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Sobre el rastro de los combatientes (parte I)

Una batalla antes de una batalla

Fuentes: Asia Times

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Peshawar – Fuerte Alto – es capital de la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP) y centro administrativo de las Áreas Tribales bajo Administración Federal de Pakistán. Fue uno de los principales centros comerciales en la antigua Ruta de la Seda y una de las encrucijadas para diversas culturas entre Asia del Sur y Central y Oriente Próximo.

    Ubicada al borde del paso Khyber, cerca de la frontera afgana, Peshawar, con una población de varios millones, es la capital comercial, económica, política y cultural de los pastunes en Pakistán.

    Peshawar y sus alrededores son también ahora el epicentro de los talibanes y otros combatientes en su lucha no sólo en Afganistán y Pakistán sino también en su intento de establecer una base desde la cual librar una «batalla del fin de los tiempos» que se extendería hasta las zonas centrales de Damasco y Palestina.

    En una serie de artículos que exploran la región, que examinarán las naturalezas y estrategias divergentes de diversos grupos talibanes, Syed Saleem Shahzad inicia su viaje en Peshawar.

La intranquila Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP) no es un destino predilecto en estos días. Los que viajan al lugar van por negocios o motivos familiares, y el vuelo que tomé de la ciudad portuaria del sur de Karachi a Peshawar iba medio vacío; evidentemente la región ya no está en el mapa turístico.

Después de visitar la ciudad durante una tarde y de hablar con diversas personas, me impresionó su espectral similitud con Bagdad cuando visité esa capital poco después de la invasión dirigida por EE.UU. en 2003 – tiene la atmósfera inconfundible de caos inminente.

Esa tarde conversé con un alto miembro de al-Qaeda, quien me dijo que el grupo considera la NWFP y la provincia sudoccidental de Baluchistán como ya borradas del mapa de Pakistán porque ahora son país combatiente. Aunque no sea enteramente exacto, augura un giro escalofriante en la «guerra contra el terror» en el que a Washington le preocupará más la estabilidad y seguridad de Pakistán que la de Afganistán.

Existen indicios de que se librará una importante batalla en Pakistán antes de que la ofensiva anual de primavera llegue a comenzar este año en Afganistán.

En diciembre pasado, el Departamento de Defensa de EE.UU. presionó para que Pakistán obtuviera 2.640 millones de dólares para comprar mejores armas y para asegurar más entrenamiento para su policía y Cuerpo Fronterizo, que están a la vanguardia de la batalla contra los combatientes en las regiones tribales.

El nuevo gobierno del presidente Barack Obama de EE.UU. ha nombrado al veterano diplomático Richard Holbrooke como enviado especial para Pakistán y Afganistán, un puesto recién creado, para que él y Hillary Clinton – en su papel como Secretaria de Estado – puedan trabajar estrechamente para conseguir que Kabul e Islamabad unan sus fuerzas para luchar contra los resurgentes grupos de combatientes talibanes y de al-Qaeda, especialmente los que están situados en Pakistán.

Calma engañosa

A primera vista, la vida parece normal en Peshawar. Los negocios, las oficinas públicas, bancos y escuelas están todos abiertos, pero ocultan eventos inquietantes que suceden con creciente regularidad.

Combatientes fuertemente armados han comenzado a atacar terminales de contenedores para camiones de abastecimiento de la OTAN en camino a Afganistán, destruyendo docenas, y ha habido una serie de prominentes secuestros, incluyendo los de diplomáticos afganos e iraníes.

El comediante de la etnia pastún Alamzeb Mujahid fue secuestrado este mes en el área Hayatabad de Peshawar, mientras el cuerpo decapitado de un curador por creencia fue hallado la semana pasada con una nota de advertencia prendida que decía que los involucrados en el negocio de la cura por correncia correrán la misma suerte.

Según fuentes activistas, cinco docenas de personas han sido secuestradas en los últimos 30 días, chiíes y ex miembros del ejército y sus parientes incluidos. Algunas fueron liberadas después del pago de un rescate, unos pocos fueron asesinados y el resto sigue retenido como rehenes por los combatientes.

Muchos de estos incidentes han involucrado a combatientes que afirman que son talibanes. Sin embargo, bandas criminales también aprovechan la situación para secuestrar a comerciantes a fin de obtener rescate. Diferentes organizaciones del comercio se han agrupado para desplegar banderas negras en la ciudad instando al gobierno a detener los secuestros de comerciantes.

En vista de la situación, las medidas de seguridad en Peshawar son extraordinariamente duras. En el exclusivo vecindario de University Road, que alberga a varias organizaciones no-gubernamentales internacionales, oficinas de Naciones Unidas y el American Club, todos los rincones están dotados de policías o detectives de los servicios de inteligencia vestidos de civil.

Esto ha creado una atmósfera de miedo entre la gente, que cree que es inminente un importante enfrentamiento entre los combatientes y las fuerzas de seguridad.

La situación fue a fin de cuentas algo positivo para mí ya que encontré fácilmente un cuarto muy confortable y bien equipado en una casa de huéspedes de 20 habitaciones con Internet inalámbrico de alta velocidad, a un precio mucho más bajo que el que pagué en mi visita previa el año pasado. A mi llegada, era el único cliente.

Más tarde, hablé con Mehmood Afridi, editor y propietario del periódico en inglés Frontier Post. «Decidí poner mi oficina en un chalet porque ahí por lo menos puedo vigilar en algo la amenaza en comparación con alguna oficina en un edificio en el centro, pero todavía tengo que gastar una suma inmensa en guardias armados.»

A EE.UU. y a la OTAN les costó casi un año y medio antes de que se dieran cuenta de los verdaderos peligros de la ausencia de ley en Pakistán. En 2007, los dirigentes occidentales contemplaban sonrientes la inestabilidad en Pakistán.

Ideólogos activistas basados en las áreas tribales, como Tahir Yuldashev, jefe del Movimiento Islámico de Uzbekistán, y Shiekh Essa, subrayaban su objetivo de derrocar el gobierno de entonces del presidente general Pervez Musharraf antes de enfrentar a la OTAN en Afganistán.

Una ola de insurgencia barrió desde Afganistán hacia Pakistán, pero a los dirigentes occidentales no les preocupó demasiado porque pensaron que les facilitaría las cosas en Afganistán y que los combatientes serían derrotados en Pakistán.

Resultó que se equivocaron en los dos países. La insurgencia en Afganistán tuvo su año más exitoso en 2008, y los combatientes han aumentado su fuerza en Pakistán. En febrero de 2008, los ataques suicidas en Pakistán excedieron en número los ataques suicidas iraquíes y se han establecido fuertes enclaves de combatientes en Pakistán en sitios donde nunca habían existido antes.

Por ejemplo, los combatientes han conseguido un punto de apoyo en la estratégica Agencia Khyber, a través de la cual pasa un 80% de los suministros de la OTAN en camino a Afganistán, que no tiene salida al mar. Los combatientes han establecido su presencia en las agencias tribales Mohmand y Bajaur, que cubren totalmente un corredor estratégico hacia Afganistán que va todo el camino hasta la capital Kabul pasando por las provincias Kunar, Nuristán y Kapisa.

Una insurgencia en el Valle Swat, que hasta ahora era pacífico, llevó a Pakistán a realizar operaciones militares, pero esto sólo convirtió todo el valle en territorio hostil para el ejército paquistaní y en un nuevo criadero para la resistencia afgana.

Nunca antes tantos combatientes bien entrenados y avezados en la lucha habían irrumpido en masa en Afganistán desde el Valle Swat, Bajaur y Mohmand, y se preparan para volver a hacer lo mismo este año. La OTAN ha tenido que buscar una alternativa y rutas de abastecimiento mucho más caras pasando por Asia Central.

Como resultado, EE.UU., donde revistas de estrategia y think tanks habían estado promoviendo hasta 2007 la idea de la desintegración de Pakistán, y el concepto de un país pastún unido, está totalmente orientado a tomar todas las medidas necesarias para proteger la unidad de Pakistán.

Ahora se cree que si Pakistán sucumbe, se llevará consigo a sus vecinos, con ramificaciones que llegan a Europa y EE.UU.

Aparte de unos pocos incidentes divisivos, como ser el ataque terrorista ligado a Pakistán contra Mumbai en India de pasado noviembre, ese entendimiento mantiene a todos los protagonistas, incluido Pakistán, EE.UU., Gran Bretaña, e incluso India, en niveles más estrechos de coordinación. Sin embargo, eso ha tenido lugar tarde en el juego, tal vez demasiado tarde.

El ascenso ininterrumpido del activismo

Después del desbancamiento de los talibanes de Afganistán por fuerzas dirigidas por EE.UU. a fines de 2001, el activismo en la región sólo comenzó a crecer a un ritmo fenomenal en los últimos años.

En 2005, comenzó un importante reagrupamiento de los talibanes, llevando el año siguiente a reuniones en el área tribal de Waziristán del Norte de Pakistán y a un acuerdo de luchar contra la OTAN bajo el comando de Maulana Jalaluddin Haqqani.

En abril de 2006, los combatientes acordaron verbalmente un cese al fuego con Pakistán y luego firmaron un documento formal en septiembre del mismo año. A comienzos de 2007, rompieron el cese al fuego, pero al mismo tiempo enfrentaron una serie crisis en su dirigencia.

Sin embargo, la operación de Lal Masjid (Mezquita Roja) en julio de 2007, en la que la mezquita radical en Islamabad fue tomada por asalto por fuerzas de seguridad, ayudó a los talibanes paquistaníes a reagruparse bajo la tutela de Tehrik-i-Taliban Paquistaní. La organización pasó inicialmente por numerosas dificultades debido a diferencias respecto a la dirigencia, pero en última instancia se pusieron de acuerdo en Baitullah Mehsud como jefe.

En diciembre de 2007, la ex primera ministra Benazir Bhutto fue asesinada por al-Qaeda, y Osama bin Laden instaló a un amir-e-khuruj (dirigente para la revuelta) en Pakistán, y desde entonces la participación de combatientes ha ido en aumento continuo.

Ante este telón de fondo, ocurrieron tres acontecimientos significativos e interrelacionados:

  • Pakistán perdió una cantidad importante de territorio en NWFP a manos de combatientes.
  • Al-Qaeda y combatientes paquistaníes elaboraron un proyecto a fines de 2008 para cortar las líneas de suministro de la OTAN que pasan por Pakistán. Esa acción ha tenido mucho éxito.
  • Los talibanes ganan terreno en Afganistán Según un influyente think tank británico, el Consejo Senlis – rebautizado ahora Consejo Internacional sobre Seguridad y Desarrollo, en 2007, un 54% de Afganistán estaba bajo control de los talibanes. En 2008, el mismo think tank dijo que un 72% estaba controlado por los talibanes.

En los últimos meses, EE.UU. aumentó los ataques con aviones teledirigidos Predator contra objetivos específicos dentro de Pakistán. Aunque estos han ayudado a la causa combatiente porque a veces han sido muertos civiles, también han muerto varios dirigentes combatientes cruciales.

Una reunión con al-Qaeda

Recibí un llamado en mi teléfono móvil desde un número que no reconocí, pero la voz me era familiar.

«No es posible visitarle en su casa de huéspedes. Tiene que irse del área,» dijo el hombre, y luego mencionó un famoso hito en la ciudad donde había encontrado a la misma persona el año pasado. Lo llamaré Mohammad.

Me demoré en partir de la casa de huéspedes y tuve que caminar unos 20 minutos hasta el punto de reunión. Al acercarme, Mohammad cruzó la calle para encontrarme. Lo seguí hasta que llegamos a una motocicleta con su conductor que estaba a la espera en una concurrida parada de autobuses.

Mohammad se sentó detrás del conductor y yo me apretujé detrás de él. Debemos haber sido un buen espectáculo. Los dos de adelante tenían largas barbas y túnicas, parecían líderes de plegarias, mientras yo llevaba pantalones modernos y una chaqueta. Viajamos unos 10 minutos antes de llegar a un gran parque.

«Casi nos puso en serias dificultades,» me recriminó Mohammad en cuanto nos bajamos de la moto.

«¿Cómo?» pregunté, sorprendido.

«Hay un estado de alerta extrema dentro y alrededor del área de University Road. En el último mes, docenas de nuestros compañeros han sido arrestados en el área. Por cierto, vigilamos a nuestros objetivos, que son abundantes en esa parte de Peshawar, y los servicios de inteligencia y la policía nos vigilan a nosotros. Yo lo estuve esperando unos 40 minutos, no es recomendable que nos quedemos por ahí tanto tiempo» explicó Mohammad.

«Después de perder terreno por todas partes, las fuerzas de seguridad se preparan para una acción decisiva en contra nuestra. Todos están en peligro, nosotros, nuestras familias… Cambio los números de mi teléfono casi a diario, así que la próxima vez no podrá ubicarme. He cambiado mi residencia dos veces en los últimos dos meses y mi residencia no la conoce nadie. Por el momento, son las fuerzas de seguridad las que deciden [en la ciudad], pero pronto nos desquitaremos.»

Pregunté a Mohammad sobre una supuesta división entre combatientes que ha llevado al líder talibán paquistaní Baitullah a guardar silencio. Abdul Wali, alias Omar Khalid, Moulvi Faqir y otros que estaban anteriormente con Baitullah, que está enfermo, se han separado ahora de él. Los ataques con aviones teledirigidos han eliminado a cantidades importantes de miembros de al-Qaeda, aunque se dice que Bin Laden y su adjunto Ayman al-Zawahiri están vivos.

«La noticia de una división es verdad, pero nunca beneficiará al gobierno,» dijo Mohammad. «Todo lo que ha hecho es debilitar el comando de Baitullah. Créamelo, agudizará aún más la oposición armada contra el gobierno. Los grupos combatientes realizarán ataques con múltiples estrategias. Abdul Wali sigue luchando contra el gobierno.» (Antes se había informado que Abdul Wali había sido muerto en la Agencia Mohmand en un ataque militar.)

«Los miembros de al-Qaeda se han fusionado en varios grupos de ideas afines. Recientemente, Qari Ziaur Rahman dirigió un grupo de 600, sobre todo afganos y miembros de al-Qaeda, para saquear un puesto de seguridad paquistaní en Agencia Mohmand,» dijo Mohammad.

«Mañana, cuando viaje al Valle Swat, descubrirá que con la excepción de unas pocas ciudades como Mardan, Sawabi y Charsada, todas las ciudades están ahora bajo los talibanes. En sitios como Mengora y Swat, no son las fuerzas de seguridad las que imponen el toque de queda, sino los talibanes. Los talibanes se mueven libremente en las calles y las fuerzas de seguridad se ocultan dentro de sus refugios,» dijo Mohammad.

La influencia de los talibanes y al-Qaeda es ciertamente multifacética, como sus agrupaciones. Hay sitios como Swat y las áreas tribales en las cuales el control por los talibanes es una realidad y operan a plena luz del día. En otros sitios, como Peshawar, están presentes, pero es sólo se siente, no se ve.

Agencia Malakand estaba en mi itinerario, y me habían dicho que no hay un solo talibán en el terreno, pero que imponen su ley mediante el miedo.

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Syed Saleem Shahzad es el Jefe del Buró Pakistán de Asia Times Online. Para contactos, escriba a: [email protected]

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http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/KA29Df01.html