El futuro, si es, será pequeño. Para muestra, una hormiga. Un equipo de investigadores de la Universidad de Bristol ha realizado un curioso experimento. Los científicos colocaron unas planchas de madera con agujeros de diferentes tamaños en la ruta de un grupo de hormigas de una selva de Panamá. Su método para sortear los baches […]
El futuro, si es, será pequeño. Para muestra, una hormiga. Un equipo de investigadores de la Universidad de Bristol ha realizado un curioso experimento. Los científicos colocaron unas planchas de madera con agujeros de diferentes tamaños en la ruta de un grupo de hormigas de una selva de Panamá. Su método para sortear los baches resultó revolucionario.
Las hormigas panameñas, que miden desde dos milímetros, las más chiquitas, hasta un centímetro, utilizan sus propios cuerpos para tapar los agujeros. Además, deciden de manera participativa cuál de ellas es la que mejor se adapta a cada hueco. Cuando las hormigas tropiezan con un hoyo que no pueden cruzar, se acercan despacito y miden el diámetro con sus cuerpos. Si el boquete es muy pequeño, avisan a otra compañera que pueda encajar mejor. Así, hasta que una cubre exactamente el hueco.
El futuro, si es, será un puente (para que vengan mundos buenos). Al llegar la noche, cuando la jornada toca a su fin, las ‘hormigas pavimento’, las que revisten los socavones, regresan al hogar. Durante unas horas, cientos de hermanas han caminado sobre el firme de sus espaldas. Las hormigas se convierten en «una superficie viva», explica el doctor Scott Powell, biólogo de la Universidad de Bristol. Hormigas pasarela. Un puente con corazón, antenas y patas.
El mundo está lleno de pequeños héroes. Invisibles. Anónimos. De andar por casa. Animales prodigiosos, como las hormigas. Tracey, una niña de un pueblo de Connecticut, y sus compañeros de la escuela, se pusieron un día a echar cerillas encendidas en un hormiguero. «Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil», nos cuenta el maestro Eduardo Galeano. «Pero a Tracey la impresionó algo que los demás no vieron o hicieron como que no veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre, una señal en la memoria: ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas, y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte». El futuro, si es, será en equipo. Acompañados. Juntos ante el peligro.