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Timor también existe

Fuentes: GAIN

Hace ahora dos años, el veinte de mayo del 2002, la República Democrática de Timor Oriental (Timor-Leste) logró su independencia, convirtiéndose en el estado más joven del nuevo milenio.Las celebraciones ocuparon las portadas de la mayoría de los medios de comunicación del mundo, así como la presencia de importantes dirigentes de otros estados, lo que […]

Hace ahora dos años, el veinte de mayo del 2002, la República Democrática de Timor Oriental (Timor-Leste) logró su independencia, convirtiéndose en el estado más joven del nuevo milenio.

Las celebraciones ocuparon las portadas de la mayoría de los medios de comunicación del mundo, así como la presencia de importantes dirigentes de otros estados, lo que posibilitó que Timor Oriental estuviese en el centro de buena parte de los comentarios y análisis internacionales. Sin embargo, si miramos hoy en día esas mismas fuentes nos encontramos con una desilusionante realidad, la presencia del nuevo estado ha desaparecido, lo que lleva a muchos a preguntarse irónicamente si «¿Timor existe?».

Y la respuesta es evidente, no sólo existe, sino que continúa una lucha para lograr que su independencia pueda hacerse efectiva y convertirse en un estado de pleno derecho en la escena internacional.

A pesar de su independencia Timor no ha logrado abandonar su delicada situación. Actualmente sigue ocupando uno de los peores lugares en la lista de países más pobres del mundo, lo que añadido a la falta de acceso a una educación digna y a los índices básicos de la salud, le sitúan en esa delicada situación anteriormente señalada.

El panorama se completa con un alto índice de desempleo rural y algo menor en el ámbito urbano, con la aparición de un importante número de «religiones» que compiten con la católica y con las creencias locales (magia negra, ritos…), y con un descontento creciente en las zonas urbanas, que hace más de un año desembocaron en graves incidentes en la capital, Dili.

Ricos y pobres

Uno de los mayores obstáculos para el desarrollo pleno de la República Democrática de Timor Oriental es su vecino australiano. Si la postura de Canberra de cara a la independencia de Timor siempre ha sido ambigua o cuando menos dubitativa, con apoyos militares a Indonesia en un tiempo y posteriormente apoyando la autodeterminación del pueblo timorense, todo ello no ha sido por altruismo.

Australia tiene sus propios intereses en la zona, y éstos no son otros que el control de las importantes reservas de petróleo y gas que se encuentran en el mar de Timor. Ya en 1975, Australia, aprovechándose de la coyuntura, firmó un tratado con Indonesia por el que las fronteras marítimas en la zona en disputa se fijaban conforme a los intereses australianos. De esa forma, cerca del ochenta y dos por ciento de las reservas de gas y petróleo quedaban bajo jurisdicción australiana, y el resto en aguas de Timor.

Sólo entre 1999 y la actualidad, los gobiernos australianos han obtenido más de un billón de dólares gracias a la explotación de las reservas que pertenecen al pueblo timorense. Desde el gobierno de la República Democrática de Timor Oriental se afirma que ese tratado no fue suscrito por ellos, sino que fue fruto del periodo colonial de Indonesia sobre su nación, y que por tanto se hace necesaria la revisión del mismo.

Si se aplica la legislación internacional, la «Convención de Naciones Unidas sobre la Ley del Mar», la frontera entre ambos estados se fijaría en la mitad del mar, guardando la misma distancia entre las costas de Australia y Timor, lo que significaría que el noventa por ciento de las reservas de petróleo y gas estarían en el lado de Timor.

Los dirigentes de Timor han mostrado su necesidad de llegar a un acuerdo. El pasad mes de noviembre, un mes desde que lo solicitaron, el gobierno australiano accedió a reunirse con sus homólogos de Timor, sin resultado alguno. Posteriormente, los representantes timorenses han solicitado reiteradamente la necesidad de continuar con las reuniones bilaterales, solicitando reuniones mensuales. Desde Canberra se afirma que es imposible mantener ese ritmo, y tan sólo han accedido a una segunda ronda de conversaciones el pasado mes de abril, aunque la arrogancia australiana sigue bloqueando cualquier acuerdo.

En toda esta historia queda de manifiesto que el altruismo de los países más poderosos no existe, detrás de sus supuestas ayudas siempre están los intereses a cobrar en el futuro, aunque ese cobro suponga ahogar materialmente a un estado que lucha por sobrevivir al borde de la desesperación económica.

Más colonialismo

La importancia de disponer de esos ingresos que se lograrían de la explotación de las reservas marítimas son esenciales para la supervivencia del pueblo timorense, al mismo tiempo que ese dinero contribuiría a su desarrollo y a superar la delicada situación que atraviesa.

Algunas organizaciones, como el «Movimiento contra la Ocupación del Mar de Timor»recientemente formado, buscan hacer comprender a la opinión pública las violaciones australinas sobre los derechos fundamentales de su pueblo. Formado por un importante abanico de organizaciones, representativo de todas las capas de la sociedad civil timorense, centra sus esfuerzos en esa dirección.

Tras más de cuatrocientos años de lucha contra las diferentes ocupaciones extranjeras, el pueblo de Timor ha comprendido que a pesar de haber logrado su independencia formal, la lucha no ha concluido.

La colonización no habrá concluido hasta que el propio pueblo de la República Democrática de Timor Oriental sea dueño de sus propios recursos, por eso los timorenses son conscientes que aceptar la actual distribución de las reservas de gas y petróleo, cediendo a las pretensiones australianas, supondría el suicidio de la soberanía del joven estado.

Por su parte, Australia debe comprender que Timor Oriental es una nación soberana, que es justo que se le reconozcan sus fronteras, y que se beneficie de los recursos naturales que se ubiquen dentro de esos límites. La República Democrática de Timor Oriental no podrá ejercitar su independencia total hasta que sus fronteras sean reconocidas y respetadas por sus vecinos. La larga experiencia de lucha y resistencia del pueblo de Timor Oriental puede ser uno de los mayores valores a la hora de afrontar esta delicada etapa que le toca vivir en estos días.

Y a pesar del silencio que sobre este joven estado se cierne en el escenario mundial, de vez en cuando nos llegan noticias como aire fresco, donde además de gritarnos que Timor existe, nos indican que su lucha continúa hasta lograr su independencia total.

Gabinete Vasco de Análisis Internacional.- GAIN