Se ha celebrado la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el marco del 70 aniversario de su constitución. Lo más granado de los líderes mundiales se han dado cita, con discursos floreados, perfilando los temas que preocupan al mundo, comprometidos en la solución de los conflictos y las crisis. La realidad que conocemos, es […]
Se ha celebrado la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el marco del 70 aniversario de su constitución. Lo más granado de los líderes mundiales se han dado cita, con discursos floreados, perfilando los temas que preocupan al mundo, comprometidos en la solución de los conflictos y las crisis. La realidad que conocemos, es que las resoluciones y directrices se ignoran y son vetadas sistemáticamente por alguno de los grandes. Ha habido estrellas como Putin o Raúl Castro, frente a Obama, que jugaba en casa. Incluso el ministro Margallo tuvo su tiempo de gloria, reivindicando la unidad de España, Gibraltar español y contra el terrorismo. Hasta un Papa ha habido.
Fue un 24 de octubre de 1945, en San Francisco, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando quedó fundada la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 51 países se reunieron para facilitar la cooperación en Derecho internacional, la paz y la seguridad, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos. Optimismo desmedido y esperanzas fundadas, en una época, en la que la guerra había protagonizado los destinos del mundo. Ofrecer respuestas globales a problemas globales, es su finalidad, aunque no es eso lo que se deja ver y sentir, por la Organización que hoy representa a 193 Estados. Es en el Consejo de Seguridad, donde los cinco vencedores de la Segunda Guerra Mundial (EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia), constituidos en auténtico Gobierno de la ONU, como únicos miembros permanentes, ejercen el derecho a vetar cualquier resolución que no les convenga.
Los pueblos de las Naciones Unidas quedaban «resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles». Palabras e ideas plasmadas en el Preámbulo de la Carta fundadora. Lástima que los compromisos queden ahora muy alejados de los actos de las naciones, muchos de ellos dirigidos por oscuros intereses, contra los pueblos de la Tierra. Reafirmar «la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas». No faltó el compromiso de «crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional». También a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.
Ahora, en la 70ª Asamblea General, los líderes mundiales se reúnen para buscar soluciones a los problemas globales más urgentes, con un telón de fondo de guerras y conflictos armados permanentes, que siembran de muertos y miseria varios países de África, Oriente Próximo y Asia, donde cientos de miles de personas se ven obligadas a emigrar. Ocurre que los dos grandes Estados presentes en el Consejo de Seguridad, son los dos grandes vendedores de armas en el mundo. EEUU, cuyas exportaciones van en aumento, vendió armas a decenas de países, siendo sus dos principales clientes Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos. Por su parte Rusia, segundo país en volumen de exportaciones, vendió armamento pesado en los últimos cinco años a India, China y Argelia. En defensa de sus negocios, no podemos esperar que propaguen la paz.
Precisamente preservar la paz es una finalidad de la ONU, para lo que mantiene 125.000 cascos azules desplegados en 16 países. Solo por la República Democrática del Congo, han pasado 250.000 soldados en la última década. Es en el Consejo de Seguridad, donde se deciden las misiones de paz, que no siempre se han saldado con éxitos. Las misiones en El Salvador, Namibia, Mozambique o Camboya le valieron a la ONU el premio Nobel de la Paz en 1988 (también en 2009, se precipitaron y se lo otorgaron a Obama). Por el contrario los años noventa estuvieron marcados por los fracasos de Ruanda y Srebrenica. Desde entonces, suma y sigue un conflicto tras otro y guerras de siempre.
Veamos algunas intervenciones destacadas en la Asamblea General. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ratificó que el conflicto de más de 50 años de su país, está en la recta final hacia una solución real, tras el acuerdo de su Gobierno con la guerrilla de las FARC. «Vamos a terminar el conflicto armado más antiguo del hemisferio occidental el 23 de marzo de 2016, como máximo». Esperemos que como dijo el año que viene vuelva a la Asamblea General «con una Colombia en paz».
El primer ministro de Israel Netanhayu, aseguró que está preparado para retomar «inmediatamente» las negociaciones de paz sin condiciones previas con los palestinos. A su entender es Mahmoud Abbas, quien se niega a sentarse en la mesa de negociaciones. Por su parte, Palestina no seguirá guiándose por los compromisos que adquirió con los Acuerdos de Oslo de 1993 mientras Israel continúa violando constantemente ese pacto, anunció el presidente del Estado de Palestina, cuya bandera ondeaba ante la ONU por primera vez en la historia.
Uno de los temas estrellas en la Asamblea General, ha sido el del fin del embargo estadounidense contra Cuba. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió el levantamiento del embargo de su país contra Cuba vigente desde 1962, expresando su confianza en que la «apertura y no la coacción» llevará las reformas a la isla. Obama defendió la diplomacia como el arma más eficiente que la fuerza, señalando que empezar a hablar no significa que desaparezcan las diferencias con La Habana «Seguiremos defendiendo los derechos humanos», pero con relaciones diplomáticas.
Raúl Castro, comenzó su discurso resaltando los 56 años de «heroica y abnegada resistencia del pueblo cubano» y cómo después de este tiempo han quedado «restablecidas las relaciones diplomáticas» con Estados Unidos. Planteo una lista de reclamaciones a Washington, como el fin del «bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba» y la devolución del «territorio ocupado ilegalmente por la Base Naval de Guantánamo». También reclamó el cese de «las transmisiones radiales y televisivas y los programas de subversión y desestabilización» contra Cuba. Castro pidió una compensación por los daños humanos y económicos que aún sufre la isla. Parece que todo va encarrilado. Los palos a las ruedas de las negociaciones, pueden ponerse desde las filas republicanas en el congreso de EEUU. Obama no lo tiene fácil.
En otro orden de cosas, Castro declaró que Venezuela «contará siempre con la solidaridad de Cuba frente a los intentos de desestabilizar y subvertir el ordenamiento constitucional y destruir la obra iniciada por el compañero Hugo Chávez Frías y continuada por el presidente Nicolás Maduro a favor del pueblo venezolano». El líder cubano también selló su «firme e irrestricta solidaridad» con Rafael Correa de Ecuador, blanco «del mismo guión de desestabilización aplicado contra otros gobiernos progresistas de la región». Se solidarizó con Argentina «en su legítimo reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas» y envió su apoyo solidario a la presidenta brasileña Dilma Rousseff «en la defensa de sus importantes logros sociales y de estabilidad».
El presidente estadounidense, Barack Obama, acusó a los países que apoyan al líder sirio Bashar al Asad, pero dijo estar «preparado para trabajar» con Rusia e Irán, aliados de Damasco, para estudiar salidas al conflicto en ese país. Aseguró que Washington no quiere una nueva Guerra Fría con Moscú por la crisis en Ucrania. Insistió en que las sanciones de los países occidentales contra Moscú, después de la ocupación de Crimea por Rusia, estan destinadas a proteger la soberanía de Kiev y no de activar un conflicto con Moscú. «No podemos quedarnos de pie cuando la soberanía y la integridad territorial de una nación es flagrantemente violada». Sin palabras de agradecer, pero que por los hechos conocidos, no se ajustan a la realidad sobre e terrero.
El presidente de Rusia Vladímir Putin, brillo en la ONU, ocupando el espacio vacío de Occidente en Siria y en otros temas y lugares. Empezó su intervención, destacando que a lo largo de la historia las decisiones de la ONU se han visto ensombrecidas por las dificultades y la ausencia de consenso, fundamentalmente en el marco del Consejo de Seguridad. Según Putin, el vacío creado en Oriente Medio y Norte de África por ciertos actores extranjeros tuvo como resultado la aparición del Estado Islámico y los «juegos de Occidente» con los terroristas tienen consecuencias fatales. «Todos los intentos de jugar con los terroristas y financiarlos, son fatales y pueden tener consecuencias catastróficas», resaltó. El presidente ruso propuso crear una «amplia coalición internacional» en contra de terroristas basada en «ambiciones y valores comunes», así como el derecho internacional. Propuso una resolución «para coordinar todas las fuerzas que se oponen al Estado Islámico», basada en la carta de la ONU.
En relación con el conflicto en Ucrania, Putin insistió en que el «golpe armado» producido en ese país fue «orquestado desde el exterior». Según el presidente, la culpa es de la OTAN y de los países occidentales, que en su momento pusieron a los antiguos miembros de la URSS ante «la falsa alternativa» de escoger entre Rusia y Occidente» Señaló que si la URSS y el Pacto de Varsovia han dejado de existir, la OTAN, no solo todavía existe, sino que sigue expandiéndose y demandó su fin.
El Secretario General de la ONU alentó a los Estados miembros a trabajar unidos para resolver los grandes desafíos que afronta el mundo y les animó a escuchar la voz de los jóvenes, que reclaman un cambio. Por su parte el presidente de la Asamblea General, Mogens Lykketoft, manifestó que es necesario actuar sin demora para acabar con los conflictos e hizo un llamamiento a los Estados a cumplir con sus obligaciones internacionales y tomar decisiones más audaces para atender las necesidades de los refugiados en todo el mundo. Todo lo que se ha dicho tendrá consecuencias, Colombia, Cuba, Palestina, Siria, lo iremos comentando.
Está por ver como se ponen en práctica las prioridades que se han marcado y los compromisos adquiridos en los discursos, entre otros cómo avanzar en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hay que fortalecer el papel de la ONU, por lo que urge su reforma. Es preciso fortalecer y garantizar su labor en temas seguridad y derechos humanos, así como en las operaciones de mantenimiento de la paz, buscando la mayor eficacia, por justicia. Hay que promover la integración de los derechos humanos en todos los procesos y actividades, de forma especial en las necesidades de los millones de personas afectadas por conflictos y desastres.
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