Para las mujeres nepalíes que han perdido a sus esposos por causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), adquirir un oficio puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Catorce mujeres en esta situación, procedentes de diferentes partes de este país de Asia meridional, participan de un curso en Katmandú para aprender a […]
Para las mujeres nepalíes que han perdido a sus esposos por causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), adquirir un oficio puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Catorce mujeres en esta situación, procedentes de diferentes partes de este país de Asia meridional, participan de un curso en Katmandú para aprender a fabricar collares tradicionales.
No se diferencian en nada a otras mujeres que luchan por mantener a su familia, excepto en que son seropositivas.
«Para unas pocas, la capacitación en efecto lo significa todo, pues no sólo tienen que cuidarse a ellas mismas, sino también a sus hijos infectados», dijo Prakash Yogi, jefe de programas de la Asociación Nacional de Personas que Viven con VIH/Sida en Nepal (NAP+N).
Esa organización, junto a la embajada de Dinamarca, apoyó el curso de capacitación creado por el grupo no gubernamental Nava Kiran Plus, que trabaja con víctimas del VIH/Sida.
Casi todas las 14 mujeres eran esposas de jornaleros migrantes, sector que representa más de 45 por ciento de las estimadas 70.000 personas que viven con VIH/Sida en Nepal, según datos del Centro Nacional para el Control del Sida y de Enfermedades de Transmisión Sexual (NCASC), del Ministerio de Salud y Población.
Según NCASC, los casos «testados y confirmados» de personas con VIH/Sida ascienden a 15.460.
Presionados por la pobreza, hombres jóvenes -en especial de las regiones occidentales-cruzan la frontera a India en búsqueda de algún empleo zafral. Estos terminan teniendo sexo sin protección en burdeles indios, se infectan y, una vez de regreso, transmiten el virus a sus esposas.
«Las estimaciones preliminares muestran que el VIH/Sida ha tomado la forma de una epidemia generalizada en el medio y lejano oeste, donde entre dos y tres por ciento de la población se ha infectado», explicó el director del NCSASC, Krishna Kumar Rai.
El porcentaje total de personas infectadas en Nepal es de 0,5 por ciento.
¿Implica eso que el país está perdiendo su lucha contra el sida?
«No realmente», dijo Rajiv Kafle, quien es el rostro del país en la lucha contra esta enfermedad incurable. También fue la primera persona en Nepal en declarar públicamente su condición de portador.
«Hay dos partes en nuestra lucha contra el VIH/Sida: el tratamiento y el testeo. Aunque nos ha ido fantásticamente bien en el frente del tratamiento, el testeo no ha sido efectivo», reconoció Kafle, quien también dirige el NAP+N.
«Entre 3.600 y 3.700 víctimas del VIH/Sida de un total de 15.000 reciben tratamiento antirretroviral, con lo que podemos confiadamente decir que el acceso es grande», señaló.
Esto significa que alrededor de 24 por ciento de los infectados obtienen medicamentos, una tasa bastante alta.
No obstante, NCASC coincide con Kafle en que el testeo no ha avanzado mucho.
«Para constatar más de 15.000 casos positivos de VIH, testeamos a 350.000 personas. Matemáticamente, para identificar todos los estimados 70.000 casos, deberíamos testear a por lo menos 1,5 millones de personas. Esta es un área en la que nos hemos rezagado», dijo Rai.
Rai y Kafle coinciden en que los casos no identificados son la razón por la cual Nepal no puede alcanzar uno de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio, la de detener o revertir la propagación del VIH/Sida para 2015.
Los expertos señalan que es difícil identificar a todos los infectados, especialmente quienes usan drogas intravenosas y a trabajadoras y trabajadores sexuales, ya que muchos tienen medio a exponerse al público.
«Si bien los HSH (hombres que tienen sexo con hombres) han comenzado a declarar su condición públicamente gracias a que la Suprema Corte les dio estatus legal, los que usan drogas inyectables y los trabajadores sexuales prefieren mantenerse en oculto», dijo Rai.
La corte de apelaciones nepalí reconoció el derecho de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales a tener una vida de acuerdo con su orientación e identidad sexual y exhortó al gobierno a introducir o enmendar leyes para reconocerles iguales derechos.
«El movimiento contra el VIH/Sida ha crecido en forma abrumadora en el país, pero todavía se necesita un comando central», sostuvo Kafle.
«El gobierno debe asumir el liderazgo».
Por su parte, Rai está de acuerdo en que el gobierno debe asumir su liderazgo, pero también indicó que las agencias y las organizaciones fuera del sector público tienen un papel clave en el combate a la enfermedad, «ya que administran la mayor parte de los fondos usados contra el VIH/Sida».
Según un informe nacional presentado ante la Asamblea General de la ONU, en Nepal se gastaron 17,5 millones de en el combate al VIH/Sida en 2007. De este monto, 91 por ciento era administrado por agencias bilaterales y multilaterales o por organizaciones no gubernamentales internacionales y locales. El restante nueve por ciento era canalizado por el sector público.
«Ante la ausencia de un comando central, ciertas cosas se pasan por alto. Por ejemplo, hay distritos en los que muchas organizaciones han concentrado su atención, pero otros, donde los programas son igualmente necesarios, han sido dejados a un lado», señala el informe.