Ni un paso atrás Compañeros: 1.- Las cosas han llegado a un punto decisivo. El gobierno, con la reforma de ley pactada entre priístas y panistas, su aprobación express en la Cámara de Diputados y ratificada en la Cámara de Senadores, nos está torciendo el brazo para que aceptemos en la mesa de negociaciones lo […]
Ni un paso atrás
Compañeros:
1.- Las cosas han llegado a un punto decisivo. El gobierno, con la reforma de ley pactada entre priístas y panistas, su aprobación express en la Cámara de Diputados y ratificada en la Cámara de Senadores, nos está torciendo el brazo para que aceptemos en la mesa de negociaciones lo que desde el principio ha querido imponernos por todos los medios. El gobierno trata de empujarnos a razonar en términos del mal menor: es decir, hacernos sentir que es mejor retroceder y retroceder en la negociación, a que nos impongan la pretendida reforma a la ley. Quieren que la angustia de perderlo todo con una imposición, nos haga a nosotros mismos renunciar a mucho.
2.- El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del sindicato parece envuelto en esa lógica. Le sube y le sube la oferta al gobierno, anteponiendo la negociación antes que desplegar realmente la fuerza de los trabajadores. Hemos realizado grandes movilizaciones, y recientemente las tomas de avenidas y protestas a lo largo y ancho del país, nos han servido para alertar al pueblo de México del crimen que se pretende cometer contra los derechos de los trabajadores; pero en realidad aún no se hemos tensado a fondo nuestras fuerzas, podemos dar mucho, muchísimo más. Antes de aceptar ceder todo lo que Roberto Vega ha ofrecido, necesitamos demostrar que nuestra capacidad de pelea va más allá. Sólo en la medida que vean que la huelga nacional en el IMSS va en serio, y no simplemente como una bravata o amenaza de algunos líderes sindicales, haremos dudar al gobierno, a sus partidos y a las instancias del capital financiero norteamericano, con quienes éstos pactaron la reforma.
3.- el Senado de la República ha aprobado el despojo, ahora nos toca tomar la palabra, organizar la respuesta. Necesitamos convocar ya a nuestras Asambleas en todos los centros de trabajo. Las Asambleas deben discutir y analizar todo el escenario, desde la reforma pactada y aprobada en las cámaras por el PRI y el PAN, hasta las propuestas presentadas por el CEN, que modifican sustancialmente lo acordado en el Congreso de nuestro sindicato de marzo pasado. Pero esto no sorprende a nadie, porque Vega no se ha caracterizado por ser, digamos, un férreo defensor de nuestro Régimen de Jubilaciones y Pensiones, recordamos bien las diversas propuestas de modificarlo severamente, presentadas por el CEN a los trabajadores antes de nuestro Congreso de marzo, que después supimos habían sido ya acordadas con el director general del IMSS, Santiago Levy. Entonces su intento fracasó, se hizo presente la fuerza organizada de los trabajadores, y mandó todo eso a volar.
4.- Pero nuestras Asambleas deben decidir inmediatamente sobre la huelga, sobre los pasos que hay que dar para hacerla realidad. Ese es el punto clave en estos momentos. Si nuestro enemigo no ve frente de sí la huelga, creciendo y organizándose en serio, no va a retroceder, y la formidable y creciente fuerza que nosotros hemos logrado acumular, podría desvanecerse en medio de las negociaciones y cochupos del CEN, Levy, los partidos y el gobierno, a eso le apuestan ellos. Tengamos confianza. Debemos decidir el plan de estallamiento de la huelga, las medidas de preparación de la misma, formar las comisiones necesarias para hacerla realidad, pensar en actividades a desplegar durante ella que nos vinculen estrechamente con la población. Y tenemos que formar una coordinación de todas las Asambleas, una instancia de dirección de la huelga vinculada directamente a las Asambleas.
5.- No es la primera vez que un movimiento tiene que echar atrás una decisión ya tomada por las instancias de gobierno, ya pactada con los grandes dueños del dinero. Primero fueron los estudiantes universitarios: en una reunión fuera de la Universidad, protegida por la policía, la instancia de gobierno correspondiente se reunió y en tres minutos discutió y decidió convertir a la UNAM en una universidad de paga. Feroz lucha desplegaron los estudiantes, sin ceder, explicando una y otra vez a la población las razones de su tenaz resistencia con sus brigadas cotidianas, sus volantes, sus carteles, sus movilizaciones, sus reuniones con sindicatos y organizaciones populares. La huelga más atacada en la historia por los medios de comunicación. Pero los estudiantes demostraron que su lucha iba en serio, y al final el gobierno tuvo que retroceder (no sin antes meter a la cárcel a 1,000 jóvenes, algunos de los cuales permanecieron en ella durante varios meses). Luego vino San Salvador Atenco: el gobierno pactó con grandes capitales la asignación de terrenos de cientos de campesinos para construir un aeropuerto. Cientos de millones de dólares estaban ya comprometidos, cuando Fox emite el decreto expropiatorio de las tierras. Pero los campesinos dijeron «sobre nuestros cadáveres», y demostraron que iban en serio. Meses después la PFP cerca la población, y Gobernación les llama para darles un ultimátum: o firman, o a las 5 am entran los militares de gris armados a tomar el pueblo. Esa noche se convoca a toda la población a decidir en la plaza. A mano alzada, la masa de campesinos dice «nuestras tierras no están en venta», y decide resistir; se forman brigadas para «recibir» a los pefepos en todas las entradas del pueblo. Larga madrugada aquella, y los campesinos firmes. Amanece y los militares de la PFP siguen en sus puestos, sin avanzar. A los dos días, Fox aparece en la televisión anunciando que el decreto expropiatorio había sido derogado.
Que no nos amedrenten, compañeros. Quien lucha y resiste con firmeza inspira ánimo, confianza y respeto a los demás. Más aún si sabe dirigirse a ellos para explicarles las razones de su lucha. La nuestra es profundamente justa, no lo dudemos. El hecho de que a millones de trabajadores los hayan logrado hundir en las Afores, no les hará pensar que nosotros somos unos privilegiados porque nos hemos defendido. Esto es lo que pretende el gobierno, poner al pueblo en nuestra contra, pero la gente no es tonta, y sabe bien lo que significa ver de un lado a Fox, al PRI, al PAN, a los grandes empresarios, a las centrales sindicales de negra historia y a las cadenas de radio, televisión y prensa escrita, y del otro, ver a sus médicos, a sus enfermeras, sus camilleros y paramédicos de ambulancias, a sus iguales.
No olvidemos que Fox ya dijo a las claras que detrás de nosotros, inmediatamente, vienen todos los afiliados al ISSSTE, que son 2 millones 400 mil trabajadores (todos los maestros de primaria y secundaria pública del país, entre ellos); los del SME, los de la CFE, los de Pemex; todos los que faltan, pues. En total, tres millones de trabajadores y sus familias, cuya suerte está echada con lo que nosotros hagamos. Ellos estarán más que receptivos a lo que nosotros les digamos. Y si hacemos bien las cosas, lograremos una respuesta activa de muchos de ellos.
Adelante, compañeros, no dudemos.