Un amplio espectro de la izquierda de América Latina remarcó la incorporación de Venezuela al Mercosur y «la derrota que sufrió el ALCA promovido por Estados Unidos». En un foro celebrado este fin de semana en Uruguay, los principales partidos de izquierda latinoamericanos destacaron los avances registrados en la región por gobiernos progresistas que sucedieron […]
Un amplio espectro de la izquierda de América Latina remarcó la incorporación de Venezuela al Mercosur y «la derrota que sufrió el ALCA promovido por Estados Unidos».
En un foro celebrado este fin de semana en Uruguay, los principales partidos de izquierda latinoamericanos destacaron los avances registrados en la región por gobiernos progresistas que sucedieron «décadas de imposición de políticas neoliberales».
El encuentro, que fue organizado por la regional Cono Sur del Foro de San Pablo, estuvo encabezado por la Secretaría Ejecutiva del brasileño Partido de los Trabajadores (PT) y por la coalición de izquierda Frente Amplio de Uruguay. La inauguración la llevó adelante la viceministra de Relaciones Exteriores de Uruguay, Belela Herrera, con el rótulo de «experiencias de gobierno de los partidos de izquierda y progresistas de América Latina y el Caribe».
«Sin lugar a dudas, el espacio más enriquecedor que obtuvimos fue aquél dedicado a establecer la admisión de errores en ejercicio de la autocrítica menos complaciente. Sólo desde allí será posible practicar la gimnasia que nos falta, la rectificación de rumbos, la corrección de acciones, el viraje que estimemos necesario», dijo Herrera en su discurso de apertura.
«Esta es la experiencia más significativa del cambio, tener la capacidad de mirarnos a nosotros mismos y admitir que, quizás no hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance para concebir las modificaciones estructurales que el pueblo escogió cuando decidió poner en manos de la izquierda el destino de estos países», agregó la funcionaria uruguaya.
Las deliberaciones se llevaron a cabo durante tres días en Montevideo y ayer se difundió el documento final de la reunión. Los partícipes destacaron la nueva realidad inédita en Latinoamérica, que se dio con la llegada de gobiernos progresistas al poder. «El nuevo cuadro de América Latina sucede a décadas de imposición de políticas neoliberales, lo que representa una gran victoria política e intelectual», reflejó el documento final.
En la conclusión también se puso énfasis en las políticas sociales, de combate al hambre y la pobreza, mejoras en la sanidad y un mejor acceso de la población a la educación, la consolidación de los derechos de la niñez y la reinserción social de millares de ciudadanos al iniciarse procesos de desarrollo productivo para generar puestos de trabajo.
En tanto, el acta final destaca el ejemplo del Gobierno boliviano del presidente Evo Morales por la defensa soberana que ha realizado de los recursos naturales de su país, a pocos meses de su acceso al poder.
Asimismo, se subrayó que los gobiernos y fuerzas de izquierda han avanzado en los mecanismos de participación directa de la ciudadanía y en los procesos de descentralización a todo nivel.
Se acentuó, además, los avances registrados en la región como la incorporación de Venezuela al Mercosur y «la derrota que sufrió el ALCA promovido por Estados Unidos» a manos de la oposición de los gobiernos de la región en la Cumbre de Mar del Plata, en noviembre del 2005.
El escrito hace referencia a la integración lograda de Cuba con Venezuela y Bolivia como ruptura del bloqueo que Estados Unidos le impone al país caribeño desde hace casi cinco décadas. A su vez «convoca a todos los partidos a trabajar por la integración a todos sus niveles, y en todos los aspectos económicos, sociales, políticos y culturales».
La reunión se clausuró con una mesa del Grupo de Trabajo del Foro de San Pablo, donde quedaron planteadas acciones futuras y se resolvió para el 2007 la realización de un nuevo encuentro en San Salvador, bajo el lema: «La nueva etapa de la lucha por integración latinoamericana y caribeña».
En último lugar, la convocatoria trasmitió los deseos de éxito en las próximas elecciones a Daniel Ortega, en Nicaragua; Lula Da Silva, en Brasil, y Hugo Chávez, que procura su reelección en Venezuela.
«Vientos progresistas soplan en Latinoamérica, ya sea en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela, donde llegamos al gobierno, y en otros varios países de la región, como en Colombia, la izquierda crece», destacó Gloria Flores, del Polo Democrático Alternativo de Colombia.
El principal objetivo era analizar «cómo optimizamos las relaciones de los partidos de izquierda con los gobiernos de izquierda y cómo ello colabora para una mejora social en los países de la región», completó Flores.
«Los partidos progresistas de la región tienen una visión similar de impulsar desde el gobierno políticas sociales, pero hay claras diferencias en cómo llevarlas a la práctica, y ese es otro de los temas de la reunión», destacó el venezolano Carlos Miranda, del Partido por la Democracia Social, una de las 23 fuerzas que manifestaron oficialmente su apoyo a la candidatura de Hugo Chávez para elecciones presidenciales de diciembre.
Miranda también respondió a las críticas de autoritarismo que recibió Chávez por parte de la coalición opositora: «el gobierno de Chávez es totalmente legítimo y ha encabezado en los siete años de gobierno un proceso democrático; fue avalado en el referéndum de 2004, lo que determinó una democracia legitimada. Chávez está en el poder porque el pueblo lo quiere».
Valter Pomar, secretario de relaciones internacionales del oficialista PT dijo que «la historia de América latina muestra un ciclo populista en los sesenta, de dictaduras militares en los setenta y ochenta y un ciclo de democracias neoliberales en los noventa que asumieron el comando de gobierno. Ahora estamos en una etapa de gobiernos que enfrentaron a las dictaduras y al neoliberalismo».
Para Pomar, aunque hay una diferencia entre gobiernos de izquierda en las formas políticas, se observa en América latina «un movimiento general de oposición al neoliberalismo, que responden a un movimiento social y electoral común».
El Foro de San Pablo se constituyó en julio de 1990 cuando el PT convocó a otros partidos de América Latina y el Caribe con el objetivo de debatir la nueva coyuntura internacional tras el derrumbe del Muro de Berlín y elaborar una alternativa popular y democrática las consecuencias de la implantación de políticas neoliberales por la mayoría de los gobiernos de la región. Desde ese espacio, los brasileños contribuyeron, en los primeros años ’90, a mitigar el aislamiento diplomático y la asfixia económica que cuba comenzó a transitar después de la caída de la URSS. El primer encuentro fue en esa ciudad y en el encuentro siguiente en Ciudad de México (1991), se consagró el nombre Foro de San Pablo.
El llamado inicial manifestaba la idea de trabajar por una mayor integración continental a través del intercambio de experiencias, discusión de las diferencias y búsqueda de consenso para las acciones de las izquierdas. Los Encuentros de Managua (1992), La Habana (1993), Montevideo (1995), San Salvador (1996), Porto Alegre (Brasil – 1997), México (1998), Managua (2000), La Habana (2001) y Antigua (Guatemala – 2002) reafirmaron la voluntad política con el diálogo y la colaboración.
Además del propio PT y del Partido Comunista de Cuba, acudieron al llamado el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua; la Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala (URNG); el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador; el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México.