Traducido por Diana de Horna
Randall Robinson, fundador de TransAfrica, hace una crónica del golpe de estado de 2004 que, apoyado por USA, expulsó al presidente democráticamente elegido, Jean-Bertrand Aristide. Robinson cuestiona la afirmación de la administración Bush de que Aristide abandonó Haití voluntariamente, y recuerda su viaje a la República Centroafricana con el fin de traer a los Aristide de vuelta al Caribe. También revela nuevos detalles acerca de los rebeldes que tomaron parte en el golpe respaldado por USA, que fueron armados y entrenados en la vecina República Dominicana, entre ellos Guy Philippe, acusado de tráfico de drogas. Mientras los Aristide siguen en el exilio, Randall Robinson acude a nuestro estudio Firehouse para hablar durante una hora del golpe, de la historia de Haití y de la situación allí desde el golpe de 2004.
[incluye transcripción rápida]
Más de 10.000 personas se manifestaron el pasado domingo en la capital de Haití, Port-au-Prince. Reclamaban el retorno del presidente en el exilio, Jean-Bertrand Aristide. Era su quincuagésimo cuarto cumpleaños. De entre las personas que hablaron, comenzamos con la cantante Folk Annette Auguste, popularmente conocida como «So An».
- Annette Auguste
El 29 de febrero de 2004, el presidente democráticamente elegido de Haití, Jean-Bertrand Aristide, fue retirado de su cargo por USA y trasladado en avión a la República Centroafricana. Dos semanas más tarde, desafiando a USA, una delegación liderada por la congresista por California Maxine Waters y el fundador de TransAfrica, Randall Robinson, fletó un avión y se dirigió a la República Centroafricana para traer al Presidente Aristide y a su esposa de vuelta al Caribe. Yo les acompañé en ese viaje. Tras horas de negociación con el dictador en la capital Bangui, liberaron a los Aristide. Cuando volábamos por encima del Atlántico, el Presidente Aristide dijo que había sido secuestrado en un golpe de estado apoyado por USA.
* Jean-Bertrand Aristide, presidente de Haití
Ya han pasado más de tres años. Los Aristide siguen en el exilio en Sudáfrica y Randall Robinson acaba de escribir un libro llamado Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente.
Llegó anoche en un vuelo desde la isla caribeña de St. Kitts, y acude hoy a nuestro estudio Firehouse.
- Randall Robinson, autor de Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente. Es fundador y antiguo presidente de TransAfrica, y el autor de los éxitos de ventas The Debt, The Reckoning y Defending the Spirit. Su página web es RandallRobinson.com
TRANSCRIPCIÓN RÁPIDA
AMY GOODMAN: 10.000 personas se manifestaron el pasado domingo en la capital de Haití, Port-au-Prince. Reclamaban el retorno del presidente en el exilio, Jean-Bertrand Aristide. Era su quincuagésimo cuarto cumpleaños. A continuación escuchamos a la cantante folk y líder de Lavalas, Annette Auguste, más conocida como «So An», en su intervención en este acto.
ANNETTE AUGUSTE: Es una bonita forma de desearle feliz cumpleaños al Presidente Jean-Bertrand Aristide, que está en el exilio en África ahora. Hay personas viendo la final entre Brasil y Argentina. Aun así, es bueno ver a tanta gente tomando las calles por una buena causa. Siempre digo que desde diciembre de 1991, nada ha cambiado para nuestra población.
LOUIS GERARD GILLES: Este acto de hoy demuestra que la mayor parte de la población de Haití está pidiendo el regreso del Presidente Jean-Bertrand Aristide. Si hay hoy un estado de derecho en Haití, es justo que el gobierno de René Preval haga lo correcto. Es injusto tener a este político en el exilio.
MANIFESTANTE: El Presidente Aristide volverá, y cuando lo haga, todos gritaremos victoria, porque la verdadera esperanza está con el Presidente Jean-Bertrand Aristide, no con Preval.
AMY GOODMAN: El 29 de febrero de 2004, hace tres años, el presidente democráticamente elegido de Haití, Jean-Bertrand Aristide, fue retirado de su cargo por USA y trasladado en avión a la República Centroafricana. Dos semanas más tarde, desafiando a USA, una delegación liderada por la congresista por California Maxine Waters y el fundador de TransAfrica, Randall Robinson, fletó un avión y se dirigió a la República Centroafricana para traer al Presidente Aristide y a su esposa de vuelta al Caribe. Yo les acompañé en ese viaje. Tras horas de negociación con el dictador en la capital Bangui, liberaron a los Aristide. Cuando volábamos por encima del Atlántico, el Presidente Aristide dijo que había sido secuestrado en un golpe de estado apoyado por USA.
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: No entraré en detalles, quizás la próxima vez. Pero, como dije, emplearon la fuerza. Cuando llegan militares del extranjero, que rodean tu casa, que toman control del aeropuerto, que rodean el palacio nacional, que toman las calles, y que te sacan de tu casa para meterte en un avión donde tienes que pasar veinte horas sin saber lo que van a hacer contigo, sin entrar en detalles, algo que ya hice en otras ocasiones, significó el uso de la fuerza para sacar a un presidente electo fuera de este país.
AMY GOODMAN: ¿Y fueron militares estadounidenses los que le sacaron de allí?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Había militares estadounidenses, y sospecho que también acudieron militares de otros países.
AMY GOODMAN: Cuando llegaron a su casa, temprano en la mañana del 29 de febrero, ¿eran militares estadounidenses los que llegaron?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Había diplomáticos. Había militares estadounidenses. Había personas estadounidenses.
AMY GOODMAN: La administración Bush afirmó que cuando Ud., después de que Ud. se subiera al avión, cuando se marchaba, habló con líderes de CARICOM. ¿Es esto verdad?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Mintieron. Nunca tuve oportunidad desde el 28 de febrero por la noche, cuando empezó todo, hasta el minuto en que llegué en coche, nunca mantuve ninguna conversación con nadie de CARICOM en ese espacio de tiempo.
AMY GOODMAN: ¿Cuántos militares estadounidenses estaban en el avión con Ud.?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: No puedo saber cuántos había, pero sé que es un avión con cincuenta y cinco plazas. Entre ellos había diecinueve agentes usamericanos […] El resto eran militares usamericanos.
AMY GOODMAN: ¿Iban vestidos con uniforme militar?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: No sólo iban vestidos de uniforme, era como si fuesen a la guerra. Durante el primer periodo de tiempo en tierra, cuando nos dirigíamos al avión, después de que el avión despegara, iban así. Luego se cambiaron, pasaron del uniforme a otros tipos de vestimenta.
AMY GOODMAN: ¿Vestimenta civil?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Sí.
AMY GOODMAN: ¿Y fueron con Ud. todo el camino hasta la República Centroafricana?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Así lo hicieron, si decirme adónde me llevaban, sin decirme cuánto tardaríamos en llegar.
AMY GOODMAN: El presidente exiliado Jean-Bertrand Aristide vuela de regreso al Caribe. Luego fue Jamaica. Hace ya más de tres años. Los Aristide siguen en el exilio en Sudáfrica. Y Randall Robinson acaba de escribir un libro llamado Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente. Llegó anoche en un vuelo desde la isla caribeña de St. Kitts, y acude hoy a nuestro estudio Firehouse. Bienvenido a Democracy Now!, Randall Robinson.
RANDALL ROBINSON: Gracias.
AMY GOODMAN: Bueno, hace tres años desde que Ud. y la congresista Maxine Waters, Sharon Hay-Webster, miembro del parlamento de Jamaica, lideraron esa delegación en aquel pequeño avión hacia la República Centroafricana, lograron la liberación de los Aristide y los trajeron a Jamaica. Háblenos de aquello, de cuando observaba al Presidente Aristide hace tres años en al avión en que viajaban los dos, ¿qué nueva información ha conseguido desde entonces?
RANDALL ROBINSON: Bien, hemos hablado con… he hablado con varios testigos, testigos oculares del secuestro mismo, testigos en Antigua que vieron el avión en tierra, funcionarios del aeropuerto, y por supuesto, testigos de toda la operación y cosas que han pasado en Haití.
AMY GOODMAN: ¿Podría desarrollarnos esa experiencia al completo, de la que el Presidente Aristide acaba de hablar, tal como la entiende hoy? ¿Qué ocurrió el 29 de febrero de 2004?
RANDALL ROBINSON: Bien, Franz Gabriel era el piloto de helicóptero del presidente. Franz Gabriel fue sargento en el ejército de USA y era un ciudadano de Haití que había regresado a casa para servir al gobierno y trasladar al presidente en helicóptero. En torno a las tres de la madrugada del 29, recibió una llamada de uno de los agentes de seguridad haitianos de la casa del presidente en Tabar, que le comunicó que algo estaba yendo mal en la casa del presidente.
Yo había hecho ya una llamada al presidente aquella noche del 28, y una voz que no pertenecía a la casa contestó al teléfono. Era una voz usamericana, un hombre usamericano. Yo dije: «¿Podría hablar con el presidente Aristide?» «No está aquí.» «¿Puedo hablar con Madame Aristide?» (Su esposa, nacida en USA, Mildred Trouillot Aristide) Y me respondió: «No está aquí.» «¿Cuándo volverán?» Y me colgaron. Empecé a preocuparme. Nunca antes había oído una voz extraña contestando a sus teléfonos privados.
Habíamos… mi esposa había estado trabajando para organizar la visita de Tavis Smiley a Haití el 29. Iba a entrevistar al presidente en el centro de Port-au-Prince, en el palacio, acerca del revuelo que se estaba formando en el norte del país. Los rebeldes, armados por USA, habían entrado en el país a principios de febrero, se habían desplazado al norte alejándose de la capital y nunca habían mostrado ninguna inclinación a atacar Port-au-Prince. Sin embargo, en USA sentíamos inquietud, porque la mayor parte de nosotros no sabíamos que no suponían una amenaza para el gobierno democrático, y Tavis iba a ir allí a entrevistar al presidente, y George Stephanopoulos iba a entrevistarle también.
Así que, después de que yo no lograra hablar con el presidente, Tavis smiley me llamó, o llamó a mi esposa, porque ella era la que estaba organizando la visita. Dijo: «La visita ha sido cancelada». Y mi esposa respondió: «¡Oh, no! ¿Les ha ocurrido algo?» Y Tavis dijo: «No. Sólo acabo de recibir una llamada del Secretario de Estado, Colin Powell. Y el Secretario de Estado me ha dicho que…»
AMY GOODMAN: ¿Es Tavis quien dice eso?
RANDALL ROBINSON: Tavis no, bueno sí, no. Tavis dijo que había recibido una llamada de Ron Dellums. Y Ron Dellums también trabajaba con mi esposa en el equipo de Haití. Y Ron Dellums informó a Tavis de que acababa de recibir una llamada del Secretario de Estado Colin Powell, quien había dicho que Guy Philippe, el líder de los paramilitares, iba a venir el domingo a Port-au-Prince a matar al presidente. «Y quiero que tú, Ron Dellums, le digas al presidente que esto es lo que va a ocurrir, y dile que USA no hará nada para protegerle». Así que Tavis dijo que, claro, el viaje se cancelaba.
Y entonces mi esposa llamó a Ron Dellums, y Ron dijo: «Sí, me acaba de llamar el secretario, y Guy Philippe está en Port-au-Prince y va a matar a Aristide mañana, de acuerdo con el Secretario de Estado Colin Powell», quien debía saber que Guy Philippe no se encontraba cerca de Port-au-Prince. El Presidente Aristide, por supuesto, lo sabía, porque tenía informes de Franz Gabriel. La idea era asustar a Aristide para lograr que abandonara su cargo y huyera del país en un avión proporcionado por USA. Y Aristide se negó.
Más tarde esa mañana, unas treinta tropas de las Fuerzas Especiales Usamericanas en uniforme completo de combate, dentro de doce o trece Chevy Suburban de la embajada usamericana, rodearon el hogar de los Aristide y tomaron posiciones en el muro que rodea la casa. Podías ver la estela roja de las balas trazadoras zigzagueando y entrecruzándose en el patio de la casa. Y un Chevy Suburban entró en el patio con uno de los miembros de las Fuerzas Especiales completamente armado, que asistía a Luis Moreno, de la embajada usamericana, quien entró en la casa y le dijo al presidente: «Estuve aquí cuando regresaste en el 94, y estoy aquí esta noche para decirte que es hora de que te marches».
Moreno y las Fuerzas Especiales Usamericanas sacaron al presidente de su casa, los llevaron al aeropuerto -al presidente, la Sra. Aristide y Franz Gabriel- los sacaron de su casa, los subieron a un avión grande cuatrimotor sin pintura, sin número de identificación, con sólo una especie de bandera grande, una bandera usamericana, en el timón vertical de cola, y levantaron vuelo, haciendo la primera parada de repostaje en el Caribe oriental, en Antigua.
A amigos nuestros en el aeropuerto de Antigua, funcionarios del aeropuerto, no se les permitió subir al avión, como es costumbre por razones de aduana. Todas las ventanillas iban cerradas. El avión estuvo parado en la plataforma durante cinco horas o así. El Secretario Rumsfeld dijo que cuando el presidente Aristide estuvo en Antigua se había reunido con miembros de la comunidad de líderes caribeños. El Presidente Aristide, como dijo en las cintas -muy correctamente, lo que confirman testigos en Antigua- no podía saber dónde se encontraba. No se le permitió mirar fuera del avión, y nadie del exterior pudo tener acceso a ninguna persona que estuviera dentro del avión.
Y tal como he publicado en el libro -he publicado copias de las declaraciones de aduanas americanas- una de las declaraciones ha sido alterada por los usamericanos que enviaron las declaraciones de aduanas a las autoridades de Antigua, pasando de incluir cincuenta personas abordo a ninguna.
Y luego volaron a la Isla de Ascensión. Y sólo cuando estaban aproximándose a la República Centroafricana se les dijo a los Aristide dónde estaban. Y después de que aterrizaran, ningún oficial usamericano bajó del avión, ningún soldado, nadie más. A los Aristide los bajaron del avión, como si fueran paquetes, junto con Franz Gabriel. Ni siquiera se les informó, ni se les dio tratamiento, ni se les dio ninguna medicación contra el tipo de malaria que afecta a la República Centroafricana, y que es a veces mortal, y los dejaron en una habitación durante dos semanas hasta que llegó nuestra delegación para intentar negociar su liberación.
AMY GOODMAN: Averiguaremos lo que pasó después. Este es Randall Robinson. Acaba de escribir un libro titulado Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente. Quédense con nosotros.
[intermedio]
AMY GOODMAN: Nuestro invitado es Randall Robinson. Acaba de llegar desde St. Kitts, en el Caribe, donde ha vivido los últimos seis años. Ha escrito un nuevo libro, que se titula Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente. Randall Robinson es fundador y antiguo presidente de TransAfrica, y también autor de The Debt, The Reckoning, y Defending the Spirit. Randall Robinson acaba de describirnos aquel día, la noche del 29 de febrero al 1 de marzo, en que militares y personal de seguridad de USA sacaron a los Aristide de su casa en Haití para llevarlos a la República Centroafricana. ¿Por qué a la República Centroafricana?
RANDALL ROBINSON: Muchos países caribeños habrían acogido bien a los Aristide, pero USA quería sacarlo del hemisferio, tan lejos de Haití como fuera posible. Y querían enviarlo a un país donde bien USA o bien Francia tuvieran gran influencia.
La República Centroafricana es aún, de facto, una colonia francesa.Y fue bajo la dictadura militar de aquel momento que el Presidente Aristide fue trasladado allí. Así pues, cuando llegamos, vimos que pegado al aeropuerto había un puesto militar francés. No se trataba de un aeropuerto civil corriente. No había aviones. Era un asunto muy terrorífico. Las tropas estaban por doquier. Evidentemente, el presidente estaba inquieto por las amenazas contra el golpe militar que él había llevado a cabo un año antes. Por eso lo enviaron allí, así fue cómo se eligió el país.
Y el Presidente Bozize nos dejó claro que había hecho esto a solicitud de USA. El Primer Ministro de Jamaica, Patterson, mostró un gran coraje al entregar a su parlamentaria Sharon Hay-Webster, que vino con nosotros, una carta en la que ofrecía refugio temporal, asilo, al Presidente Aristide en Jamaica. Y fue con la presentación de esta carta que pudimos lograrlo, pero antes el Presidente Bozize tuvo que llamar a Francia y a USA para solicitar permiso para liberar a los Aristide. Estaba claro que USA tenía el control y que el Presidente Bozize estaba haciendo esto a solicitud de USA.
AMY GOODMAN: Estábamos informando a Pacifica y Reuters, en el curso de estas horas de negociaciones. Mientras Uds. Negociaban con el presidente, acudían al palacio presidencial, se estaba tomando la decisión de si los Aristide iban a ser liberados. Pero USA estaba ante una situación poco habitual. Dijeron que los Aristide habían elegido marcharse allí, que eran libres de partir. Y sin embargo, aquí estaban Uds. negociando su liberación, no con ellos, sino con el dictador.
RANDALL ROBINSON: Estaba totalmente claro que no eran libres de marcharse a ningún lado. Y Bozize lo dejó claro. Los Aristide nunca habían estado en ese país antes, no conocían a nadie en ese país y desde luego no hubieran ido a un país que era prácticamente una colonia de Francia, porque Francia estaba implicada en el golpe con USA. Creo que el Secretario Powell confesa gran parte de su cometido en unas declaraciones recientes. El 18 de abril, a la pregunta «Si hay gente que no quiere que estén las tropas usamericanas, ¿deberían estar allí?», dijo «Depende. Están allí porque sirven a nuestros intereses, las tropas usamericanas, y también esperamos que sirvan al interés del país. En el caso de Haití, Haití es un ejemplo donde no fuimos invitados, pero había una guerra civil». No había ninguna guerra civil, y el secretario lo sabía.
AMY GOODMAN: El 1 de marzo de 2004, Democracy Now! desveló la historia, porque Ud. Randall Robinson, y la congresista Maxine Waters nos llamaron justo después de que el Presidente Aristide les llamara, diciendo que estaba atrapado en la República Centroafricana. Revelamos la historia de que Aristide acusaba directamente a USA de secuestrarle y llevarle a él y a su mujer Mildred por la fuerza a la República Centroafricana. Así que aquel día, después de emitir las descripciones que Ud. y la congresista Maxine Waters nos hicieron de la conversación telefónica entrecortada que tuvieron con el Presidente Aristide desde la RCA, nuestras transcripciones aparecieron en Internet. Los periodistas tomaron esas transcripciones e interrogaron a los funcionarios de USA tanto en el Pentágono como en la Casa Blanca acerca de las acusaciones de Aristide. Entonces los secretarios de Estado y de Defensa Donald Rumsfeld y Colin Powell respondieron.
DONALD RUMSFELD: La idea de que alguien sea abducido es totalmente inconsistente con todo lo que he oído o visto o de lo que tengo conocimiento. Pienso que, que… no creo que esté diciendo lo que Uds. dicen… lo que dicen que está diciendo.
COLIN POWELL: No fue secuestrado. No le forzamos a subir al avión. Subió al avión por propia voluntad. Y esa es la verdad.
AMY GOODMAN: «Y esa es la verdad», dice el entonces Secretario de Estado Colin Powell. ¿Cuál es su respuesta, Randall Robinson?
RANDALL ROBINSON: Bueno, varias cosas. Número uno, una investigación somera demostraría la exactitud de lo que acabo de describir. Los países caribeños solicitaron una investigación, y USA les dijo que si reclamaban una investigación a nivel del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que Francia o USA, o ambos, vetarían esa resolución. Así que USA estaba preparado para bloquear cualquier investigación sobre lo que habían hecho aquella noche.
Por supuesto que el presidente no subió al avión voluntariamente. Todos los golpes anteriores que han tenido lugar en Haití por parte de dictadores que estaban ahí con el apoyo de USA, cuando fueron expulsados del país, todas las cámaras estaban allí para filmarlo. Entonces se los trasladó a lugares cercanos como Panamá a vivir cómodamente, USA llegó a alquilar la casa de Cedras en Haití, cuidan bien de estos dictadores clientelistas americanos. Cuando Aristide dejó el país, no había cámaras, ni una sola, ni un solo periodista en el aeropuerto. Y yo… Ud. hizo lo que ningún otro periodista usamericano, excepto Eisner del Washington Post, estaba dispuesto a hacer. El New York Times sugirió en su descripción que el Presidente Aristide dejó Haití y se marchó a Sudáfrica, ni siquiera informó que habían sido trasladados a la República Centroafricana.
AMY GOODMAN: También señala en Una agonía inacabada los cortes de vídeo que los medios estaban mostrando tras la partida de Aristide. Quiero decir que ellos no estaban en el aeropuerto, y sin embargo apareció un vídeo en que el Presidente Aristide saludaba a los dignatarios, creo, en el aeropuerto.
RANDALL ROBINSON: Iba recorriendo una larga fila de ministros del gobierno en cortes de vídeo filmados en horas diurnas, recorría la fila, antes de dejar el país. Y esto se presentó al público estadounidense como la grabación de su salida del país. Abandonó el país a las cuatro de la madrugada, embarcando en un avión en el aeropuerto donde no había absolutamente nadie.
AMY GOODMAN: Randall Robinson, yo entrevisté al antiguo jefe de personal de Colin Powell, el Coronel Lawrence Wilkerson, en Haití, sobre Haití, en noviembre de 2005. Defendió el papel de USA en la retirada del Presidente Aristide de su cargo.
AMY GOODMAN: Dijo que USA le había presionado para que se marchase, que le empujaron a salir, que le subieron al avión con militares y cuerpos de seguridad estadounidenses. No tenía ni idea de adónde iba hasta que le dejaron tirado en la República Centroafricana.
C. LAWRENCE WILKERSON: No puedo imaginar que un hombre como Aristide, con una ambición de poder desmedida, incluso obsesiva, dijera algo diferente. Colin Powell, como Ud. dijo, sí conocía la situación en Haití, probablemente mejor que nadie en Usamérica. Colin Powell tomó la decisión basándose en la presentación clara de las circunstancias que hizo nuestro embajador en Haití, y el Presidente tomó la decisión en último término, y fue una buena decisión, que yo apoyaría.
La situación en Haití es como un aguijón en nuestros corazones. Haití es prácticamente un estado fallido. Y debido a su proximidad con USA, sabemos lo que significa el fracaso. Y Haití no parece capaz de salir de esa situación. Es una situación que, como dije, nos llena de tristeza, pero en este caso concreto, creo que se tomó una buena decisión, una decisión que impidió un mayor derramamiento de sangre, lo que habría sido generalizado de no haberse tomado.
AMY GOODMAN: ¿Por qué dice que el presidente, Aristide, estaba obsesionado con el poder? Este hombre era el presidente democráticamente elegido de Haití, con un porcentaje de votos desde luego superior al obtenido por el Presidente Bush en USA.
C. LAWRENCE WILKERSON: Por favor, no se refiera al porcentaje de votos como el equivalente de la democracia, equivalente del tipo de instituciones que en Usamérica reflejan la democracia. Hitler fue elegido por votación popular.
AMY GOODMAN: Hablé con la dirección de la Fundación Steele. Ésta fue la fundación usamericana encargada de la seguridad de las personas que rodeaban al Presidente Aristide, a quien no se le permitió enviar refuerzos. De nuevo, ya que estamos hablando de un grupo muy pequeño de personas que estaban entrando en la capital, la Fundación Steele creía que la seguridad del Presidente estaba asegurada, pero el gobierno de USA impidió la entrada a los propios cuerpos de seguridad de Aristide.
C. LAWRENCE WILKERSON: Aristide pensaba que su seguridad peligraba. Esa es la única… yo tenía conocimiento de los telegramas que llegaban de nuestro embajador. Yo tenía conocimiento de una parte de la información que el secretario me daba a conocer sobre lo que estaba ocurriendo allí abajo en cuanto a llamadas telefónicas, etc. Aristide tomó la decisión, avanzada la noche, de que su vida estaba en peligro y que el derramamiento de sangre que iba a producirse probablemente le salpicaría, así que Aristide tomó la decisión, conjuntamente con nuestro embajador, de abandonar el país.
AMY GOODMAN: ¿Por qué iba a…?
C. LAWRENCE WILKERSON: A pesar de lo que diga ahora, eso es lo que le registro refleja.
AMY GOODMAN: Esas son las palabras del Coronel Lawrence Wilkerson, antiguo jefe de personal del ex secretario de estado, Colin Powell. ¿Qué puede decirnos, Randall Robinson?
RANDALL ROBINSON: Bien, aquí están los hechos. Nadie discute que USA proporcionó armas, uniformes, recipientes de acero, rifles sin retroceso, granadas impulsadas por cohete, todo eso, a unos 200 paramilitares que se habían entrenado en la República Dominicana. USA los armó y entrenó. Nadie discute que cruzaron la frontera, fueron hacia el norte, alejándose de la capital, y pararon en Gonaive, al menos cien kilómetros al norte de Port-au-Prince, que fue donde se los observó, de forma corroborada, en la noche del 28 y la mañana del 29. Nunca se acercaron a Port-au-Prince. Nadie en Haití creería que supusieron en algún momento una amenaza para el gobierno. Un grupo de 200 hombres armados jamás podría invadir una ciudad de un millón de personas que les eran hostiles y que apoyaban al presidente.
El presidente ganó dos elecciones, la última con el 90% de los votos. Si estuviera hoy en Haití y volviera a presentarse, ganaría de nuevo por abrumadora mayoría. USA proporcionó dinero a través del Instituto Republicano Internacional para crear una falsa oposición a Aristide en el país. Los ricos y las elites, que se sentían amenazadas porque aumentó el salario mínimo de 1 dólar a 2 dólares diarios, le amenazaron porque había propuesto eliminar el uso de la palabra «campesinos» en el certificado de nacimiento de los haitianos pobres y negros, se sentían amenazados por un hombre al que su pueblo adoraba porque quería proteger los intereses de los más pobres. Y USA derrocó esa democracia. Y eso puede demostrarse de forma muy simple. La investigación más superficial demostraría lo que USA ha hecho en este caso.
AMY GOODMAN: Estamos hablando con Randall Robinson acerca de Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente. Cuando regresemos, hablaremos acerca de lo que USA continúa haciendo en Haití. También hablaremos sobre el papel de Francia. Y hablaremos de por qué Randall Robinson no vive ya en USA, tal como dijo en un libro anterior «quitting America» (dejar Usamérica). Quédense con nosotros.
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AMY GOODMAN: Nuestro invitado durante esta hora es Randall Robinson, quien acaba de llegar desde St. Kitts, donde ha vivido los últimos seis años. Acaba de publicar un nuevo libro titulado Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente.
Hablemos un minuto de historia, algo que no aparece con mucha frecuencia en la prensa de USA. Para comprender el papel actual de USA en Haití, ¿puede remontarse en el tiempo a la fundación de Haití en 1804?
RANDALL ROBINSON: Bien, Haití era la pieza más grande del imperio global de Francia. Era su centro mayor de beneficios, una colonia de esclavos con 465.000 africanos esclavizados que trabajaban allí, muchos de los cuales habían sido soldados que combatieron en ejércitos africanos antes de ser llevados a Haití. Y en agosto de 1789, ó 1791 más bien, 40.000 de esos esclavos se rebelaron e iniciaron una guerra que duró doce años y medio bajo el liderazgo de un antiguo esclavo y de un genio militar llamados Toussaint L’Ouverture y Jean-Jacques Dessalines. Y este ejército de ex esclavos venció a dos ejércitos franceses, primero al ejército francés anterior a la revolución francesa y más tarde a otro ejército enviado por Napoleón y liderado por su cuñado, y más tarde a los ejércitos de Inglaterra y España. Ciento cincuenta mil negros murieron en esa guerra de doce años y medio. Y en enero de mil novecientos… 1804, más bien, declararon Haití la primera república libre del continente americano, porque en aquel entonces USA era un país que mantenía esclavos.
Durante la revolución, Thomas Jefferson afirmó que querría matar a Toussaint de inanición. George Washington lamentó y vilipendió esa revolución. USA impuso un embargo, reconoció un nuevo gobierno francés, pero no reconoció al nuevo gobierno libre de Haití e impuso un embargo económico generalizado sobre Haití hasta la Proclamación de la Emancipación. De hecho, Francia le impuso a Haití el pago de compensaciones en 1825, y el interés que Haití debió pagar en forma de préstamos que eran préstamos usamericanos y franceses para poder reembolsar esta deuda con Francia, absorbieron prácticamente el 80% del presupuesto disponible de Haití 111 años después de la revolución, hasta 1915. Fue tan sólo en 1947 que Haití pudo pagar su deuda.
AMY GOODMAN: La deuda en que se incurrió al perder Francia acceso a los esclavos haitianos.
RANDALL ROBINSON: Los haitianos debieron pagar a Francia por haber perdido ésta el privilegio de poseer esclavos haitianos. La revolución provocó el fin de la esclavitud en América. Por eso es tan importante para todos los africanos, para la población del continente americano en general, porque Haití fundó las revoluciones sudamericanas y luchó en ellas. Por eso Haití es honrada en lugares como Venezuela por gente como Simón Bolívar. Haití tuvo un papel central en todo esto. Y estamos en deuda con Haití. Pero es por eso…
AMY GOODMAN: Simón Bolívar estuvo en Haití.
RANDALL ROBINSON: En Haití, y le dieron armas y hombres, una imprenta, porque los haitianos creían que cualquiera que hubiera sido esclavizado en cualquier lugar del mundo tenía un hogar y un refugio en Haití. Pero por eso mismo, USA y Francia y los demás gobiernos occidentales, incluso el Vaticano, les hicieron pagar durante tanto tiempo. Es como si su furia nunca se aplacara. Quiero decir que puedes oír a Frederick Douglass hablar sobre esto a finales del siglo XIX, sobre este tema que ha provocado resentimiento entre los usamericanos.
AMY GOODMAN: El gobierno de USA no reconoció Haití durante décadas, el Congreso, volviendo a Thomas Jefferson, temía que el levantamiento de los esclavos inspirara a los esclavos usamericanos.
RANDALL ROBINSON: Que inspiraría a los esclavos usamericanos a rebelarse contra él en Virginia, y contra George Washington, y todo lo demás. Así que se opusieron a todo lo que estaba haciéndose en Haití para lograr su libertad.
AMY GOODMAN: El gobierno de USA invadió Haití en 1915 bajo Wilson.
RANDALL ROBINSON: Woodrow Wilson invadió Haití en 1915. Y cuando un haitiano, Peralte, Charlemagne Peralte, organizó a los soldados de Cacos, aquellos campesinos, para que lucharan contra esta ocupación usamericana, los usamericanos lo mataron y lo clavaron sobre una cruz, lo crucificaron, y lo levantaron, a su cadáver, en un lugar público de Haití para demostrar a los haitianos cuál sería el precio de cualquier intento de defenderse contra la invasión usamericana. USA ha desempeñado un papel terrible en Haití.
AMY GOODMAN: Así que incluso mientras USA y Francia se enzarzaban en discusiones tras la invasión usamericana de Iraq, porque Francia se oponía a la invasión -eso fue en 2003- en 2004, estaban colaborando juntos…
RANDALL ROBINSON: Colaborando de forma muy estrecha.
AMY GOODMAN: Para expulsar a Aristide y llevarlo a la República Centroafricana.
RANDALL ROBINSON: De hecho, en 2003, a finales de 2003, Aristide organizó una conferencia sobre indemnizaciones, con el resultado de que se solicitó a Francia que indemnizara a Haití reembolsándole los 21.000 millones de dólares en dinero actual que Haití había debido pagar injustamente a modo de compensaciones a Francia. Dominique de Villepin respondió enviando a su hermana.
AMY GOODMAN: El ministro de asuntos exteriores de Francia.
RANDALL ROBINSON: El ministro de asuntos exteriores de Francia envía a su hermana para decirle a Aristide que era hora de que se marchase. Y así es como el mundo occidental, Francia y especialmente USA, se han inmiscuido en los asuntos de Haití. Tras el secuestro del presidente, Bush habló con Chirac por teléfono, felicitándose mutuamente por la fluidez con que ambos países habían llevado a cabo el secuestro del presidente.
AMY GOODMAN: Hablamos con Randall Robinson. Hablemos de hoy. René Preval fue elegido presidente después de que USA instalara en el gobierno a Gerard Latortue tras la salida forzosa de Aristide. ¿Qué está ocurriendo hoy en Haití? Vemos esta protesta en la que participaron miles de personas la semana pasada en el quincuagésimo cuarto cumpleaños de Aristide, reclamando el regreso del presidente en el exilio. Él está en Sudáfrica.¿Qué está ocurriendo hoy?
RANDALL ROBINSON: Bien, muchas de las personas que fueron entrenadas por USA para traicionar al presidente siguen en sus cargos. No han sido arrestadas. La clase empresarial que aportó dinero a los rebeldes, en el primer golpe le daban dinero a gente que disparara contra cualquier grupo de manifestantes. Esta segunda vez, contribuyeron con dinero, ahora oímos hablar de Guy Philippe, a quien le dieron dinero por hacer lo que hizo. Así que vemos esta colaboración entre las elites ricas de los blancos, los mulatos de Haití con USA y Europa Occidental para reprimir a la gran mayoría negra. Esto continúa. Unas 4.000 personas han sido asesinadas desde entonces en Haití por las fuerzas internacionales. El Tribunal Supremo ha sido reemplazado, en gran medida, por el gobierno interino que fue instalado por USA. De manera que el gobierno de Preval no tiene control ninguno sobre el poder judicial. No tenemos una auténtica democracia.
AMY GOODMAN: Randall, habló Ud. sobre la presidencia de Aristide, antes de que fuera expulsado, él iba a recibir cientos de millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo, creo, para cuestiones sanitarias.
RANDALL ROBINSON: El préstamo había sido completamente aprobado. Era de 146 millones de dólares. Iba destinado a sanidad, alfabetización, cuestiones relacionadas con programas sociales, carreteras y algunos proyectos de infraestructuras. USA había bloqueado el préstamo. Así que, por un lado, estranguló la economía de Haití. Por otro, entrenó a la oposición. Por otro lado, armó a los paramilitares. Y en último término, las fuerzas usamericanas invadieron el país y secuestraron al presidente.
AMY GOODMAN: Aparentemente, la semana pasada se produjo un intento de arrestar a Guy Philippe, quien tuvo el apoyo de USA, de hecho, Ud. afirma en su libro que fue entrenado en Ecuador.
RANDALL ROBINSON: Lo fue, fue captado por la CIA para recibir entrenamiento especial por parte de USA cuando era capitán de policía en el distrito Del Mar de Port-au-Prince.
AMY GOODMAN: Así que uno de los líderes del golpe, junto con Joyel Chamblain, el número dos del FRAP…
RANDALL ROBINSON: Uno de los líderes del golpe.
AMY GOODMAN: … escuadrón paramilitar de la muerte.
RANDALL ROBINSON: …ahora está huyendo de la DEA [1] , parece ser. Dice, a través de su segundo, que es así porque podría utilizar información sobre cómo las elites de Haití le entregaron dinero para desestabilizar al gobierno.
AMY GOODMAN: Pero no fue arrestado, Guy Philippe.
RANDALL ROBINSON: No, no ha sido aún arrestado, por lo que yo sé.
AMY GOODMAN: No le atraparon.
RANDALL ROBINSON: No.
AMY GOODMAN: El papel de USA, ¿lo conocen los haitianos?
RANDALL ROBINSON: Creo que es bastante bien conocido en Haití por los propios haitianos. Si fuera tan bien conocido por los usamericanos, nuestra democracia funcionaría mejor. El problema está en nuestra democracia. Nunca estuvo en la de ellos. El problema es lo que implica, para las democracias que luchan por serlo en todo el mundo, el comportamiento no democrático de nuestro gobierno. Creemos que nosotros, por derecho divino, podemos ir derrocando gobiernos sin ton ni son, cuando sus sistemas han sido de su propia e inconfundible elección. Es un capítulo vergonzoso para los usamericanos y en concreto para esta administración actual.
AMY GOODMAN: Randall Robinson, Ud. «dejó» usamérica, tal como Ud. dijo en el libro «Quitting America». Vive en St. Kitts ahora mismo, en el Caribe. ¿Cómo se ve USA desde esa perspectiva? Ud. vivió aquí durante años, encabezó TransAfrica durante un cuarto de siglo, lideró el movimiento por el fin del apoyo al Aparthaied en Sudáfrica. Ayunó casi hasta la muerte, durante veintisiete días, para protestar por el trato recibido por los refugiados haitianos, por parte del Presidente Clinton, durante el primer golpe contra Aristide.
RANDALL ROBINSON: Puedo darle un ejemplo ilustrativo. Cuando Vieques aparecía en las noticias por el uso de esa área por USA como zona de bombardeo, y por la preocupación a causa de las altas tasas de cáncer y demás, un miembro del Congreso habló con el primer ministro de St. Kitts -muy seriamente- sobre la posibilidad de usar, de que los usamericanos usaran la isla-nación de St. Kitts como zona de bombardeo. Este es el tipo de cosas que hacemos, una de las cosas, y cómo vemos el resto del mundo. Y creo que es por eso que, en gran parte, como nación, hemos llegado a ser tan odiados. Así, cuando los usamericanos se ven a sí mismos, ven una Usamérica muy diferente de la que puede ver el resto del mundo.
AMY GOODMAN: ¿Volverá a vivir a USA?
RANDALL ROBINSON: No lo creo.
AMY GOODMAN: ¿Por qué no?
RANDALL ROBINSON: Bueno, me encanta St. Kitts. Quería vivir… tengo sesenta y seis años. Quería vivir parte de mi vida libre del peso del racismo, del peso de una especie de empatía pública cauterizada, o de su ausencia. No estoy seguro ya de que una cultura entera no pueda ser sociópata, cuando se niega a ver lo que hace con las personas de otros lugares. Eso me quemaba. Quería ver un lugar diferente, y queríamos que nuestra hija viviera su adolescencia y su juventud en un lugar diferente. Y es el país de mi esposa, de manera que nos sentimos como en casa. Es una democracia pequeña, íntima y maravillosa, muy agradable de ver.
AMY GOODMAN: Randall Robinson, quiero agradecerle mucho su presencia hoy aquí. Randall Robinson es fundador y antiguo presidente de TransAfrica, se trasladó a St. Kitts, en el Caribe, hace seis años, ha escrito varios libros, entre ellos The Debt, The Reckoning, Quitting America, Defending the Spirit. Su último libro es Una agonía inacabada: Haití, de la revolución al secuestro de un presidente.
Fuente: http://www.democracynow.org/article.pl?sid=07/07/23/141241&tid=25
Diana de Horna es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.