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Por las primarias los conoceréis

Una ligera apreciación acerca de las recién pasadas elecciones en Honduras

Fuentes: Rebelión

Teme a aquello que perjudique a otros, lo demás no, que no da miedo. Dante Cierto amigo contó que estuvo a punto de liarse a golpes con un individuo que le dijo, refiriéndose a Honduras y un poco antes de las elecciones primarias para afirmar candidatos a diputados, alcaldes y presidente por los dos partidos […]

Teme a aquello que perjudique a otros, lo demás no, que no da miedo.
Dante

Cierto amigo contó que estuvo a punto de liarse a golpes con un individuo que le dijo, refiriéndose a Honduras y un poco antes de las elecciones primarias para afirmar candidatos a diputados, alcaldes y presidente por los dos partidos tradicionales hondureños: «Se sabe qué va a suceder porque, en relación con tu país, cada pueblo tiene el gobierno que se merece». Dice que ahora, después de los resultados electorales, anda buscando al individuo de marras para pedirle perdón.

En realidad, tanto él como su interlocutor están equivocados. Si bien es cierto que los resultados de las elecciones primarias, con o sin lavado de votos, dejaron la triste impresión de que nuestro pueblo todavía está votando por sus enemigos, lo que hubo de integridad en el ejercicio del sufragio se debió a que la mayor parte de la población estuvo y está aterrorizada con las dimensiones que la propaganda política oficial ha dado al fenómeno de la inseguridad -mínima en la delincuencia diaria en comparación con el terrorismo económico del Estado, que resulta en pobreza y desesperanza-.

Tal como lo ha venido haciendo el señor Presidente Maduro, al escudar los errores de la gestión económica y administrativa de su gobierno tras la lucha antimaras(*), la campaña de Lobo Sosa (presidente del Congreso Nacional) se basó en las secuelas de terror que dejan las noticias diarias acerca de crímenes espeluznantes (mientras ocultan los índices de la miseria), la promesa de mano dura contra los autores de tales crímenes y el regreso a una fementida seguridad de puertas y ventanas abiertas ejemplificada con el entorno social de la dictadura de Tiburcio Carías, de hace más de sesenta años.

La campaña, diseñada por el asesor de Lobo, Mark Klugmann, escritor de discursos de la ultraderecha estadounidense -Reagan y Bush-, y asesor de la ultraderecha chilena y salvadoreña y todavía asesor de Maduro con un sueldo bórico -por Bora y por ácido- (*), dio los resultado esperados. No en balde la campaña de amedrentar al pueblo norteamericano con el terrorismo fundamentalista, después de septiembre 11, también dio como resultado la reelección del señor Bush, con la ayuda de la ultraderecha religiosa, y resultó en la estrategia que se debía copiar por parte de cualquier ultraderecha continental, por muy subdesarrollada que pareciera. A lo anterior se debería sumar el hecho de que nuestra población tiene siglos de estar actuando de manera condicionada, tanto por el chasquido del látigo como por la promesa de la chamba política que se expresa en el clientelismo. En una economía degradada por la corrupción cínica imperante no hay esperanzas de empleo digno, así que hay que optar por el que ofrece el partido político a cambio de los votos y del activismo, de manera tan natural, como la de tirar la dignidad personal al cesto de la basura.

La población votó, en el fondo, por su seguridad, aunque su ignorancia electoral siga vigente. Véase, si no, el voto en cascada, bautizado por la prensa como voto «plancha».

Pero ni la campaña (basada en espurios ataques personales) ni el resultado de las elecciones primarias dio respuesta a las preguntas esperanzadas de la mayoría de la población: ¿Es éste o aquél candidato el que se necesita para procurar cambios efectivos en el desarrollo de la democracia hondureña? ¿Es el que nos va a asegurar empleo con un sueldo digno indispensable para cubrir nuestras necesidades de educación, salud, comida y vivienda? ¿Es el que va a acabar con la denigrante corrupción en Honduras?

Todo indica que nos preparamos, una vez más, para otra terrible equivocación. Veamos:

-Los candidatos de ambos partidos -nacional y liberal- refuerzan el esquema de que sus instituciones políticas son una sola; con el agravante de que esta vez los candidatos también lo son, puesto que representan al mismo sector de la que parece ser la nueva fracción hegemónica en el ejercicio del poder, la oligarquía terrateniente, maderera y ganadera, que vuelve por sus fueros, como en la época de Carías.(1)

-Ambos llevan entre sus candidatos a diputados a los representantes de las corrientes partidistas más conservadoras y reaccionarias, que son las que realmente salieron ganando: el florismo (2) -pellejo del viejo rodismo-rosuquismo (3)- y el carcomido zuniguismo (4), con su encarnación del dictador Carías y su guantelete de hierro. Esto es así porque las estructuras del partido liberal aún le pertenecen a Flores Facussé y porque el zuniguismo ha pasado por Callejas (5) y Maduro sin mojarse los pies, ya tintos en sangre. Ni siquiera hubo la sorpresa de que Gabriela Núñez -encomendera del Banco Mundial y la burguesía financiera- pasara con un buen lugar en la lista de votados ya que ella también es hija del florismo; ni que el menos votado fuera Hugo Noé Pino, de los pocos que conforman la magra fila de la honestidad en esos partidos.

Queda, entonces, no la esperanza, sino la expectativa, de qué es lo que va a hacer el alto porcentaje del abstencionismo que hubo en estas elecciones, en las de noviembre, pues, aunque no se tenga cultura electoral, el que la población esté ya cansada de los partidos liberal y nacional podría dar giros interesantes en la pelea final, ya sea a favor del partido minoritario que más ha luchado en el Congreso por los intereses nacionales, Unificación Democrática, o en el reforzamiento de las organizaciones de la Sociedad Civil.

Un previsible resultado sería también la definición de acciones y estrategias de la Resistencia Nacional. Ojalá que sin violencia.

Aunque está claro que, gane quien gane, el guantelete podría dar manotadas mortales desde un gobierno autoritario que nos conduciría de nuevo a las cárceles, a los exilios, a las persecuciones, a las torturas, a los asesinatos y desaparecimientos de personas, marcadas todas como delincuentes, aunque su delito sea sólo el de pensar en un país digno, con niños y niñas felices.

(*)Lucha frontal del gobierno contra las pandillas juveniles.

(*)Por Bora Milutinovic, entrenador de la selección nacional de fútbol de Honduras que, en menos de un año ganó un sueldo de casi diez millones de dólares, logró dos empates y dejó abandonados a los jugadores en la fase semifinal, sin decir palabra.

(1)Famoso dictador que mantuvo el poder durante 16 años y cuya esencia filosófica se expresaba en la trilogía «encierro, destierro, entierro».

(2)Corriente política del liberalismo manejada por el expresidente Flores Facussé.

(3)Corriente liberal del extinto Modesto Rodas Alvarado heredada por el expresidente Roberto Suazo Córdoba (Rosuco), protector de la «contra», contra revolución nicaragüense, en Honduras.

(4)Por Zúñiga Agustines, ya difunto, líder de la corriente ultra conservadora en el partido nacional.

(5)Rafael Leonardo Callejas, expresidente que introdujo la gran devaluación económica y la consecuente e imparable inflación en el país. Famoso porque una jueza le extendió en serie seis carta de absolución ante igual número de procesos por corrupción, en un solo día.