Recomiendo:
0

América Latina: las “guerreras sin armas” fomentan un desarrollo basado en la participación

Una ‘escuela de guerra’ muy especial

Fuentes: Diagonal

Después de su nacimiento en 1999 en Brasil, el programa de la Escuela Guerreros y Guerreras Sin Armas salió por vez primera del país para celebrarse en Oaxaca, México. La Escuela de Guerreros y Guerreras Sin Armas es un proyecto que surge en 1999 del Instituto Elos de Brasil, gracias a la iniciativa de un […]

Después de su nacimiento en 1999 en Brasil, el programa de la Escuela Guerreros y Guerreras Sin Armas salió por vez primera del país para celebrarse en Oaxaca, México.

La Escuela de Guerreros y Guerreras Sin Armas es un proyecto que surge en 1999 del Instituto Elos de Brasil, gracias a la iniciativa de un grupo de estudiantes de arquitectura que quería poner ésta al servicio de la transformación social. Tal y como reza la presentación del programa de la escuela, las participantes deben trabajar «en una comunidad para la cual pensarán y ejecutarán un proyecto a partir de una técnica constructiva local y que atienda a una necesidad local de los moradores».

Como otras veces, la invitación a participar en la escuela este verano se hizo a través de un juego colgado en internet (El Camino del Guerrer@: http://egsaoxaca.blogspot.com). Y así llegaron a Oaxaca 25 personas de diferentes países, pero principalmente del propio México. Con la motivación de cambiar el mundo, estas personas llegaron a cuestionarse sus propias formas de hacer en sus colectivos de origen o su participación en proyectos.

La metodología de trabajo en la colonia El Diamante del municipio de Santiaguito Etla, sede del encuentro, partió de un acercamiento a la comunidad por parte de la Universidad de la Tierra AC, ONG que junto con el Instituto Elos organizó la Escuela. La Unitierra tiene un taller de tecnologías apropiadas para la localidad, desde el que se potenciaron instrumentos como las bicimákinas (bici-licuadoras, bici-molinos, etc.).

El proyecto de la Escuela tiene dos líneas de trabajo esenciales : el aprendizaje -construido colectivamente- de ser ‘guerreros y guerreras sin armas’ y, por otra parte, el empoderamiento de la comunidad.

Para ello, se utilizan como herramientas los juegos cooperativos, la comunicación noviolenta, el diálogo y el tequio o trabajo comunitario, entre otros elementos. Una de las claves del proceso de las guerreras es reconocer la belleza de la colonia y trabajar expandiéndola, desarrollando una mirada apreciativa que deja de lado nuestra forma habitual de detectar problemas o dificultades. Este enfoque clásico en otros proyectos que intentan resolver cuestiones acuciantes desde la carencia es parte del ciclo de desempoderamiento que se vive en muchas comunidades.

Como otras veces, las guerreras se acercaron a la colonia poco a poco y recolectaron los sueños de las personas que la habitan, con la tarea de concretarlos en una maqueta que fue discutida, modificada y aprobada por la comunidad, con la participación de las y los guerreros y el tejido social de Oaxaca. Las aspiraciones de las gentes de El Diamante finalmente se reflejaron en lo que llamaron ‘Jardín de los Sueños’, un parque con todos los elementos que la comunidad consensuó y posteriormente construyó : una palapa [cobertizo] para las reuniones y fiestas, una cancha de fútbol/voleibol, jardines con plantas medicinales, caminos con árboles frutales, una capilla y juegos para niños y niñas, entre otros elementos. También se realizó una mejora del camino de acceso a la colonia y de la canalización de las aguas en las calles. Antes de comenzar la Escuela, sus participantes no sabían cómo iba a acabar el proyecto, ya que éste va emergiendo (diseñándose y planificándose) a lo largo de un mes de duración. Y la construcción física se realiza sólo en la última semana y sin dinero.

La Escuela sólo cuenta con los saberes y recursos locales, por lo que sólo queda afilar la creatividad, inspirar e incluir a toda la gente posible en el proyecto. Todo un reto. Lo más poderoso de la semana de trabajos fue ver cómo la gente de la colonia, de otras colonias y otros lugares, junto con infinidad de materiales, iban llegando y se ponían a trabajar sin parar. Todo el mundo quería aportar algo : plantas, tierra fértil, adobes, una técnica de construcción, música, unos hierros viejos,… Y se construyó con criterios ecológicos, sociales y bajo una condición, que fuera espectacular.

El principal objetivo es que las participantes vuelvan a sus comunidades inspiradas y con técnicas eficaces para trabajar en colectivo. La Escuela tiene una nueva edición en Brasil en enero de 2009, y está en proceso de estudio y adaptación cultural para llevar la metodología a otros posibles lugares como Pakistán, Canadá, El Salvador e incluso España.