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El terrorismo de las sanciones

Fuentes: Information Clearing House

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

¿Quién es un terrorista? Indudablemente lo que viene a la mente es Daesh (EI), al-Qaida, MKO, Boko Haram, etc. ¿Qué es terrorismo? Los eventos del 11-S y las horripilantes decapitaciones realizadas por el EI conforman nuestra percepción visual de terrorismo. Lo que no se menciona y no se reconoce en nuestra psique colectiva es el tipo de terrorismo que ha sido deliberadamente ofuscado: terrorismo sancionado o terrorismo con licencia, sanciones.

El hecho de que los expertos hayan identificado más de 100 definiciones del término terrorismo demuestra que no existe una definición universalmente aceptada. Existe consenso general de que terrorismo es «visto como un método de violencia en el cual civiles son atacados con el objetivo de imponer sumisión a un enemigo percibido creando miedo, desmoralización y fricción en la población bajo ataque.» (i)

En 1937, la Convención de la Liga de Naciones definió el terrorismo como «Todos los actos criminales dirigidos contra un Estado o proyectados o calculados para crear un estado de terror en las mentes de personas particulares o un grupo de personas del público general».

El Artículo 1.2 de la Convención Árabe sobre la Supresión del Terrorismo firmada en El Cairo en 1998 describe el terrorismo como «Cualquier acto o amenaza de violencia, sean cuales sean sus motivos o intenciones, que ocurre para fomentar un plan criminal individual o colectivo, causando terror entre personas, causando miedo al dañarlas o colocando sus vidas, libertad o seguridad en peligro o con el propósito de causar daño al entorno o a instalaciones o propiedades públicas o privadas para ocupar o apoderarse de estas o apuntando a poner en peligro un recurso nacional».

Después de los ataques del 11 de septiembre, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 1373, autorizando a EE.UU. a librar la guerra contra el terrorismo sin comenzar por definir el terrorismo. Sin embargo, la Sección 1.B del Código U.S. § 2331 sobre el terrorismo internacional incluye lo siguiente: (1) intimidar o presionar a una población civil, (2) influenciar la política de un gobierno mediante la intimidación o la coerción o (3) afectar la conducta de un gobierno mediante la destrucción masiva, el asesinato o el secuestro. A pesar de estas claras definiciones, las sanciones, el terrorismo sancionado, reciben el sobrenombre de «diplomacia», «una alternativa a la guerra», etc.

La realidad del terrorismo sancionado es negada incluso por la ONU de donde la definición más importante de terrorismo fue presentada en un discurso fundamental de Kofi Annan, el ex Secretario General de las Naciones Unidas. Annan dio a conocer las conclusiones de un panel de alto nivel de la ONU «Un mundo más seguro: Nuestra responsabilidad compartida» (2004) (2) que definió el terrorismo como: «Cualquier acción con el propósito de matar o dañar seriamente a civiles o no combatientes, con el propósito de intimidar a una población, o acción coercitiva por parte de un gobierno u organización internacional».

Vergonzosamente, incluso después de que el terrorismo sancionado costase la vida a un millón de iraquíes, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas autorizó el terrorismo contra Irán, sanciones, sin ningún remordimiento por las vidas perdidas de un millón de víctimas iraquíes del terrorismo sancionado e innumerables otras víctimas en todo el globo.

El terror infligido mediante las sanciones no podía haber quedado más claro que lo que Kofi Annan informó de las conclusiones del panel de la ONU en 2004 que señalaron que la prevención era parte vital de cualquier estrategia para proteger a la gente contra el terrorismo agregando que «en el mundo actual, cualquier amenaza contra uno es verdaderamente una amenaza para todos» y que «cualquier evento o proceso que conduce a muertes a gran escala o a la disminución de las probabilidades de vida y que debilita Estados como la unidad básica del sistema internacional, debe ser considerada como una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Semejantes amenazas incluían «amenazas económicas y sociales». (3)

«Seguridad» en términos de relaciones internacionales se entiende como seguridad humana. Hay seis sectores de la seguridad: física, militar, económica, ecológica, social y política. Cualquier cambio de «seguro» a «inseguro» o un deterioro general en uno o más de esos sectores, aumenta el potencial para violencia (Buzan 2009). A pesar de todo, el Consejo de Seguridad autorizó el terrorismo.

La falta total de identificación y la ofuscación deliberada de este acto de terrorismo ha posibilitado que este acto premeditado de terrorismo continúe impunemente. El éxito de este engaño se debe al control de la narrativa con la complicidad de los medios de comunicación. Esto ha sido tan efectivo que incluso las víctimas del terrorismo sancionado no logran captar que están siendo sometidas a terrorismo. Como Walter Laquer escribió a las mil maravillas en su artículo «Terrorismo» de 1977: «El éxito de una operación terrorista depende casi enteramente de la cantidad de publicidad que recibe». El terrorismo sancionado no ha recibido ninguna publicidad.

Nuestra percepción actual del terrorismo fue introducida inicialmente por Hollywood que a menudo toma prestadas sus ideas para historias de la agenda de política exterior de EE.UU. y a veces ha reforzado esas políticas. Hollywood raramente tocó el tópico de terrorismo a fines de los años 60 y 70 cuando en el fenómeno no predominaba en la agenda de política exterior de EE.UU., en los titulares noticiosos o en la conciencia pública estadounidense. En los años 80, en las huellas del Gobierno de Reagan, la industria del cine comercial presentó a facinerosos terroristas en la pantalla gigante, convirtiendo el terrorismo en un producto cinematográfico que fue un éxito de ventas en los años 90, presentando a los árabes (y ahora a los musulmanes) como terroristas. (4) Por lo tanto la industria del cine definió y proyectó el terrorismo al mundo en general de una manera acorde con la política exterior estadounidense. Los medios de comunicación siguen jugando un papel aún más importante.

Los medios de comunicación han enmarcado de forma consistente el terrorismo al presentar repentinas escenas espantosas de matanzas sangrientas a fin de aterrar al observador y persuadir con la narrativa de lo que debería significar el terrorismo, por implicación, excluyendo todos los demás actos terroristas. Por lo tanto, mientras la imaginería crea miedo, aversión y un rechazo total del terrorismo tal como es identificado por los medios, se ha obviado deliberadamente una aversión paralela del terrorismo no identificado, del terrorismo sancionado. Es propaganda extremadamente refinada.

Sobra decir que el objetivo de la propaganda es cambiar la opinión de la gente e intentar influenciar sus acciones y decisiones futuras. Lo que es común en la propaganda es que muestra pocas veces la situación desde diferentes puntos de vista y rara vez presenta el cuadro completo. Imágenes de terrorismo sancionado están severamente ausentes del cuadro ya que los culpables hacen todos los esfuerzos por presentar las sanciones como diplomacia, un instrumento del arte de gobernar, e incluso han convencido al público general de que es una alternativa mejor que la guerra. De hecho, el terrorismo sancionado es la alternativa cobarde de la guerra porque priva a la víctima de un enemigo inidentificable para combatir. Las sanciones, como otros terroristas, no portan uniformes militares.

Incumbe a todo individuo opuesto al terrorismo ser consciente de la falsa narrativa sobre las sanciones y referirse a ellas como terrorismo sancionado en todo caso. El terrorismo, como la contaminación, no conoce fronteras. Rusia ha aprendido esto por el camino duro. Por admisión propia de Hillary Clinton, los terroristas que EE.UU. combate actualmente fueron creados por EE.UU. No podemos enviar a nuestros hombres y mujeres uniformados a combatir el terrorismo identificado, las sanciones. Tenemos que ser los adalides de esta guerra contra el terror. Sea que queramos hablar por las víctimas de ayer, o defender a las víctimas actuales del terrorismo sancionado o que queramos impedir futuras víctimas, debemos luchar contra el terrorismo sancionado hoy en día.

Notas:

(1) Alex P. Schmid, Albert J. Jongman, et al., Political Terrorism: A New Guide to Actors, Authors, Concepts, Data Bases, Theories, and Literature, New Brunswick, NJ: Transaction Books, 1988, pp. 5-6.

(2) www.un.org/secureworld

(3) Kofi Annan, «Special Report: Courage to fulfill our responsibilities», The Economist Intelligence Unit, 4 de diciembre de 2004.

(4) Helena Vanhala – «Hollywood portrayal of modern international terrorism in blockbuster action-adventure films: From the Iran hostage crisis to September 11, 2001». Dissertations and theses. University of Oregon; 2005.

Soraya Sepahpour-Ulrich es una investigadora independiente y escritora que se concentra en la política exterior de EE.UU.

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article42826.htm