de personas que sufren de enfermedades específicas como esquizofrenia, desórdenes bipolares y obsesiones compulsivas. «La Ley de Salud Mental de 1987 es claramente buena sólo para establecer las pautas sobre la creación y el mantenimiento de hospitales psiquiátricos y residencias de ancianos», sostuvo.

Pero «está limitada en alcance y servicios, descartando a personas que sufren otras numerosas dificultades, como tendencias suicidas, alcoholismo y abuso de sustancias, problemas familiares, violencia, ansiedad y desórdenes nerviosos», añadió.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97312