Desde que el viernes 22 de marzo comenzó a rebotar en las agencias internacionales la información acerca del ataque al Centro Comercial de Crocus, (Ver: Rusia, el laberinto de Crocus.) y cuando ni siquiera se conocía bien que estaba sucediendo, Ucrania emitió un comunicado en el que negaba cualquier responsabilidad en el hecho, que de inmediato tuvo el respaldo de los Estados Unidos.
La deriva informativa entonces localizó al gran responsable apuntando al Dáesh Willat Khorasan (Provincia de Khorasan para el Estado Islāmico), la franquicia del Dáesh global que tiene como teatro de operaciones Afganistán y siempre está dispuesto a adjudicarse cualquier hecho terrorista que pudiera darle visibilidad, sin importarle la gravedad ni la distancia, todo le sirve como publicidad. Aunque en verdad sus acciones rara vez han podido irradiarse más allá de las fronteras afganas. Quizás pudieran haber alcanzado algún objetivo en Pakistán, Irán o Tayikistán, donde sí podría contar con alguna presencia más o menos concreta.
Dada su falta de medios y logística, a lo que se suma la represión y persecución constante de los talibanes, la Willat no ha conseguido, desde su creación en 2015, expandirse territorialmente más que a algunas regiones del norte afgano. Aunque ha podido, esporádicamente, generar atentados suicidas en Kabul y alguna otra capital provincial como el que se produjo el jueves 21 en Kandahar, que dejó tres muertos.
Basándose en la difusa advertencia que la embajada norteamericana en Moscú había emitido el 8 de marzo para sus súbitos que se encontrasen en esa ciudad acerca de la posibilidad de que se produjera un ataque terrorista en algún lugar público, lo que finalmente sucedió, y en vista que cinco días antes el Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia había neutralizado una célula aparentemente de la Willa que planeaba atacar una sinagoga a las afueras de Moscú, la cuenta fue sencilla, uno más uno = Daesh Willat Khorasan y allí se detuvo todo.
Aunque tampoco se ha podido confirmar que los dos kazajos muertos en ese operativo fueran en verdad miembros de la Willat, parte de una célula dormida o simples musulmanes que actuaron como lobos solitarios que impulsados por el genocidio sionista en Gaza decidieron vengar a sus hermanos atacando un objetivo judío.
Medios norteamericanos como el New York Times sugieren que Washington no brindó de toda la información con que contaba, por la tensa relación que mantiene con Moscú, y que los rusos siguiendo esa información pudieran descubrir además del origen del ataque, sus fuentes y los métodos de inteligencia con los que la CIA opera en Rusia. E incluso alcanzar información que Washington cuenta sobre Ucrania, producto del espionaje, a pesar de su fuerte alianza con Kiev.
Para enturbiar las aguas se generó este contexto en el que se apunta a la Willat, al que rápidamente se sumó Francia, como si fuera una autoridad en la lucha contra el terrorismo, que jamás pudo adelantarse a uno de los que muchos que sufrió dentro de su propio territorio. Recodemos los dos más importantes: la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo en enero del 2015 que dejó una docena de muertos y el de noviembre de ese mismo año, el tour muyahidín organizado por el Dáesh en París que dejó cerca de ciento 150 muertos y más de 400 heridos. A lo que habría que sumar el papelón histórico de la Operación Barkhane contra las khatibas del Dáesh y al-Qaeda que operaban en el Sahel y cuyo fracaso, después de diez años, obligó a que las juntas revolucionarias que llegaron sucesivamente a los gobiernos de Mali, Burkina Faso y Níger, terminasen de expulsar a esa fuerza por inservible.
En las declaraciones del presidente Macron, hechas en su gira a la Guayana Francesa, no solo apuntó al Dáesh, diferenciándose del presidente Putin que ni siquiera ha mencionado a la khatiba afgana y apunta a Volodímir Zelenski y su banda.
Macron, uno de los personajes que más alientan a la OTAN a entrar abiertamente Ucrania para generalizar el conflicto con Moscú, además agregó: “Creo que sería cínico y contraproducente para la propia Rusia y la seguridad de sus ciudadanos utilizar este contexto para intentar volverla contra Ucrania”. Y se ofreció a cooperar en la investigación para encontrar a los culpables.
Queda claro que con una declaración semejante Occidente, no por ignorancia, sino por absoluto interés político, sigue negándose a reconocer que ha sido el GUR (Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania) junto a la CIA y el MI6 -la inteligencia británica- que contactaron a los cuatro terroristas, de origen tayiko, que fueron detenidos cuando huían hacía Ucrania hora después de los ataques para más tarde ser presentado con evidentes signos de tortura ante un tribunal del distrito moscovita de Basmanny.
Diferentes medios internacionales ya han comenzado a agitar versiones respecto a los cuatro detenidos, que los presentan como gente común para nada radicalizados, por lo que su accionar del pasado viernes sorprendió a muchos de sus connacionales que los trataban habitualmente. Según se conoci los cuatro detenidos vivían en cercanías de Moscú y eran parte del millón y medio de inmigrantes tayikos que llegaron a Rusia empujados por la pobreza y el desempleo de su país.
De los cuatro detenidos dos se encontraban de manera irregular en Rusia, mientras de los dos restantes el más joven, había llegado tres meses atrás y trabajaba en una peluquería y el otro, el mayor del grupo, de unos 32 años, tenía un domicilio fijo y trabajaba en una fábrica.
En diferentes artículos se deja entrever que el presidente Putin prefiere dirigir sus acusaciones hacia Ucrania, en vez de ir por el terrorismo wahabita, porque no hay respuestas fáciles para combatir el extremismo en Asia Central.
¿Viaje a Khorasan?
Tayikistán, con una población de diez millones de habitantes, en su gran mayoría islāmica, ha sufrido una sangrienta guerra civil que se saldó con 150.000 muertos, entre el Gobierno del presidente Emomali Rahmon y grupos fundamentalistas entre 1992 y 1997. A lo que continuó una campaña antiislámica por parte del gobierno de Rahmon que en alguno caso generó más radicalización.
Aproximadamente 1.000 ciudadanos tayikos en 2015 llegaron a Siria e Irak, en los años más duros de la guerra, para incorporarse al recién fundado Dáesh, por el emir Abu Bakr al-Baghdadi (muerto en 2019) en disidencia con la rama de al-Qaeda en la región conocida como Jabhat Al-Nusra. Más tarde un alto comandante de la policía tayika desertó y reapareci prometiendo llevar la guerra a Rusia y Estados Unidos.
En su errático tránsito, una importante cantidad de milicianos que el Dáesh, tenía en Siria-Irak en 2015 fueron trasladados al norte de Afganistán en procura de abrir una brecha en el movimiento talibán, cuando se conoció que mandos medios de esta organización estaban en desacuerdo con la conducción de la guerra por parte de los mullahs.
Para ello se creó la khatiba, ahora mundialmente conocida como Dáesh Willat Khorasan (tierra por donde sale el sol) en referencia a la provincia del imperio sasánida o persa entre los siglos III y VI de nuestra era, que según el momento histórico llegó a extenderse desde la frontera oriental del actual Irán hasta China, abarcando Afganistán, Pakistán, regiones del norte de India y de Tayikistán, Kirguistán, Kazajistán, Uzbekistán y Turkestán, convirtiéndose más tarde muchas ciudades de Willat en grandes centros culturales, intelectuales y teológicos.
Al término Khorasan se le da una fuerte implicancia religiosa, ya que algunos estudiosos -otros están totalmente en contra de esa opinión- afirman que en diversos hadices (dichos atribuidos al profeta Mahoma) como el hadiz, Sunan at-Tirmidhi 2269, se refiere que “Se levantarán estandartes negros desde Khorasan y nada los hará retroceder hasta que sean plantados en Jerusalén”. Otro refiere que “el Khorasan es la aljaba de Dios y que cuando se enoja con un pueblo les lanza los Khorasanis”.
El primero en recuperar este término en nuestros días fue Osama bin Laden cuando ya Afganistán, casi en poder total de los talibanes tras la retirada soviética y en medio de la guerra civil con la Alianza del norte liderada por Ahmad Shāh Mas’ūd y otros señores de la guerra afganos, el emir de al-Qaeda dijo haber encontrado “un refugio seguro en Khorasan” para convertirlo en su cuartel general para expulsar a Estados Unidos de Arabia Saudita y destruir a Israel.
Desde la llegada del Dáesh a Afganistán Washington ha utilizado a sus combatientes para innumerable cantidad de ataques contra los talibanes, y más allá de su voluntad es casi imposible que haya operado en Moscú.
Mientras tanto Rusia ejecutan un ataque, sin precedentes desde que comenzó la guerra, contra objetivos claves en Ucrania, lo que muchos consideran la primera respuesta a la operación de Crocus. Quizás comenzando ya decididamente el fin de la guerra, seguramente muy pronto la prensa occidental también descubrirá, muy acertadamente, que el presidente Putin es el nuevo emir de la Willat Khorasan.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC
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