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Por qué también odian a nuestros generosos corazones

La NED, las ONG y los usos imperiales de la filantropía

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

The NED, NGOs and the Imperial Uses of Philanthropy Algunas naciones han cuestionado en los últimos años, las actividades y la existencia misma de organizaciones no-gubernamentales. Rusia, Zimbabue, y Eritrea han promulgado nuevas medidas que exigen su registro; afiliadas al «Instituto de la Sociedad Abierta» han sido clausuradas en Europa Oriental, y Venezuela ha acusado de traición a dirigentes de la ONG Súmate. En Iraq y Afganistán han asesinado a personal de ONG caritativas occidentales (CARE y Médicos sin Fronteras).

 
¿Qué son estas organizaciones y quién o qué está tras ellas?
 
 
Son los herederos de los misioneros que hicieron muchas cosas buenas, que llevaron máquinas de coser a Bulgaria, ideas de liberación de las mujeres a las que vendaban sus pies en China, y medicinas que salvan vidas, al mundo menos industrializado. Pero los misioneros también sirvieron como avanzadas para las corporaciones y los colonizadores, estableciendo vínculos con los autóctonos más ambiciosos, especialmente a los bilingües.
 
 
Los misioneros siguen activos en la actualidad, pero el terreno se ha poblado y diversificado con más intensidad. Ahora, las ONG son elefantiásicas, serpentinas y bizantinas. Pueden ser organizaciones internacionales, sus afiliadas locales
y grupos de base aparentemente espontáneos.
 
 
La mayor parte del financiamiento y de la dirección proviene de las naciones ricas. A menudo los donantes forman un conglomerado que crea una responsabilidad mutua y considerable ambigüedad. CIVICUS, una sociedad que promueve la «sociedad civil» en todo el mundo, es financiada por, entre otros, la Fundación American Express, la Fundación Bristol-Myers Squibb, la Corporación Carnegie, La Agencia Internacional de Desarrollo Canadiense, la Fundación Ford, la Universidad Harvard, Oxfam, y el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.
 
Si el origen confunde, el mensaje es usualmente claro: la «democratización» lucha por los derechos cívicos y elecciones, pero también debe incluir una puerta abierta para el capital extranjero, para contratos laborales, la extracción de recursos, y el entrenamiento militar. Esas redes también definen que la «sociedad civil» incluye conciertos de rock y turbas callejeras, pero no clínicas de atención sanitaria para las madres provistas por el gobierno, el cuidado de los niños o servicios para adultos mayores.
 
 
Las agencias gubernamentales de las naciones acaudaladas son importantes financieros de las ONG. La más tristemente célebre es la Fundación Nacional para la Democracia (NED): en apariencia una fundación no-gubernamental), creada por el Congreso de USA en 1983 para hacer abiertamente lo que habían sido las actividades clandestinas de la CIA en la Guerra Fría. Cuando esas operaciones fueron reveladas en 1967, la noticia sorprendió, pero no tanto porque USA haya estado financiando secretamente a grupos políticos y sindicales extranjeros, sino porque organizaciones tales como la Asociación Nacional de la Educación, el American Newspaper Guild [Gremio Usamericano de Periódicos], La Federación Usamericana de Empleados Públicos [AFSCME, por sus siglas en inglés] y la Asociación Nacional de Estudiantes fueron utilizados secretamente para canalizar fondos, y nadie, con la excepción de los máximos dirigentes, tenía la menor idea. Fundaciones reales y ficticias también distribuyeron fondos de la CIA.
 
 
NED cambió la situación – pero no mucho. Distribuye subvenciones en forma directa y a través de otras organizaciones, pero ahora abiertamente. Sus «instituciones principales de financiamiento» son el Centro por la Empresa Privada Internacional (de la Cámara de Comercio de USA), el Centro Usamericano por la Solidaridad Internacional Laboral (de la AFL-CIO), y, afiliados con los partidos, el Instituto Nacional Democrático para Asuntos Internacionales [NDI] y el Instituto Internacional Republicano. También se suman algunas fundaciones privadas, por ejemplo, Smith Richardson y Mellon-Scaife. La Fundación Mott dio al NDI 150.000 dólares en 1998 «para aumentar la confianza pública en la democratización y la transición a una economía de mercado en Ucrania.» Las fundaciones también co-financian directamente a los subvencionados en última instancia por la NED, Así, la Fundación Lilly apoya al Instituto por la Libertad y la Democracia en Perú, dirigido por Hernando de Soto, que ofrece soluciones de libre mercado para la pobreza.
 
 
Otras democracias capitalistas tienen ahora fundaciones gubernamentales similares a la NED, y trabajan en colaboración, por ejemplo: la fundación canadiense Derechos y Democracia y la británica Fundación Westminster por la Democracia. Otras agencias usamericanas se han unido a la NED y a la CIA en este trabajo, sobre todo la Agencia por el Desarrollo Internacional (USAID) y la Agencia de Información de USA (USIA), que apoyan a, y crean ONG y medios extranjeros.
 
 
Alemania, Francia, Holanda, Grecia, Italia y Suecia financian las fundaciones de sus partidos políticos. Los miembros europeos de la Internacional Socialista financian el Foro Europeo por la Democracia y la Solidaridad, distribuyen ayuda a la «democratización».
 
La Unión Europea tiene programas mundiales de subvenciones para el desarrollo sustentable y la democratización. Programas de subvenciones de la OTAN apoyan a organizaciones ecológicas, entre otras. Agencias de Naciones unidas como UNICEF, OMS, UNESCO, UNDP, y FAO han operado hace tiempo de esta manera, y el Banco Mundial financia, patrocina, guía, y coordina organizaciones de base de gente pobre.
 
Las ONG en las naciones prósperas tienen amplios programas de subvenciones en el exterior. Éstas incluyen no sólo las obviamente internacionales, como ser Rotary, Comité Usamericano de Servicio de Amigos, y Oxfam; sino también organizaciones laborales como la Fundación Educacional de la Federación Usamericana de Maestros. Fundaciones corporativas actúan en todo el mundo y a veces tienen fondos separados dirigidos por empleados, por ejemplo, el Fondo de Empleados de Boeing que apoya a organizaciones benéficas en Japón e Inglaterra.
 
 
¿Por qué pueden molestar a alguien estos esfuerzos filantrópicos? ¿Por qué odian a nuestros generosos corazones?
 
 
En primer lugar, esas obras benéficas públicas-privadas han trabajado en conjunto para financiar y dirigir movimientos para derrocar gobiernos. Tuvimos en este país un «Consejo de Control de Actividades Subversivas», pero alentamos su exportación. Las actividades de los receptores de subsidios incluyeron la desestabilización, la creación de turbas que impedían que los gobiernos elegidos ejercieran sus funciones, el caos, y la violencia. Entre los financiados estaban el Foro Cívico en Checoslovaquia, Solidarnost en Polonia, la Unión de Fuerzas Democráticas en Bulgaria, Otpor en Serbia y, más recientemente, grupos similares en los estados de la ex URSS. Algunas veces, turbas (especialmente de jóvenes) han sido desplazadas de un país a otro para dar la impresión de una vasta oposición popular. La NED, las fundaciones Rockefeller y Ford, las obras benéficas de Soros se han mostrado particularmente activas en ese terreno. Human Rights Watch (exHelsinki Watch) ha nutrido a grupos opositores. Reformadores que buscaban la democracia social o el socialismo democrático fueron excluidos; semejantes sistemas podrían oprimir a los «buitres capitalistas».
 
 
Es difícil saber cuánto apoyo nativo existió en las revoluciones financiadas por Occidente, ya que los medios y la información (especialmente si no sabemos leer mongol, búlgaro, o uzbeco) son producidos por los mismos grupos. Desde luego, todas las revoluciones son hechas por minorías, a menudo con la ayuda de aliados extranjeros. Sin embargo, siguiendo los estándares de nuestra época, tal como han sido incorporados en la Carta de la ONU, la subversión con la intención de derrocar a gobiernos extranjeros es una grave violación del derecho internacional. A muchos les han escandalizado las actividades de la NED que complementaron otros instrumentos de intervención que ayudaron a destruir la revolución sandinista en Nicaragua. Y, sin embargo, la elección de 1990 fue considerada libre por los observadores de las ONG: ni las amenazas de aniquilación física ni los millones de dólares extranjeros violaron la pureza de ese proceso. Los responsables políticos de la «guerra fría liberal» han propugnado acciones clandestinas como una alternativa pacífica a la invasión, pero no es como si la acción militar hubiera desaparecido; actúan en conjunto.
 
 
Semejantes intentos siguen ocurriendo. La acusación contra Venezuela es sólo una indicación de una gran operación NED-ONG. Los planes para aniquilar la revolución cubana, a través de «bibliotecas independientes», la «Red Feminista Cubana,» y otras organizaciones creadas, son descritos claramente en el sitio de la NED en la red.
 
 
Las ONG son también utilizadas para desorganizar movimientos revolucionarios o incluso reformistas que podrían interferir con los objetivos neoliberales, obstaculizando la capacidad de las corporaciones de ir a cualquier sitio y hacer lo que se les ocurra. Para hacerlo, como ha informado James Petras, grupos sociales radicales y sus dirigentes son inducidos a ingresar en ONG dedicadas a proyectos respetables, paliativos, que no representan una amenaza para los intereses occidentales. En lugar de amplios movimientos que cuestionen las causas sistémicas de la opresión, los activistas son reclutados para organizaciones discretas, bien financiadas, de política de «identidad» y monotemáticas, y la pobreza no pasa de ser otra condición minoritaria.
 
 
En India y en Sudáfrica, los más pobres han sido organizados en Asociaciones de Habitantes de Barrios Marginados y de Casuchas, que se reúnen con la gente del Banco Mundial para discutir lo que hay que hacer. Los manifestantes contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fueron canalizados en grupos que fueron invitados y financiados para que asistieran a las reuniones de preparación de este tratado. Los que están preocupados por la devastación de la extracción del petróleo, la madera y los minerales en todo el mundo pueden utilizar los «mecanismos participativos» del Consejo de la Tierra, uno de cuyos miembros del consejo es Klaus Schwab, director del
Foro Económico Mundial. Conferencias para los manifestantes, «paralelas» con las de la elite de la globalización son apoyadas por la misma elite. Crean así una fructífera interacción entre los disidentes; pero también pueden funcionar como una táctica de diversión. No lo sabremos a menos que se investiguen estas posibilidades.
 
 
La mejora es importante para mantener a esas sociedades recién «mercadizadas» en una vía segura a pesar de la abrumadora pobreza. En Mongolia (como en otros sitios), «la terapia de choque», que ha diezmado el empleo y los servicios sociales, ha resultado en niños en las calles, prostitución infantil, y un aumento de la mortalidad maternal, todos problemas que no ocurrían en sus fases «subdesarrollada» o comunista. Sin embargo, los conciertos de rock y las turbas callejeras han logrado la libertad. Y sobreviene el PACT (originalmente siglas en inglés de Agencias Privadas que Colaboran en Conjunto; los financieros incluyen ahora a la Fundación Ford, US Aid, Mercy Corps International, Nature Conservancy, el Banco Mundial, Citigroup, Chevron, Levi Strauss y Microsoft), que provee algunos sustitutos para las antiguas instituciones socialistas, mientras que la desesperación conduce a los dirigentes de Mongolia a aceptar industrias foráneas de la vestimenta y la extracción del cobre y el oro.
 
Para muchas naciones alejadas del Atlántico Norte, la OTAN parece prometer seguridad económica. Esta inclinación ha sido instigada por la creación, a través de los programas de subsidios de la OTAN, de ONG para promover el espíritu de la OTAN, y en Bulgaria, de una ONG benéfica para dar empleo a sus antiguos oficiales militares, que no han podido ser contratados. La OTAN también suministra fondos de investigación para universidades en Europa del Este, que ahora reciben pocos medios gubernamentales, e intenta expandir sus obras benéficas en toda África del Norte y el Oriente Próximo.
 
Destacadas personalidades informadas, ubicadas en las torretas de promoción de la democracia del mundo internacional de las fundaciones y las ONG, no están satisfechas con el sistema, aunque podrán ignorar o aplaudir las operaciones de derrocamiento. Lo que les preocupa es la relación feudal que existe entre los acaudalados patrones institucionales occidentales y los clientes en países más pobres, y la falta de una genuina participación local en las ONG. Thomas Carothers, de la Fundación Carnegie, ha escrito: «La sociedad civil transnacional es… en gran medida parte de la misma proyección del poder político y económico occidental que los activistas de la sociedad civil denuncian en otros lugares.»
 
Otros se preocupan por la «fuga de cerebros» que aparta a la poca gente educada del servicio gubernamental o de auténticas organizaciones de base, ya que no pueden ofrecer comparables ventajas en remuneración o beneficios extra. Protestan contra la imposición de una cultura extranjera que denigra el conocimiento indígena, y paradójicamente, programas como el microcrédito en Asia del Sur que refuerza los aspectos patriarcales más opresivos de las culturas tradicionales.
 
Miembros del personal de las ONG han sido acusados de ser espías. Sea o no así, el sistema permite el acceso a culturas nativas remotas, donde la apariencia general del país y los sociogramas de personalidades influyentes locales pueden ser representados para cualquier propósito. Este tipo de penetración misionera, lograda mediante la traducción de la Biblia en la cuenca del río Amazonas, ha sido descrita en «Thy Will Be Done», de Colby y Dennett.
Las ONG están actualmente ocupadas extensivamente en la ayuda en desastres, sean naturales o causados por el hombre, y los militares de USA (con su «coalición») están profundamente involucrados tanto en su reparación como en su causa. Para recibir fondos de USA, las organizaciones humanitarias deben apoyar la política exterior de USA. Consecuentemente, algunas, como Oxfam de Gran Bretaña, han retirado sus colaboradores de Iraq. Los que se quedan son considerados a menudo como colaboracionistas, lo que no es sorprendente, ya que muchas ONG internacionales han sido criadas de la subversión, el derrocamiento y la ocupación. Algunas han llegado a apoyar los bombardeos «humanitarios», especialmente en el caso de Yugoslavia.
 
Es difícil evaluar exactamente la complicidad de las ONG porque hay pocos incentivos para estudios críticos de periodistas o académicos, y los activistas anticapitalistas se sienten a menudo algo desconcertados. La información sobre las ONG proviene sobre todo de sus propias fuentes de financiamiento, tales como «Transitions on Line» de las empresas Soros, o OneWorld.net, patrocinada por la Fundación Ford, y otras. Una fuente de creación de conexiones, Ngo.net, es administrada por Freedom House y financiada por USAID.
 
La cumbre de las ONG internacionales, el Foro Social Mundial, se reúne al mismo tiempo que el Foro Económico Mundial, sólo lejos de este último. El financiamiento general del FSM es analizado pocas veces por los participantes, cuyos gastos de viaje provienen de fuentes similares. Una excepción es un informe de la Universidad de Investigación de la Economía Política-India, que explica porqué se rechazó el financiamiento de las fundaciones para el FSM 2004 en Mombai, y discute críticamente las actividades de la Fundación Ford en India.
 
Llama la atención cuando alguna ONG mordisquea la mano que la alimenta, como lo hizo un grupo teatral paquistaní en noviembre pasado. Invitado a un festival de teatro femenino en India, fue enviado de vuelta a casa porque los organizadores consideraron que su contribución era demasiado anti-USA para un evento patrocinado por la Fundación Ford.
 
Como en el caso con todas las generalizaciones, hay excepciones: hay que señalar que algunas ONG son impecables, e incluso las que no lo son tienen a menudo personal y directores humanitarios. Un intento reciente de disidentes que buscaban donantes internacionales para la «promoción de la democracia» en USA, la Fundación Internacional por la Democracia, podría producir un remezón efectivo. Sin embargo, es posible que no sea fácil lograr la democracia, la justicia, o la igualdad, por ese camino. Durante varios siglos las ONG han estado suministrando «ayuda para desastres» a sociedades que son «mercadizadas». ¿Qué podemos aprender de esa historia?
 
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Joan Roelofs es profesora emérita de ciencias políticas en Keene, NH [USA]. Puede encontrarse más información sobre este tema en su libro «Foundations and Public Policy: the Mask of Pluralism». Otras de sus obras son:»Greening Cities: Building Just and Sustainable Communities», y una traducción recién publicada de «Principes du socialisme: Manifeste de la démocratie au XIX siècle» de Victor Considerant. Correo electrónico: [email protected]
 
http://www.counterpunch.org/roelofs05132006.html
 
Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.