La Administración Bush ha iniciado una «escalada» contra Irán por su supuesta contribución a la desestabilización de Irak. Al arresto de cinco funcionarios iraníes en Irbil, al norte del país, se unió ayer la acusación del Ejército británico contra Teherán por facilitar armas a la insurgencia en el sur. «Sabemos que algunos elementos extremos de […]
La Administración Bush ha iniciado una «escalada» contra Irán por su supuesta contribución a la desestabilización de Irak. Al arresto de cinco funcionarios iraníes en Irbil, al norte del país, se unió ayer la acusación del Ejército británico contra Teherán por facilitar armas a la insurgencia en el sur.
«Sabemos que algunos elementos extremos de Basora están recibiendo apoyo, armas y explosivos desde Irán para desestabilizar esta parte del país», declaró desde Londres el coronel Justin Maciejewski, haciéndose eco de las acusaciones oídas en los últimos días desde Washington.
Las acciones directas contra los intereses iraníes dentro de Irak han llegado acompañadas de una ofensiva dialéctica, iniciada por el presidente estadounidense, George W. Bush, en su discurso de hace una semana.
«Necesitamos hacer frente a lo que Irán está haciendo dentro de Irak», ha recalcado entretanto el consejero de Seguridad, Stephen Hadley, mientras el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, justificaba así el envío de la flota de un portaaviones y de varias baterías de misiles Patriots a la zona: «Estados Unidos ha tenido una presencia fuerte en el Golfo Pérsico desde hace tiempo y estamos simplemente reafirmando ese hecho».
Hasta ayer, tan sólo el congresista demócrata Dennis Kucinich -candidato a las presidenciales de 2008- se había atrevido a levantar la voz contra las últimas maniobras paralelas del presidente Bush, aprovechando el envío de 21.500 soldados de refuerzo a Irak. «Todo parece indicar que están construyendo el escenario para una guerra más amplia», advirtió Kucinich. «El presidente ha culpado a Irán de los ataques contra los intereses de América y parece estar apuntando hacia ese país», añadió el congresista demócrata. «Va a enviar la flota de un portaaviones a sus costas y ha prometido dar misiles Patriots a nuestros ‘amigos y aliados’. ¿No tenemos bastante con una guerra, señor presidente?».
La primera indicación de la «escalada» la dio el propio Bush en su discurso de hace una semana, cuando aseguró que no va a permitir que «Irán tenga acceso a las armas nucleares y que gane el control de la región». Bush no sólo rechazó una de las recomendaciones principales del Grupo de Estudio de Irak de James Baker, que proponía el diálogo directo con Siria e Irán, sino que acusó a ambos países de prestar refugio y vender armas a los terroristas y vaticinó si acaso un mayor aislamiento político.
Robert Gates, partidario en el pasado del diálogo directo con Teherán, se ha alineado con la nueva estrategia de Bush y ha aprovechado su reciente visita a Bruselas, de camino hacia Afganistán, para sumarse a la batería de acusaciones. «Irán no está haciendo nada que ayude a resolver la situación en Irak», dijo. «Los iraníes creen claramente que tenemos las manos atadas en Irak, y que si ellos toman la iniciativa estarán en condiciones de poder presionarnos de varias maneras».
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, reconoció que Bush había aprobado la acción contra objetivos iraníes en Irak -empezando por la incursión y las detenciones en Irbil- como parte de una campaña de «esfuerzos más amplios» para confrontar la agresión de Teherán.
El domingo, mientras Bush convocaba a la plana mayor del Partido Republicano, en Camp David, la Casa Blanca movía a sus pesos pesados por las tertulias políticas para seguir cargando las tintas contra Irán.
El vicepresidente Dick Cheney salió una vez más de la sombra para lanzar uno de sus habituales mensajes cifrados en la cadena ultraconservadora Fox: «Irán está pescando en aguas turbulentas dentro de Irak […] No queremos que hagan todo lo que pueden hacer para desestabilizar la situación iraquí».
El consejero Stephen Hadley advertía mientras en una entrevista a la cadena ABC: «Vamos a tener que hacer frente a lo que Teherán está haciendo en Bagdad. Sabemos que hay yihadistas moviéndose hacia Siria e Irán».
El propio Bush, en la entrevista del domingo en la cadena CBS, advirtió personalmente al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad: «Si cogemos a vuestra gente dentro de Irak, causando daño a ciudadanos estadounidenses o iraquíes, debes saber que haremos frente».