El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) tiene su origen en 1979 en el llamado Tribunal Russell, un tribunal ‘inventado’ desde la sociedad civil para juzgar los crímenes de lesa humanidad cometidos por Estados Unidos en la guerra contra el pueblo de Vietnam. Ante la ausencia de instrumentos efectivos para defender a la gente y […]
El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) tiene su origen en 1979 en el llamado Tribunal Russell, un tribunal ‘inventado’ desde la sociedad civil para juzgar los crímenes de lesa humanidad cometidos por Estados Unidos en la guerra contra el pueblo de Vietnam. Ante la ausencia de instrumentos efectivos para defender a la gente y enjuiciar al poder, históricamente se ha vuelto necesario inventar nuevos repertorios de acción. Es el caso de reconstrucciones ciudadanas simbólicas como las consultas sociales (cuando el Estado se niega a plantear ciertas discusiones), las cumbres alternativas (cuando los gobiernos toman grandes decisiones internacionales a espaldas de la gente), las contrajuntas (cuando las juntas de accionistas se olvidan de todo menos de sus beneficios) o los propios tribunales de opinión (una respuesta popular cuando las élites que gobiernan los Estados bloquean cualquier iniciativa para juzgar poderes fácticos aparentemente intocables).
Los tribunales de opinión se aplicaron durante sus primeros 20 años a las violaciones de los derechos humanos perpetradas por Gobiernos occidentales o dictaduras militares como la de Argelia o las latinoamericanas durante los años ’70. Hoy, con la ayuda del TPP, se aplican a las empresas transnacionales.
Así por ejemplo, en el Estado español, entre 2005 y 2007 se han desarrollado varias actividades de este tipo. En Madrid se celebró el Tribunal de Opinión sobre la Deuda Externa, con audiencias previas sobre deuda ecológica y deuda social en Barcelona, Córdoba y Salamanca, y Tribunales posteriores sobre la Deuda Externa en Palencia y Asturies (www.quiendebeaquien.org). Últimamente se ha juzgado al BBVA en un Tribunal en Bilbao. América Latina no se queda atrás, sobre todo los países donde más se ha agudizado la agresión transnacional contra los pueblos. Tal es el caso de Colombia, que ha desarrollado un proceso de enjuiciamiento popular a las transnacionales donde la mayoría de las acusaciones se han concentrado en empresas estadounidenses, españolas y británicas (www.tppcolombia.info). Se destaca asimismo Nicaragua, donde el TPP a Unión Fenosa congregó a más de 700 personas.
Todos ellos han apuntado a enlazar alternativas entre pueblos o comunidades que se ven violadas sistemáticamente por la alianza entre capital transnacional y oligarquías locales. La hoja de ruta es parecida: juntar a grupos en resistencia a una misma empresa, instruir cada una de las acusaciones reconstruyendo un rompecabezas de los hechos a partir de los afectados y de las organizaciones que trabajan con ellos, mostrar la imagen de esa agresión ante los de medios de comunicación y, finalmente, alimentar un cambio de paradigma que permita transformar el actual régimen normativo- económico internacional, abriendo un debate sobre los mecanismos de enjuiciamiento de las empresas transnacionales. En la actualidad todos los esfuerzos apuntan al TPP de Lima (13-16 mayo de 2008) y al proceso Enlazando Alternativas (www.enlazandoalternativas. org) donde una red birregional de organizaciones y resistencias europeas y latinoamericanas convergerá para presentar distintas acusaciones al capital europeo en América Latina y Caribe. Será el resultado visible de un intenso trabajo en red. Os invitamos a seguirlo.
* David Llistar (Observatori del Deute en la Globalització)