«Brygida la sanguinaria», del lager a los servicios occidentales
Tanto la CIA como la inteligencia alemana reclutaron al final de la Segunda Guerra Mundial a una torturadora nazi del campo de exterminio de Lublin/Majdanek.
La revelación fue publicada por el semanario Der Spiegel.
«Por primera vez» queda demostrado que una vez concluido el conflicto mundial «los servicios secretos de las democracias occidentales» reclutaron no sólo a «criminales nazis hombres, sino también mujeres», destaca la publicación a partir del contenido de documentos.
Der Spiegel confirma en otras palabras la «sucia» teoría según la cual tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los servicios secretos occidentales enrolaron a agentes e informadores nazis, en el medio de una lucha subterránea con los espías del Pacto de Varsovia.
El semanario reconstruye la historia de Hildegard Lächter, una guardia del campo de concentración de Lublin/Majdanek que trabajó para la CIA como, sucesivamente, para el BND, los servicios secretos de Alemania.
La mujer, conocida como «Brygida la sanguinaria», fue uno de «los guardias más brutales» de ese campo de concentración, que se encontraba en la Polonia ocupada por los nazis.
«Golpeaba a los niños en los camiones que llevaban a los pequeños a los cámaras de gas, lanzaba a los prisioneros en una fosa-letrina para hacerlos ahogar entre los excrementos», precisó el semanario.
Laechter fue una de las principales imputadas en el proceso por los crímenes cometidos en el campo de concentración, juicio que tuvo lugar entre el 1975 y el 1981: se trató de uno de los mayores procesos judiciales llevados a cabo contra el nazismo.
La acusación a la que tuvo que responder fue la de haber sido cómplice del homicidio de casi 1.200 personas. «Tanto la CIA como el BND sabían con quien se estaban metiendo», precisó la revista. La mujer había sido reclutada después de haber descontado una condena en Polonia precisamente por sus crímenes.
Varsovia la había expulsado en 1956.
La CIA estaba interesada sobre todo «en conocer las informaciones que tenía sobre un exmiembro de los servicios secretos polacos que había conocido durante el período en el que había estado detenida». Sin embargo, «Brygida la sanguinaria» había creado problemas a los servicios estadounidenses porque hablaba demasiado. Y por otra parte también los servicios de Berlín terminaron alejándose de ella, tras haber tenido «una primer impresión muy buena».
A lo largo de los años la CIA ha sido repetidamente acusada de haber protegido después de la guerra a miembros del nazi-fascismo.
Entre ellos figuraron Karl Hass, quien fue condenado a cadena perpetua en Italia junto a Erich Priebke por la matanza de 1944 de las Fosas Ardeatinas en Roma, y Otto Skorzeny, el «liberador» de Benito Mussolini cuando el «Duce» fue capturado en el Gran Sasso.