En el conflicto árabe-israelí, Irán suele jugar con la mitad de las cartas encima de la mesa y un toque de orgullo. Irán ya había celebrado anteriormente como propias las victorias del Hizbulá libanés sobre Israel. Durante el ataque israelí a Gaza del pasado Noviembre, un cohete Fajr-5, de fabricación iraní y con un radio […]
En el conflicto árabe-israelí, Irán suele jugar con la mitad de las cartas encima de la mesa y un toque de orgullo. Irán ya había celebrado anteriormente como propias las victorias del Hizbulá libanés sobre Israel. Durante el ataque israelí a Gaza del pasado Noviembre, un cohete Fajr-5, de fabricación iraní y con un radio de alcance de 75 kilómetros, cayó en el mar frente a la costa de Tel Aviv . A pesar de que se había eliminado la carga explosiva para que volara más lejos y, por tanto, su letalidad era menor, el mensaje parece claro: por primera vez en mucho tiempo, las sirenas sonaron en la capital israelí y no solo en las ciudades y pueblos cercanos a la franja.
La agencia iraní Fars News, asociada a la Guardia Revolucionaria, publicó una descripción del Fajr-5 no exenta de orgullo y triunfalismo. Ante las acusaciones, Irán admitió parcialmente su participación: la tecnología es nuestra y nosotros proporcionamos los conocimientos a los palestinos, pero no las armas. Sin embargo, pocos ciudadanos creen que el apoyo iraní consistiese solo en los planos. Se pueden encontrar algunos artículos en medios de comunicación -tanto defensores como detractores de Hamás – que narran detalladamente el tráfico de materiales iraníes hacia Gaza. Las consecuencias no son baladíes, en la siguiente imagen se aprecia con claridad la mejora cualitativa que el acceso a este nuevo armamento supone:
Durante la operación Pilar Defensivo, Israel destruyó varias instalaciones de lanzamiento de cohetes y cuando todo parecía indicar que el conflicto se recrudecería -debido a la movilización de reservistas-, llegó el alto el fuego. El resultado fue un ataque demasiado breve si lo que se pretendía era la derrota de Hamás y demasiado largo si se tiene en cuenta los dos centenares de muertes civiles que causó y la consiguiente indignación internacional. Los que leían el ataque en clave electoralista o fruto de la gestión de un Gabinete conservador y militarizado no se explican por qué Netanyahu ha optado al final por quedar mal con todos, tanto en casa como afuera.
Por tanto, es posible que el ataque sobre Gaza no sea más que otro capítulo en el enfrentamiento entre Irán e Israel que, como era común durante la Guerra Fría, se libra en casa de terceros. Pero esto no lo explica todo, ya que el conflicto entre Israel y Gaza tiene sus características propias y terceros actores como Egipto, Turquía o Qatar son relevantes; aunque la sombra de Irán haya sido más visible en esta ocasión que en otras.
Existe, sin embargo, un tercer actor del que se ha hablado poco: Sudán. El pasado mes de octubre, cuatro aviones atacaron una fábrica de armas en Jartum, la capital del país africano. Sudán acusó directamente a Israel, que rechazó las acusaciones. Los medios de comunicación de Irán cubrieron el suceso ampliamente, mientras que la prensa occidental lo despachó en unas pocas líneas. En principio, nada nuevo: Sudán es vecino de Egipto, tiene fácil acceso a la península del Sinaí y la frontera egipciogazatí es el principal punto de aprovisionamiento armamentístico de los grupos que operan en Gaza. Asimismo, Sudán ya acusó a Israel de cometer varios asesinatos y atacar convoyes cargados de armas que se dirigían hacia el norte. Un incremento de este tipo de ataques es, tristemente, poco sorprendente.
A pesar de todo, la novedad radica en que últimamente Irán está fortaleciendo sus relaciones con Sudán para buscar una alternativa a Siria -que le permita el tráfico de armas y establecer un nuevo aliado en el mundo suní-. Sudán, vecino de dos némesis de Irán (Egipto y Arabia Saudí), puede ser una opción de futuro para ese país si el régimen de al-Asad cae. Independientemente de lo que ocurra, por el momento Sudán es un excelente foco de abastecimiento para Gaza. Quizá como aviso de que las cosas están cambiando, Irán envió dos buques de guerra a Sudán justo después del ataque sobre la fábrica de armas.
¿Llegaron los Fajr-5 de Sudán? Israel afirma que sí, que los cohetes son ensamblados directamente en territorio sudanés. En ese caso, ¿era la fábrica de armas atacada el punto de ensamblaje? Estados Unidos considera que desde 2006 el complejo industrial y militar de Yarmuk estaba bajo control iraní. Tal hipótesis explica el ataque aéreo israelí a un objetivo tan lejano, que no pretendía solamente acabar con una fuente de armamento menor. Es difícil llegar a una conclusión si analizamos el juego de acusaciones mutuas, ya que está repleto de información incompleta publicada por las partes con intereses en el conflicto. Sin embargo, si Sudán sigue siendo relacionado con el Fajr-5 iraní, es posible que Israel lo considere un objetivo militar y se verá arrastrado al centro del conflicto triangular cuyos vértices son Palestina, Israel e Irán.
Fuente original: http://www.aish.es/index.php/es/iran/366-articulos/3969-iran-8122012-de-iran-a-gaza-via-sudan-todo-lo-que-hay-en-un-cohete