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Ecoaldea en el estado español

Veinte años de vida en común en El Bierzo

Fuentes: Diagonal

60 personas dan vida a una ecoaldea que, nacida al calor del movimiento ‘hippy’, ha llegado a tener 120 habitantes. 30 niños han crecido en sus casas. El impulso del que nació lo que hoy es Matavenero y Poibueno vino del movimiento Rainbow. Éste surgió a principios de los ’70 en EE UU con la […]

60 personas dan vida a una ecoaldea que, nacida al calor del movimiento ‘hippy’, ha llegado a tener 120 habitantes. 30 niños han crecido en sus casas.

El impulso del que nació lo que hoy es Matavenero y Poibueno vino del movimiento Rainbow. Éste surgió a principios de los ’70 en EE UU con la intención de mantener vivos los valores de comunidad, paz, libertad y armonía con la naturaleza que se habían desarrollado durante los ’60, principalmente de la mano del movimiento hippy. Los encuentros europeos de este movimiento que tuvieron lugar en 1987 y 1988 en el norte del Estado español llevaron a un grupo de personas a optar definitivamente por una alternativa a la vida que llevaban. Se empezó por recorrer varios pueblos abandonados de la zona de El Bierzo durante el mes de febrero de 1989, eligiéndose finalmente la aldea de Matavenero. El acceso era difícil, encaminar el agua al pueblo era complicado y los inviernos eran duros, pero este relativo aislamiento aseguraba un marco natural incomparable y cierta tranquilidad.

Eran conscientes de que la recuperación de lugares más accesibles despertaba más inquietud entre las autoridades y los habitantes de los pueblos cercanos. Ese mismo invierno, el grupo, formado principalmente por gente de Europa central, empezó a trabajar en su reconstrucción instalado en tipis, las tiendas de los indios americanos.

La tarea no fue fácil, ya que el pueblo había sido asolado por varios incendios desde su abandono, 20 años antes. Sólo quedaban en pie los muros de algunas casas. Mientras, había que desbrozar los campos y limpiar los caminos a golpe de machete. Desde el principio, grupos de amigos y simpatizantes acudieron para participar en los trabajos de reconstrucción. Como comenta Cristina, habitante de la aldea desde hace 18 años, «Matavenero son las miles de personas que han pasado por aquí».

Las autoridades y los habitantes de la zona pensaron que estos ‘vikingos’, como los llamaban, no aguantarían ni un invierno. De aquello hace ahora ya casi 20 años, periodo en el cual han nacido más de 30 niños, que han crecido y se han educado en el propio pueblo de la mano de sus familias o de la escuela que muy pronto se creó en el lugar.

Hoy en día, Matavenero cuenta con unos 60 habitantes permanentes después de haber llegado hasta los 120. Muchas cosas han cambiado, sobre todo las formas de decisión y la obtención de un estatus público como junta vecinal. Siguen intactos, sin embargo, el «deseo de vivir en armonía y en estrecho contacto con la naturaleza y de desarrollar sistemas sociales donde no exista un anonimato creciente».