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Cumbre Mundial sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Un largo trecho por delante

Fuentes: IPS

Cuando los líderes mundiales se reúnan esta semana en Nueva York para evaluar el avance en el logro de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, comprobarán que queda casi todo por hacer. La Cumbre Mundial sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio se realiza desde este lunes y hasta el miércoles […]

Cuando los líderes mundiales se reúnan esta semana en Nueva York para evaluar el avance en el logro de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, comprobarán que queda casi todo por hacer.

La Cumbre Mundial sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio se realiza desde este lunes y hasta el miércoles en la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

Esos Objetivos, definidos en 2000 por la Asamblea General de la ONU, incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre (en relación a 1990), garantizar la educación primaria universal, promover la igualdad de género y reducir la mortalidad infantil y la materna.

Y también combatir el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, todo esto con 2015 como fecha límite.

Estas metas «tienen un mérito esencial: el de haber promovido la movilización de los líderes mundiales en torno a una referencia consensuada en materia de desarrollo», dijo a IPS Nathalie Péré-Manzano, directora del Centro de Investigación e Información para el Desarrollo, con sede en París, y portavoz del Llamado Mundial a la Acción Contra la Pobreza.

Además, los ocho Objetivos restablecieron «la dimensión social del desarrollo, y ayudaron a reconstruir los servicios sociales devastados por los programas de ajuste estructural» impuestos por las instituciones financieras internacionales a los países pobres durante los años 80 y 90, dijo Serge Michailof, profesor de ciencias sociales en el Instituto para los Estudios Políticos, con sede en París.

Pero la movilización mundial para cumplir los Objetivos para 2015 todavía no logra mejorar de modo sustancial las vidas de los más pobres del planeta.

Entre los expertos y las organizaciones internacionales hay cierto consenso en cuanto a que se han concretado grandes avances en la erradicación de la pobreza. Pero como señala el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, este logro debe atribuirse en buena medida al «extraordinario éxito económico» de Asia, especialmente en China e India, dos potencias emergentes.

Nuevas investigaciones sugieren también que África subsahariana ha progresado en la última década. Xavier Sala-i-Martin, profesor de economía en la Universidad de Columbia, señaló en un estudio para el Buró Nacional de Investigaciones Económicas de Estados Unidos que «la pobreza africana está cayendo rápidamente».

«De continuar la tendencia actual, el objetivo de reducir a la mitad la proporción de personas con ingresos inferiores a un dólar diario se logrará» para 2015, agregó.

El primer Objetivo, de reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza extrema en relación a los valores de 1990 para 2015, puede lograrse, pero la crisis económica mundial que azotó al mundo en 2008 puso freno a la tendencia, dijo a IPS Fabrice Ferrier, coordinador para Francia de la Campaña del Milenio.

El primer objetivo es esencial para cumplir los otros, porque «cuando uno habla de pobreza extrema habla de hambre, desnutrición, enfermedades, y mortalidad infantil y materna», añadió.

En esas áreas, los avances son por lo menos marginales. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2009 más de 1.000 millones de personas sufrieron desnutrición.

Esto significa que, en el mundo, de cada siete personas, una padeció hambre. Se trata de la mayor proporción de que se tenga registro.

Los expertos advierten que es muy posible que se produzca otra crisis alimentaria como la que el mundo padeció en 2008. En un estudio difundido en mayo, Food Price Watch, del Banco Mundial, alertó que «la reciente volatilidad de los precios de los alimentos básicos (en el mercado) interno parece superior a la que prevalecía antes de la crisis mundial del precio de los alimentos de 2008».

El informe destacó que la volatilidad promedio del precio de los alimentos en una muestra de 26 países pobres fue «más alta el año pasado que entre 2006 y 2007».

«El principal problema de la campaña hacia los Objetivos del Milenio es que se centra en la asistencia internacional a la salud y la educación, y ha ignorado la promoción del crecimiento económico», dijo Michailof.

«La campaña puso en práctica mecanismos de asistencia que tienden a volver a los países en desarrollo más dependientes de la cooperación internacional. Pero la campaña no alienta los esfuerzos de estos países por crear riqueza, lo que les permitiría garantizar la estabilidad de las políticas sociales», agregó.

Los expertos sostienen que esa asistencia ficticia se esconde detrás de la cooperación internacional al desarrollo. «No es sólo una cuestión de cantidad sino también de calidad de la ayuda», dijo a IPS Péré-Manzano.

Entre 2004 y 2010, la asistencia oficial al desarrollo que brindan las naciones industrializadas aumentó 34 por ciento, pero todavía representa menos de 0,33 por ciento de su producto interno bruto, muy lejos del 0,7 por ciento que en 1970 se comprometieron a aportar.

La asistencia oficial al desarrollo equivale a 27.000 millones de dólares este año, poco más de la mitad de los 48.000 millones prometidos por el Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos en su reunión de 2005 en Gleneagles, Escocia, y menos de 15 por ciento de los 185.000 millones que se estiman necesarios para financiar la campaña para el logro de las Metas del Milenio.

Esta asistencia incluye artificios financieros tales como la anulación de la deuda, y gastos que no se destinan directamente a políticas de desarrollo, como salarios y ayuda técnica para funcionarios de desarrollo de los países donantes.

La mayoría de los expertos parecen coincidir en que la asistencia oficial al desarrollo debería priorizar el apoyo a la agricultura, como señaló Michailof.

La proporción de esa asistencia destinada a la agricultura se redujo de 17 por ciento en 1980 a 3,8 por ciento en 2005.

«Invertir en agricultura significa darles acceso a los pequeños agricultores a educación y capacitación profesional, a crédito e infraestructura, y a buenos insumos adaptados a las condiciones locales», dijo Bénédicte Hermelin, de la Asociación para la Solidaridad Profesional y la Cooperación Internacional, con sede en París.

«Pero apoyar la agricultura en los países en desarrollo no lleva a ninguna parte si los países industrializados continúan subsidiando a sus propios agricultores e imponiendo a los países del Sur la apertura de sus mercados locales mediante acuerdos de libre comercio», declaró Hermelin.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=96464