El reciente paseo turístico a Viena ha concluido en el más absoluto fracaso, ante la ofensiva de los capitales europeos por imponer sus designios a los países de América Latina. De allí, que la cumbre de la Unión Europea y Latinoamérica, haya terminado sin acuerdos trascendentales de importancia. Sin embargo, cabe destacar que el encuentro […]
El reciente paseo turístico a Viena ha concluido en el más absoluto fracaso, ante la ofensiva de los capitales europeos por imponer sus designios a los países de América Latina. De allí, que la cumbre de la Unión Europea y Latinoamérica, haya terminado sin acuerdos trascendentales de importancia.
Sin embargo, cabe destacar que el encuentro cumbre ha pretendido poner en tela de juicio la soberanía del pueblo y gobierno boliviano, por la nacionalización de sus recursos energéticos. Aquí los capitales europeos y los gobiernos que lo representan, han cerrado filas para desatar una agresión mediática contra la desición boliviana de controlar sus recursos naturales. Y de paso, también han condenados los pasos de Venezuela en el control total del petróleo de este país, por parte del Estado.
Sin duda que esta agresión política y mediática, en el corto plazo se va a traducir en el financiamiento mayor de la conspiración de los capitales, para crear todas las condiciones
necesarias, que les permita desestabilizar los gobiernos de Hugo Chávez y Evo Morales, en el mas corto plazo posible, de la misma forma como hicieran con Salvador Allende en 1973 en Chile.
Para ello, las trasnacionales junto a los políticos de centro derecha, están buscando la forma de crear fricciones entre los gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela y Bolivia, ante la decisión de elegir el camino propio y la independencia económica de los centros imperiales del poder financiero y económico mundial.
Ahora, indudablemente que los capitales depredadores españoles están consternados ante la medida del gobierno de Evo Morales, pues no podrán seguir saqueando el país en los términos que lo venían haciendo hasta ahora; evadiendo o no pagando impuestos, además de dedicarse al contrabandeo de los energéticos, en eso los capitales siempre han sido especialistas, es un principio fundamental de su accionar, ellos no pueden perder ni un sólo dólar, si el Estado y el pueblo boliviano, que ha sido ultrajado en su condiciones económica y de vida por más de 500 años.
La Unión Europea y sus capitales, en este encuentro cumbre, solo han mostrado los resabios de su mentalidad Imperial y colonialista, de allí la histeria de algunos personeros
de gobierno y de los partidos políticos de centro y ultraderecha, por satanizar y criminalizar el derecho del pueblo boliviano a su propia autodeterminación.
Los capitales europeos y sus representantes políticos, ya han comenzado las amenazas expresando que la nacionalización del gas, va a influir en las inversiones extranjeras de las trasnacionales europeas en Bolivia. El corrupto Tony Blair, el criminal de guerra Javier
Solana (OTAN-Yugoslavia) y el neofascista del partido franquista (PP) Mariano Rajoy, son la lacra política que lleva el pandero en su campaña en contra de Morales y Chávez.
Pero eso no es todo, la prensa adicta al sistema, alienta la fragmentación de los procesos
de integración, que se realizan al margen de las decisiones del capital trasnacional, buscan confrontar a los países latinoamericanos, entre países buenos y malos, entre países que se alinean al capital y los que deciden tomar un camino de plena independencia y autonomía, que vaya en beneficio real de sus pueblos. La prensa de centro derecha en la península ibérica y Latinoamérica, miente de una forma descarada con respecto al proceso de nacionalización de los recursos naturales de estos países, además de distorsionar y manipular a su antojo, las políticas establecidas por Bolivia y Venezuela con respecto a su plena soberanía.
De allí que comienzan a levantar acusaciones de ilegalidad de las medidas de nacionalización, de llevar a Bolivia a los tribunales internacionales, de no seguir invirtiendo en el país, si no están a buen recaudo los intereses de las sanguijuelas capitalistas. Otros sugieren no más ayuda para el desarrollo y la no condonación de la deuda externa de Bolivia. Al igual que en Chile, los capitales empiezan a pensar que hay que hacer aullar la economía boliviana, para terminar con estos intentos liberadores.
Por ejemplo el diario español de centro derecha, El País, en uno de sus comentarios habituales expresa que la medida de nacionalización es confusa e inamistosa y luego vocifera su alarma…»ahora son los hidrocarburos, luego vendrá la minería, el reparto de la tierra, el agua, los recursos forestales y todos los recursos naturales». Es lo que tiene en la histeria al capital trasnacional y los de predadores, pues ya no podrán seguir obteniendo jugosas ganancias a costa de la explotación del pueblo boliviano.
La campaña mediática contra Venezuela y Bolivia, pretende confundir a la opinión pública internacional, además de tratar de aislar y arrinconar a Evo Morales y Hugo Chávez. El capital trasnacional parece olvidar que en América Latina hay una correlación de fuerzas a favor de cambios reales en las condiciones de vida de los pueblos. Que su modelo económico neoliberal se ha constituido en un completo fracaso y que sólo ha contribuido al ensanchamiento de las injusticias sociales existente en la región.
El capital usurero, con sus tratados de libre mercado (TLC-ALCA), ha generado grandes desigualdades sociales, la destrucción de la pequeña y mediana industria, la no proliferación de mayores puestos de trabajo y de ingresos dignos. La implementación salvaje de la apertura de los mercado, ha significado la explotación de los recurso de los países, con pésimos resultados en las condiciones de vida de la población. Por su parte la Unión Europea pretende imponerle a los países de América Latina, acuerdos de libre rapiña a través de un neoliberalismo encubierto.
Los mayores ejemplos del descalabro provocado por la políticas de saqueo llevadas a cabo por los capitales estadounidense y europeos, en el marco de los tratados de libre comercio, son México y Chile. Sólo el año 2005 emigraron al paraíso americano 2 millones de mexicanos sin trabajo en su país, lo que refleja que los tratados de libre rapiña por México, no han resuelto el problema de los puesto de trabajo y de salarios dignos, hasta ahora solo han contribuido a una creación crónica de pobreza.
En el caso de Chile y con una gran farándula mediática, permanentemente se habla de los grandes éxitos económicos de la economía de este país, se pretende mostrar como un ejemplo a seguir el «milagro económico chileno». Sin embargo, el 60% del país vive en condiciones de pobreza y endeudado de forma escandalosa vía tarjetas de créditos, a eso le llaman mejoramiento de las condiciones de vida. Un trabajador y su familia deben vivir con 147 dólares al mes, en uno de los países con las mayores desigualdades de ingreso existente en la región y el mundo, que la propia iglesia católica de este país, ha calificado de escandalosa, mientras el 10% de la población disfruta de todas las granjerías del libre mercado, viviendo la otra realidad, en ese Chile que llaman exitoso.
Los últimos pronósticos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de las mafias económicas internacionales (FMI, BM, OMC, APEC), advierten de que la economía de América Latina crece, pero también de que las desigualdades aumenta y todo gracias a los tratados de libre comercio. A propósito de la Cumbre de Viena, el director general de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea, Eneko Landaburu expresa: «Nos preocupa que la consolidación de la democracia y la puesta en marcha de políticas económicas no hayan logrado los objetivos de crear empleo y de reducir la desigualdad», afirma.
A las trasnacionales y los inversores extranjeros, sean estas españolas o de cualquier otro país, solo les interesa que existan normativas legales que los beneficien, los protejan y pongan a buen recaudo sus acaudaladas ganancias. Ahora, si los países resuelven o no sus problemas internos en el plano socio económico, no es un asunto del capital neoliberal, sino de quienes dirigen los destinos de esos países.
Por ello, gobiernos como los de Hugo Chávez y Evo Morales, que no obedecen a los intereses de la Casa Blanca y la Europa del capital, hay que liquidarlos lo más pronto que sea posible. En Chile, se involucró directamente el Departamento de Estado norteamericano y las trasnacionales del cobre, en la desestabilización del gobierno de la Unidad Popular. En Venezuela y Bolivia, buscarán hacerlo a través de las multinacionales.
A la luz de estos hechos, los pueblos de la región esperan ver políticas concretas que los beneficien en sus condiciones y calidad de vida, de allí que observan con atención los acontecimientos que se vienen desarrollando en Venezuela y ahora en Bolivia. Los pueblos entienden que los recursos naturales de cada país, deben estar bajo control de los Estados y no bajo la explotación usurera y depredadora de los capitales.
Ahora en lo que respecta a la conducta de los capitales con respecto a la situación venezolana y boliviana, sus políticas agresivas están recién comenzando a tomar forma. No debemos olvidar que la economía estadounidense, se sostiene en base al impulso del complejo militar industrial y su agresión genocida a Afganistán y Irak. La economía de la Unión Europea se encuentra en un atolladero, en donde intenta seguir implementando políticas anti populares que son resistidas por la clase trabajadoras de estos países.
Mientras tanto, muchos países en el mundo ya no tienen como referente económico a los capitales de estos países, y empiezan a mirar hacia China, hacia sus propias regiones, en la búsqueda de soluciones reales para su propio crecimiento económico y desarrollo. De allí que la fiereza de las trasnacionales y los centros de poder económico mundial es cada día mayor, en donde el control de los recursos energéticos del planeta pasa hacer la tarea de primer orden, independientemente de los costos sociales que esto signifique.
Ejemplos como los que están dando Venezuela y Bolivia son muy peligrosos, para los intereses del capital trasnacional, y hay que terminar cuanto antes con ellos, de allí que en la cumbre de Viena, observamos más conspiración y amenazas, que un deseo real por contribuir a superar los problemas que viven la mayor parte de los países de América Latina.