El Presidente Trump envió a Moscú al halcón John Bolton, asesor de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional y enemigo declarado de Rusia, para que se entreviste con los principales funcionarios rusos de política exterior y seguridad, con los ministros de Defensa, Serguéi Shoigú, y de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, así como con el […]
El Presidente Trump envió a Moscú al halcón John Bolton, asesor de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional y enemigo declarado de Rusia, para que se entreviste con los principales funcionarios rusos de política exterior y seguridad, con los ministros de Defensa, Serguéi Shoigú, y de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, así como con el secretario del Consejo de Seguridad ruso, y discuta con ellos, entre otras cosas, sobre el Acuerdo de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance, INF.
El problema es delicado y Trump tuviera razón si hubiera tenido el acierto de tratarlo en su real contexto: que es obsoleto porque han pasado más de 30 años desde que fue acordado; que por ser bilateral no involucra a China, Corea del Norte, India, Irán y Pakistán, que también los producen; que sería bueno aclarar ciertos puntos para que sea actual. Pero no, salió con el domingo siete de que va a abandonar el INF porque, según él, Rusia ha realizado ensayos con misiles prohibidos, que «está violando el acuerdo, lo ha hecho durante muchos años. No sé por qué el Presidente Obama no mantuvo negociaciones ni se salió del tratado… Planeamos cancelar este acuerdo y vamos a abandonarlo, necesitamos desarrollar estas armas». Añadió que incrementará la capacidad nuclear de EEUU hasta que países como Rusia y China entren en razón. Pero, como siempre, no aclaró ni cuándo ni cómo, ni dio prueba alguna, pues está persuadido de que creen a pié juntillas en la veracidad sus palabras.
Aunque es probable que se trate de su peculiar forma de negociar, así lo hizo con Corea del Norte con la que está al borde del noviazgo luego de amenazarla de muerte, no se descarta que se trate de un pretexto para propiciar la presencia en Europa de misiles estadounidenses de alcance medio con ojivas atómicas con posicionamiento terrestre, que fueron eliminados por el INF, lo que crea condiciones, al tener la oportunidad de situarlos en países ubicados cerca de las fronteras rusas, de realizar el primer ataque contra Rusia, pues de ser lanzados serían detectados sólo minutos antes de alcanzar su objetivo. El viejo continente se convertiría así en el epicentro de una posible guerra nuclear táctica limitada, bastante alejada de EEUU.
Tampoco se debe eliminar la posibilidad de que al gruñir a Rusia y mostrarle los colmillos, Trump verdaderamente se dirige al público de su país para fortalecer al partido republicano en las elecciones intermedias de noviembre. Otra vez, la política interna de EEUU determinaría el rumbo de su política mundial.
El tratado en cuestión, firmado en 1987 por Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan, no tiene fecha de caducidad y prohíbe que la URSS y EEUU tengan misiles balísticos terrestres o misiles de crucero con un radio de acción entre los 500 y 1.000 km, corto alcance, y entre 1.000 y 5.500 km, mediano alcance. Hasta mayo de 1991, la URSS había eliminado más 1.800 cohetes y EEUU sólo más de 800. El acuerdo es primordial para la conservación de la estabilidad y la paz mundial. Con la renuncia al INF se podría iniciar una carrera armamentista, que debe evitarse por todos los medios.
Washington en el 2002 se retiró del Tratado sobre Misiles Antibalísticos, ABM, lo que representó un fuerte golpe a la estabilidad estratégica del planeta, al cercar a Rusia desde Polonia y Rumania con este tipo de armas, con el pretexto de que querían controlar los cohetes que pudieran ser lanzados contra EEUU desde Irán o Corea del Norte, países que no los poseen.
Se concluye entonces que el único camino para resolver los desacuerdos entre EEUU y Rusia es negociar un nuevo INF o renovar el anterior tratado de manera que incluya a nuevos participantes y sea más efectivo. Según Jonh Bolton: «Actualmente existe una nueva realidad estratégica y hay nuevas necesidades y exigencias que no forman parte de los postulados del tratado existente», que fue firmado durante la Guerra Fría, lo que preocupa tanto los rusos como a los estadounidenses, «veamos primero cuál es la situación real. El tratado se ha transgredido, el tratado está obsoleto y el tratado no abarca a absolutamente todas las partes interesadas»; sin embargo, dio a entender que el retiro de EEUU es una resolución ya tomada.
El presiente Putin expresó el deseo de dialogar con EEUU y sugirió verse con Trump el próximo 11 de noviembre en París, en la reunión por centenario del fin de la Primera Guerra Mundial. Recalcó que, a pesar de los desacuerdos, el encuentro con Trump en Helsinki fue útil y agregó que está abierto a reunirse «si en tales contactos está interesada la parte estadounidense». Bolton respondió que Trump está ansioso por verse con Putin «a pesar de nuestras diferencias, que existen debido a nuestros diferentes intereses nacionales, aún es importante trabajar en áreas donde existe la posibilidad de una cooperación mutua». Luego de la reunión, Bolton precisó que en el primer encuentro a nivel de Viceministros de Exteriores se discutirá una serie de problemas relacionados con la lucha contra el terrorismo. Añadió: «Hemos decidido fortalecer y ampliar las acciones de coordinación de Rusia y Estados Unidos sobre Siria».
A buena hora que la reunión de Trump y Putin se dará luego de la elecciones de EEUU, cuando ya se sepa si el presidente estadounidense se queda o se va, aunque lo más probable es que se quede, porque si los demócratas ganan las elecciones, no van a tener suficientes votos para llevar a cabo un impeachment contra Trump, que, sin embargo, deberá andar con pies de plomo para evitar que sus enemigos, tanto demócratas como republicanos, se unan en su contra.
También se espera que Washington, porque así lo ha anunciado, se retire del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, START, que limita el número de vehículos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales. Así, sin el INF, el ABM y el START se termina todo el sistema de estabilidad estratégica global. De esta manera, nada detendría la carrera armamentista y el mundo viviría una Guerra Fría, semejante a la de los años 50 y 60, cuando no había ningún acuerdo que disminuyera la posibilidad de la Tercera Guerra Mundial, que ahora sería más factible que nunca.
Parece que en el mundo sobran tontos, que creen que se puede ganar un conflicto nuclear. No saben o no quieren saber que únicamente sobrevivirán a ella los ratones y las cucarachas, que no les servirán de nada los refugios atómicos que han construido, que no hay donde esconderse pues la radiación tarda millones de años en disiparse. Por eso, como decían los griegos, es mejor una mala paz que una buena guerra.
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