»El mundo perdió una de esas mujeres que paren nuevos mundos. México perdió una de esas luchadoras que le hacen falta. Y pues a nosotros nos arrancaron un pedazo del corazón», dijo esta tarde el subcomandante Marcos en el auditorio del Frente Cívico Tonalteco, donde se estaba realizando un encuentro de la otra campaña, al […]
»El mundo perdió una de esas mujeres que paren nuevos mundos. México perdió una de esas luchadoras que le hacen falta. Y pues a nosotros nos arrancaron un pedazo del corazón», dijo esta tarde el subcomandante Marcos en el auditorio del Frente Cívico Tonalteco, donde se estaba realizando un encuentro de la otra campaña, al comunicar el fallecimiento de la comandanta Ramona.
Los oradores y las oradoras se sucedían, con gran entusiasmo del público, en el primer acto del delegado Zero en la costa de Chiapas, cuando éste pidió un receso para »ir a checar una cosa», y se retiró a un lugar apartado de la sala, rodeado por su escolta de seguridad y un enjambre de fotógrafos. Más de una hora después regresó, tomó el micrófono y dijo:
»Les quiero pedir respetuosamente de favor que no me interrumpan hasta que termine. Esta cosa que estamos haciendo de la otra campaña es para que se escuche la voz de todos. Por eso es importante que todos tengamos paciencia y escuchemos la voz de todos. En mi trabajo como vocero del EZLN hay momentos muy duros, como esto que les voy a decir ahorita. Me acaban de avisar que la compañera comandanta Ramona murió hoy en la mañana.»
Ante un público súbitamente atónito, agregó: »Lo que sabemos es lo que todos saben. La comandanta Ramona le arrancó 10 años a la muerte. Gracias al apoyo de gente como ustedes pudimos operarla y tener un trasplante de riñón. Hoy en la mañana empezó con vómito y con sangre y diarrea, y cuando iba para San Cristóbal de las Casas murió en el camino.
»En este caso es muy difícil hablar, pero lo que puedo decir es que el mundo perdió una de esas mujeres que paren nuevos mundos. México perdió una de esas luchadoras que le hacen falta. Y pues a nosotros nos arrancaron un pedazo del corazón.»
Aquí se quebró la voz de Marcos, con un nudo de casi llanto. »Dentro de unos minutos se va a cerrar el caracol de Oventic, y vamos a doler la muerte de esta compañera en privado. Esperamos que los medios de comunicación respeten esto y no conviertan su muerte en un evento mediático.»
Enseguida notificó que cancelaría su participación en los actos de hoy y de mañana. »Nos vamos a regresar allá, a esperar las órdenes que digan los compañeros de la comandancia, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena. En cuanto sepamos algo, les haremos saber más. Gracias que vinieron, gracias por su palabra, habrá que seguir en esto, ya veremos las condiciones.» Rememoró, brevemente, que la comandanta Ramona acudió a la clausura de las sesiones preparatorias de la otra campaña:
»Cuando empezó la plenaria en La Garrucha estuvimos bromeando con ella. Todavía hace pocos días, en la marcha del 1º de enero, con los compañeros me mandó un saludo y unas bromas que nos intercambiábamos, pero orita recuerdo que ese día de la plenaria nos dio un bordado que había hecho ella cuando estaba convaleciente de la operación que le hicieron hace casi 10 años, y me lo entregó y me dijo que esperaba que la otra campaña fuera como ese bordado. Eso es lo que tenemos que hacer».
Dicho esto, Marcos y la caravana que lo acompaña, que habían arribado a Tonalá unas tres horas atrás, retornaron rápidamente hacia los Altos, y esta noche pernoctaron en San Cristóbal de las Casas.