Aunque nunca la ha visto en persona, María Mercedes Bonilla, una ama de casa de 46 años, que está aprendiendo a leer y a escribir, conoce muy bien a la profesora Ángela. La joven maestra, que siempre tiene lista una sonrisa, llega con sus clases, de lunes a viernes, a través de un vídeo. Las […]
Aunque nunca la ha visto en persona, María Mercedes Bonilla, una ama de casa de 46 años, que está aprendiendo a leer y a escribir, conoce muy bien a la profesora Ángela. La joven maestra, que siempre tiene lista una sonrisa, llega con sus clases, de lunes a viernes, a través de un vídeo.
Las denominadas teleclases o videoclases son la herramienta que utiliza el proyecto de alfabetización: ‘Yo sí puedo’, creado en Cuba por el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño de la Cátedra de Adultos.
Este plan se desarrolla, desde el 26 de abril, en Cotacachi como una estrategia para erradicar el analfabetismo que afecta al 22,5 por ciento de los 37 254 habitantes del cantón. Esa cifra motivó al Municipio y a la Asamblea Cantonal a impulsar el proyecto, con el sistema cubano, considerado uno de los mejores del mundo y que tiene el aval de la Unesco.
Según Patricio Toro, director de Educación, Cultura y Comunicaciones del Cabildo, la decisión política cantonal estuvo acompañada de un presupuesto de 50 000 dólares, con los que se compró: 50 televisores de 21 pulgadas, VHS, lápices, borradores y hojas… Los materiales fueron distribuidos en los 25 puntos de alfabetización instalados en todo el cantón.
Cuba, entre tanto, envió 25 juegos de 17 casetes y cartillas que sirven para la alfabetización, que se desarrollará durante 65 clases. El reto es que los estudiantes mayores de 15 años aprendan a leer y a escribir en tres meses y una semana de clases, que se dictan en las noches, tras la jornada laboral.
Bonilla es una de las 630 personas de 18 comunidades que se inscribieron voluntariamente en los cursos gratuitos. Ahí, a través del vídeo, conoció a la profesora Ángela, a Bienvenido, un moderador, y a Napo, un campesino de su misma edad que tampoco pudo ir cuando niño a la escuela.
Según Regla Díaz, del Instituto Pedagógico, el sistema está compuesto por una trilogía. Esta incluye: la videoclase, dirigida por una maestra; los materiales de trabajo (cartilla de ejercicios de los alumnos) y el facilitador, un estudiante secundario de la localidad, que dirige cada uno de los 25 centros de alfabetización.
El técnico cubano Enrique Téllez explica que cada clase dura 60 minutos: 15 se invierten en motivación, 30, en las teleclases y de 15 a 20 para que el facilitador aclare las dudas que surgen.
Entre las ventajas de la alfabetización por vídeo están el llegar a un mayor número de personas, permitir al analfabeto aprender en su casa o comunidad, propiciar las potencialidades del alumno, incrementar el trabajo individual y no requiere de un docente.
Este sistema de educación es nuevo en Ecuador. Sin embargo, tiene una larga trayectoria en México, Nueva Zelanda, Venezuela, Haití…
El proyecto piloto avanza en Cotacachi, por lo que el 25 se masificará con la participación de 1 200 alumnos más. Tras la clase del martes último, María Mercedes Bonilla retorna a su hogar con la firme decisión de no faltar un solo día, para aprender más, como lo recomienda la profesora Ángela.
El dato
Cotacachi con el 22,5 por ciento de analfabetos, es el cantón con mayor número de iletrados de la provincia de Imbabura.
Dos años de clases
La duración. Según la metodología de alfabetización, el proyecto inicial se desarrolla en tres meses y una semana. Y en dos años y ocho meses se concluye la primaria. El primer bloque incluye de uno a cuatro años y el segundo de cuatro a seis.
La difusión. El presidente de la Conaie, Leonidas Iza, busca extender el programa de alfabetización a la provincia de Cotopaxi. El martes pasado suscribió un convenio para aprovechar la presencia de los técnicos cubanos.
Testimonio
Rosa Isabel Guitarra / Ama de casa de Cotacachi
«Tengo 30 años. Nunca fui a la escuela porque mis padres eran pobres. Ahora tengo cuatro hijos y trabajo bordando, en las mañanas. Solo mi hijo Fernando Flores, de 8 años, va a la escuela. Me da tristeza porque a mi primera hija, Jessica, de 10, no le puedo dar estudios porque no hay plata. Ella es la primera. Los otros son aún pequeños. Me alegro que se haya abierto un curso de alfabetización en Quiroga. Yo y Jessica asistimos todas las noches a las clases que dan en la escuela Eloy Proaño. En las tardes las dositas hacemos los deberes. Yo quiero aprender mucho para ayudar a mis hijos. Mis papás tampoco sabían leer.»
«Estoy feliz porque estoy aprendiendo las letras. Ya conozco a la A. Esa es la primera. Yo no soy la más vieja. Hay mayores que mí entre mis compañeros. También niños que acompañan a sus padres. Entre todos estamos aprendiendo. Creo que es bueno que todos sepan leer y escribir. Eso es una luz para la vida de las personas.»
Fuente: http://www.tricontinental.cubaweb.cu/america_latina/texto290.html