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Irán levanta un muro en la frontera con Paquistán, que también pretende cercar su frontera con Afganistán

También Irán se suma a las «naciones cercadas»

Fuentes: Telepolis. Heise Online

Traducido por Javier Fdez. Retenaga


Cuando a finales del siglo pasado cayó el muro entre el este y el oeste, se detuvo la carrera de armamentos, se produjo un boom económico y comenzó el auge de Internet, parecíamos estar a las puertas de una época de paz y bienestar y ante el fin de las fronteras. Resultó ser un sueño pasajero con el que los atentados del 11-S acabaron definitivamente, si bien estos en realidad no hicieron más que poner al descubierto los nuevos intereses, relaciones de poder y conflictos subyacentes que entretanto se habían ido creando. Sólo en apariencia es una lucha de culturas; en realidad, se trata del nuevo orden de la distribución del bienestar.

Desde entonces se han levantado nuevos muros que no protegen ya únicamente edificios o terrenos, urbanizaciones o sectores de ciudades, sino que, como antiguamente en China, han de mantener también regiones y Estados enteros libres de intrusos. La tendencia a retirarse tras muros se ha visto recientemente simbolizada en Heiligendamm, si bien de manera temporal, por la «barrera técnica» -como se dice en la eufemística jerga política- instalada en la zona reservada a jefes de gobierno que, aunque democráticamente elegidos, hubieron de aislarse de las protestas.

A las «naciones cercadas», que como Israel, India, los EE UU o la UE -por ejemplo, en Ceuta y Melilla- se encierran total o parcialmente en sus fronteras nacionales con vallas de seguridad y muros de alta tecnología, se les une ahora Irán. Teherán comenzó en mayo a levantar un muro de 700 km. desde Taftan hasta Mand, en la frontera con Afganistán, a fin de impermeabilizar aún más, zonas fronterizas que estaban ya valladas. El equipamiento del muro, que tiene una altura de tres metros y una anchura de uno, y que cuenta con una verja paralela de alambre de espino, es no obstante más modesto que las otras «barreras técnicas».

Oficialmente, lo que Teherán pretende con el muro es impedir en la región el frecuente contrabando de, sobre todo, armas y drogas entre ambos lados de la frontera, así como la entrada ilegal de personas en el país. No obstante, el muro se extiende por Baluchistán, una región que en realidad Teherán no tiene bajo control y en la que hace poco se produjo un nuevo atentado contra soldados iraníes, con el resultado de 11 muertos. La responsabilidad del atentado recae probablemente en el grupo terrorista sunita «Yundalah» (Yund Alá o, también, Tanzim Yund Alá li-Muyahidí al-Suná fi Irán), que puede estar ligado a Al Qaeda, si bien quizá sólo luche por un gran Baluchistán, al que pertenecen parte de Irán, Paquistán y Afganistán. El régimen iraní, al que los EE UU -por ejemplo, el ministro de defensa, Gates- acusa de proporcionar armas a los talibanes, ha acusado precisamente al gobierno de EE UU de apoyar, al menos de manera indirecta, al grupo terrorista con el propósito de desestabilizar Irán.

Sin embargo, no parece probable que el gobierno iraní apoye directamente a los talibanes sunitas, ya que estos fueron antes aliados del gobierno paquistaní. Teherán apoyó a la oposición -por ejemplo, a la Alianza del Norte- contra el régimen talibán y también lo ha hecho hasta el momento con el régimen de Karzai. En Irán continúa viviendo casi un millón de refugiados afganos a los que al gobierno iraní le gustaría devolver a Afganistán, lo cual hace ya en parte por medio de expulsiones. Es evidente que Irán, al igual que EE UU, juega a varias cartas, ya que cabe suponer que las tropas estadounidenses permanecerán por mucho tiempo estacionadas en Irak y Afganistán. Teherán se aprovecha además del conflicto entre Paquistán y Afganistán, ya que gran parte del comercio exterior afgano no se produce a través de Paquistán, sino de Irán. Irán es además uno de los países que más ayuda han proporcionado para la reconstrucción de Afganistán.

El gobierno paquistaní, por su parte, tiene serios problemas con la parte oriental de Baluchistán. En la provincia, cuya capital es Quetta, donde viven sobre todo baluches y pashtunes, predominan los partidos islamistas, y los movimientos nacionalistas de liberación -sobre todo el Ejército de Liberación Baluch y también, en parte, grupos aliados de los talibanes- presentan batalla a las fuerzas de seguridad y cometen atentados. Quieren una mayor autonomía o la independencia, mientras que Paquistán trata de debilitarlos mediante el uso de la fuerza militar. El propio Paquistán quiere también cerrar, al menos en parte, la frontera con Afganistán mediante una verja de alambre de espino, para impedir así a la resistencia moverse entre los dos países. Los trabajos han comenzado ya en Waziristán. Paquistán pide para ello más dinero a los EE UU, que exigen un control fronterizo más estricto y apoyan la construcción del muro.

El gobierno afgano protesta, ya que de ese modo quedaría tomada la decisión sobre el tránsito fronterizo, un asunto aún pendiente de acuerdo. Debido a ello se han producido ya los primeros enfrentamientos entre soldados afganos y paquistaníes. Los partidos del Baluchistán paquistaní, que también hace frontera con Afganistán, se oponen también a la verja de seguridad. La oposición exige la paralización inmediata de las obras de construcción del muro iraní, al que se equipara al muro de Berlín, y pide la dimisión del gobernador, que no ha impedido su construcción.

El Ministerio de Exteriores paquistaní, según informa la agencia de noticias iraní IRNA, no tiene objeciones al refuerzo de la frontera. En su opinión Irán tiene derecho a construir un muro y tapar los agujeros de la frontera. El proyectado oleoducto que iría desde Irán hasta India, pasando por Paquistán, atravesaría también Baluchistán.

Fuente: Telepolis. Heise Online

Traducido del alemán al español por Javier Fdez. Retenaga, miembro de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística (www.tlaxcala.es). Esta traducción es copyleft para uso no comercial: se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a los traductores y la fuente.