Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Las cadenas de suministro transnacionales son redes de empresas locales que responden a las demandas de las empresas transnacionales. La demanda concierne principalmente a las materias primas y a los productos manufacturados. Las empresas transnacionales son las que fijan los términos de los intercambios dentro de la cadena de suministro: calidad, precio, cantidades y plazo. Dejan en manos de los proveedores el establecimiento de las condiciones laborales y la gestión tanto de la seguridad como de las cuestiones medioambientales. Los minoristas y los supermercados son ejemplos bien conocidos de cadenas de suministro transnacionales, así como los centros de atención telefónica , los servicios postales o la gestión del transporte .
El papel económico de las cadenas de suministro está en plena expansión desde que las empresas transnacionales empezaron a externalizar la fabricación y a los proveedores ahí donde prevalecían o se toleraban unos salarios extremadamente bajos, unas normas de seguridad laboral poco ele v adas o inexistentes e incluso la esclavitud . Diversas fuentes indican que estas cadenas aseguran actualmente entre el 30 % y el 60 % de todo el comercio mundial y dependen del trabajo de más de 100 millones de personas en el mundo. Las empresas que se basan en cadenas de suministro transnacionales solo contratan directamente a una media de un 6 % de la mano de obra que en realidad emplean. El resto está «externalizado» y a menudo los trabajadores están diseminados en varios países y entre miles de proveedores.
En 2016 un informe de la Confederación Sindical Internacional (CSI o ITUC por sus siglas en inglés) se centró en las cadenas de suministro de 50 de las mayores empresas mundiales. El estudio revela que algunas de las empresas que más mano de obra ocultan son las cadenas de comercio al por menor y los supermercados como Walmart, Carrefour, Tesco o Seven & I, la sociedad japonesa a la que pertenece 7-Eleven. La empresa más grande, Walmart, se basa en el trabajo de 10 millones de trabajadores ocultos en sus más de 2,2 millones de empleados registrados en el mundo. Disponer de mano de obra oculta permite a las empresas no tener que respetar las obligaciones nacionales y transnacionales del derecho laboral, los salarios mínimos, las pensiones ni las reglamentaciones de seguridad laboral. En muchas de estas cadenas transnacionales son habituales las violaciones de los derechos humanos (horas extras no pagadas, cuotas de producción diarias u horarios obligatorios pero imposibles de cumplir, prohibición de ir al servicio, castigo corporales, abusos sexuales, medidas antisindicales y amenazas).
Así, en las tiendas 7-Eleven se producen muchas violaciones de los derechos de los trabajadores. Un estudio realizado por el ministerio de Trabajo surcoreano descubrió que casi una cuarta parte de las tiendas 7-Eleven pagaban a sus empleados menos que el salario mínimo. En Australia hasta dos terceras partes de los gerentes de los 7-Eleven eligieron deliberadamente pagar a sus trabajadores menos que el salario mínimo. Algunos trabajadores llegan a trabajar hasta 16 horas seguidas sin una pausa verdadera. En Indonesia la empresa también estuvo involucrada en un caso de evasión fiscal y este año fue obligada a cerrar.
Los agricultores también se ven afectados directamente por la expansión de las cadenas de suministro transnacionales. Los supermercados y las grandes empresas de alimentación no dejan de fusionarse, de desarrollar la integración vertical y de hacer desaparecer a los competidores más pequeños, lo que provoca una concentración cada vez mayor del sector de las compras. Por consiguiente, los agricultores se encuentra con menos opciones de lugares de venta y deben negociar con unos compradores que tienen más peso para imponer sus condiciones, sobre todo precios más bajos. Es lo que ocurre con los productos lácteos en India, un sector codiciado desde hace tiempo por los gigantes de la agroindustria debido a su tamaño y a su carácter desorganizado. Si se firma y ratifica un nuevo acuerdo de libre comercio, el precio de la leche no hará más que bajar y las deudas de los agricultores aumentar.
Un nuevo informe de GRAIN demuestra cómo la nueva generación de acuerdos de libre comercio, como el TPP y el RCEP, refuerza aún más la protección jurídica de las grandes empresas frente a las prácticas abusivas de trabajo ocultas en el seno de sus cadenas de suministro.
Este editorial se basa en en informe de GRAIN Nouveaux accord de libre-échange: la normalisation de la brutalité des chaînes d’approvisionnement mondiales y el informe de 2016 de la CSI/ITUC Frontlines report 2016 – Scandal: inside the global supply chain of 50 top companies. Véase también la presentación de este informe en francés: Scandale: Immersion dans les chaînes mondiales d’approvisionnement de 50 des plus grandes entreprises https://www.ituc-csi.org/un-nouveau-rapport-de-la-csi?lang=fr
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.