Traducido del ruso para «Rebelión» por Andrés Urruti
En Ucrania se hace ya el balance de los resultados de las elecciones a la «Rada Suprema» (parlamento nacional de Ucrania). Los resultados definitivos todavía no se conocen, puesto que el recuento proseguía (N del T.:el artículo está escrito el 28 de marzo). Pero las principales conclusiones ya están a la vista. La campaña electoral, descrita por el presidente Yushenko como la primera realmente honesta y democrática en la historia de Ucrania, revela, para decirlo suavemente, ciertas singularidades. Hasta los observadores occidentales, que tienen una actitud bastante benévola hacia las actuales autoridades de Kiev, no pudieron dejar de señalar que hubo un gran número de problemas técnicos y una mala organización del proceso de votaciones. Por lo demás, desde su punto de vista, todo esto no son más que gajes de una democracia en vías de desarrollo, que no influyen en la voluntad de los ciudadanos.
Pero la opinión de esos mismos ciudadanos es más bien diferente. Incluso la de aquellos que no estén inclinados a acusar al poder de falsificaciones conscientes. Así, nuestro corresponsal en Lvov (N del T. Capital de la Ucrania Occidental) escribe que «es físicamente imposible aclararse con estas «sábanas» con signos en 45 sitios diferentes». Las «sábanas» son las papeletas de voto que, por acuerdo general, son dignas de figurar en el Libro Guinness de los records, pues su longitud es de cerca de 80 cm. Además, los desdichados electores recibieron de golpe 5 «sábanas» de estas, porque, simultáneamente con las elecciones al parlamento ucraniano, se celebran elecciones regionales y locales. La participación en las elecciones ronda, como media, el 67%, lo que no difiere mucho de otras citas electorales pasadas. Ha habido en Ucrania porcentajes de participación más altos, pero entonces no se observaron colas para acudir a las urnas.
Como se ha señalado, es precisamente por culpa de estas «sábanas» (que no solo es que sean complejas de entender, sino que dificultan la tarea misma de introducirlas por la ranura de la urna) por lo que se formaron interminables colas en muchos colegios electorales. En esas filas, los ciudadanos más conscientes tuvieron que permanecer esperando, de hora y media a dos horas. Los menos conscientes simplemente se fueron a casa. Tres personas mayores murieron en los colegios durante las votaciones.
Por lo demás, si en Lvov no había motivos especiales para que se realizaran falsificaciones por parte del poder (allí los electores, en su mayoría votan, y disciplinadamente, por los «naranjas»: el «Bloque de Yulia Timoshenko» y «Nuestra Ucrania», de Yushenko), la detestable organización de las elecciones en el Este y en el Sur de Ucrania, así como en Crimea, muchos no la explican, ni mucho menos, por problemas técnicos. Estas regiones del país siempre se manifestaron activamente en contra de los «anaranjados». ¿No será precisamente por eso por lo que se han creado a sus habitantes tantas complicaciones para la expresión de su voluntad?
Por ejemplo, en la provincia de Donetsk, se ha reducido el número de colegios electorales en 1’5 veces con respecto a las elecciones presidenciales del 2004. En Jarkov, los electores «desaparecían» por casas enteras. Por ejemplo, no se incluyó en las listas ni a uno de los residentes de una academia militar. Como resultado, casi 700 personas no pudieron votar. Según datos de los observadores, cerca de 200.000 habitantes de la provincia de Lugansk no pudieron votar. Aunque justo 2 días antes de las elecciones se tomó la decisión de que la comisión electoral podía permitir votar a los electores cuyos apellidos se habían alterado como resultado de su traducción al ucraniano (en el censo), hubo bastantes incidentes relacionados con esta circunstancia.
Muchos de los que aguantaron las largas colas y no se encontraron en las listas ya no tuvieron ni fuerzas ni ganas de arreglarlo, y renunciaron a cumplir con su deber ciudadano. ¿Pero puede considerarse voluntaria esa renuncia? ¿No es sorprendente que la asistencia a las urnas en las regiones «antinaranjas» (particularmente en Crimea, donde los infortunios con la traducción de las papeletas a la lengua estatal, las «pérdidas» de electores y las infracciones en la campaña electoral son especialmente notables) haya sido menor que en el centro y occidente del país?
Por lo que se refiere a los resultados provisionales propiamente dichos de las elecciones, han proporcionado algunas sorpresas. Ante todo, se confirman los pronósticos sobre el liderazgo del «Partido de las Regiones» de Victor Yanukovich, que, después del recuento del 20% de las papeletas, obtendría un 26’01%. Detrás los puestos de los favoritos se han repartido de forma algo inesperada. En segundo lugar aparece el «Bloque de Yulia Timoshenko» (B.Yu.T.), con un 23’53%. Y sólo en el tercero, «Nuestra Ucrania» de Yushenko (17’16 %), cuya lista encabeza el actual primer ministro Yejanurov.
Timoshenko considera ese resultado como casi triunfal, puesto que ha resultado que su popularidad es mayor que la de los actuales presidente y primer ministro. Es más, en el caso de formación de una coalición «naranja», será precisamente el «B.Yu.T.», como partido con mayor número de votos de entre los miembros de la coalición, quien pueda dictar sus condiciones. En esa coalición «naranja» puede entrar también el antiguo aliado de Yushenko y Timoshenko en la «revolución» de hace 1 año, el Partido Socialista de Aleksandr Moroz, que habría recogido el 7’49% de los votos. Según los datos provisionales, pasaría también la barrera del 3% para entrar en la Rada Suprema de Ucrania, el Partido Comunista de Ucrania (PCU), con un resultado más que modesto, de un 3’42%.
En el límite de la barrera se encontraría el «Bloque de Litvin», el ahora ya expresidente del parlamento ucraniano. Por lo demás, la perspectiva de que pueda entrar en el parlamento esta vez parece dudosa.
El análisis de los resultados de las elecciones ucranianas después de conocer los datos definitivos queda pendiente. Incluidas las causas del serio fracaso de los comunistas ucranianos, que obtuvieron en las anteriores elecciones parlamentarias cerca de un 20%. Pero las conversaciones para la formación de una mayoría parlamentaria, y, por tanto, del futuro gobierno, ya han comenzado. Las llevan a cabo entre ellos «Nuestra Ucrania», el «B.Yu.T.» y los socialistas. Por encargo de Víctor Yushenko, por parte de «Nuestra Ucrania» interviene en las conversaciones el actual jefe de gobierno Yuri Yejanurov. Todavía no ha sido posible el acuerdo. Sobre las posibilidades de conversaciones con todos los partidos que obtengan representación en la Rada también ha hablado Victor Yanukovich, el líder del partido más votado («Partido de las Regiones»). Pero en el «Partido de las Regiones» afirman que los partidarios de «Nuestra Ucrania» se estarían preparando para un nuevo «Maidan naranja», preparándose para sacar a sus juventudes a la calle Kreshchatik, ante el edificio de la Comisión Electoral Central, y claro, otra vez a la Plaza de la Independencia (N del T. Maidan Nezalezhnosti, en ucraniano), para reclamar la anulación de los resultados de las elecciones, que no les gustan. ¿Por qué no, si se consiguió una vez, por qué no probar de nuevo? Claro que, en ese caso, ¿qué hacer con las declaraciones del presidente y líder de «Nuestra Ucrania», Yushenko, acerca de la limpieza, transparencia y absoluto carácter democrático de la pasada campaña?