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Niñas reducidas a reservorios de identidades comunales y religiosas en Cachemira

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Desde hace un tiempo, las mujeres en Jammu y Cachemira han estado viviendo en una atmósfera insoportable creada por la feroz implementación de leyes draconianas. Las fuerzas paramilitares, los militantes y los mercenarios de la India han desatado la violencia indiscriminada en el Estado, que ha metamorfoseado la belleza legendaria de Cachemira en un infierno intolerable de perdición sin fondo.

La ley de la jungla, que prevalece en varias partes del Estado, no deja margen para la rehabilitación de las víctimas de la violencia. La profanación del marco político, social y cultural se cierne sobre el hermoso y majestuoso rostro de la naturaleza. Inevitablemente, los agravios de los corazones lacerados de los embrutecidos no se reparan. Como consecuencia se ha empañado la pureza y la iluminación espiritual que inspira.

Los intentos de ahogar en el olvido las voces de mujeres progresistas se hicieron más frecuentes con la arremetida de la militancia y la contrainsurgencia en 1989-1990. ¿Pueden abordarse las exigencias políticas y sociales de las mujeres de Jammu y Cachemira de maneras más matizadas y útiles?

Las jerarquías de género asimétricas legitimadas por la diseminación forzada de discursos militarizados y fundamentalistas auguran la degradación de las mujeres.

El brutal y despiadado asesinato de Asifa, de ocho años, en el distrito de Kathua, en la provincia de Jammu, culminó con la extinción de una vida joven que podría haber hecho cosas maravillosas. La pequeña Asifa pertenecía a la comunidad nómada musulmana de Bakharwal de Jammu, que históricamente ha estado marginada social y económicamente. La inocente niña fue secuestrada, mantenida en cautiverio y violada a instancias de un residente hindú de 60 años del distrito de Kathua, quien temía que los crecientes asentamientos de Bakharwal en la zona cambiarían la demografía de esa parte del Estado, reduciendo la población hindú a una minoría muy pequeña. Entonces, ¿qué mejor manera de infundir miedo en un pueblo y expulsarlo de la tierra?

El sitio para la deshonra y el asesinato despiadado de Asifa era un templo hindú local. Fue sacrificada como un peón en el tablero de ajedrez de antipatías regionales y comunitarias, ¡lo cual es simplemente patético!

Siempre he mantenido que en la India el Congreso hace sigilosamente de noche lo que hace el Bharatiya Janata (Partido Popular Indio) a plena luz del día. Y por supuesto el presidente de la Asociación de Abogados del Tribunal Superior de Jammu -que está desempeñando un papel muy reprensible en la defensa de los responsables del bestial asesinato de la pequeña Asifa- está afiliado al Partido del Congreso.

Además, el exministro del BJP, Lal Singh, continúa perpetuando la política discriminatoria clasificando a las mujeres según castas y filiaciones religiosas. ¡Cómo demonios puede justificar la barbarie del brutal asesinato de la pequeña Asifa!

La retórica polarizadora desplegada por los peces gordos del BJP en la provincia del estado de Jammu ha plasmado en la nación una invención que engendra odio implacable. Su visión miope hace que la nación sea aún más amenazante porque la política beligerante que lleva a su construcción es de aniquilación mutua y no vincula a musulmanes con hindúes o bengalíes con Cachemira, sino que separa a los bengalíes de Bengalí y de Cachemira. Tal política irregular polariza estos grupos étnicos en hindúes y musulmanes a los que se les exige que desautoricen sus vínculos culturales, lingüísticos y sociales. Tal miopía será aún más perjudicial para la integridad constitucional de la India.

El partido político gobernante en India, el Partido Bharatiya Janata (BJP) tiene un ala de mujeres que afirma que la imagen de la mujer como madre poderosa enfatiza la independencia económica de las mujeres y refuerza su fortaleza y coraje de convicción para sacrificarse por la familia. El BJP hace campañas vociferantes por mujeres en el Parlamento y la magistratura. Las mujeres miembros de este partido político argumentan que nunca podrían identificar a la mujer india moderna con la mujer liberada del mundo occidental. Por el contrario, hacen campaña para volver a un pasado mítico donde supuestamente las mujeres eran iguales en la sociedad. Al hacerlo, el ala de mujeres del BJP hace un ardiente intento de reconstruir la historia para inspirar el tipo de política que requiere el nacionalismo actual. Sin embargo, los actos más viles contra las mujeres se justifican como medios para restaurar la dignidad perdida de una casta/comunidad, que el caso Asifa ha dejado claro como el agua.

Y en la práctica, la violencia de género es una característica constante de los disturbios y la matonería política que espasmódicamente se apoderan del subcontinente. El miserable crimen cometido contra Asifa es testimonio de la intersección de los conceptos de familia, nación y comunidad. Las horribles historias de mujeres -que en la mayoría de los casos se atribuyen al folclore- reiteran la complicidad de la historiografía oficial y nacionalista para perpetuar estos conceptos. Debo agregar que la feminización de la «patria» -como la «patria» para la cual los nacionalistas están dispuestos a sacrificar sus vidas- sirve, de hecho, para conservar a las mujeres nativas en un retraso prístino.

Asifa podría haber pertenecido a cualquier región, a cualquier comunidad y a cualquier familia. Era una niña que merecía vivir con dignidad, crecer, alcanzar su potencial y prosperar al máximo. Eso en sí mismo es motivo suficiente para evocar mi simpatía y condenar enérgicamente la miseria de aquellos que no dejan piedra sin mover para negar su justicia.

Ya es hora de que aprendamos a ver a las niñas y mujeres como individuos por derecho propio y no meramente como depositarias de valores comunitarios y tradicionales.

Desafortunadamente, los políticos en la provincia del Estado de Cachemira son culpables de utilizar a Asifa como un peón para avivar la anarquía, que llevó al cierre de las instituciones educativas y los estudiantes toman las calles para protestar por el crimen. Un movimiento dominante o un movimiento militante nacionalista debe tener la precaución de prestar atención a si la legislación y la ejecución de políticas y programas políticos, económicos y sociales en la Cachemira contemporánea están abordando con éxito las experiencias y preocupaciones tanto de mujeres como de hombres. De lo contrario, la retórica política y religiosa no va más allá de lo discursivo.

Nyla Ali Khan es autora de Fiction of Nationality in an Era of Transnationalism , Islam, Women, and Violence in Kashmir , The Life of a Kashmiri Woman, y editora de The Parchment of Kashmir . Nyla Ali Khan también se ha desempeñado como editora invitada trabajando en artículos de la región de Jammu y Cachemira para Oxford University Press (Nueva York), ayudando a identificar, buscar y revisar artículos. Ella puede ser contactada en [email protected]

 Fuente: https://www.counterpunch.org/2018/04/23/girls-reduced-to-being-repositories-of-communal-and-religious-identities-in-kashmir/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.