HR: ¿Cómo ve Ud. el mapa geopolítico de América latina y qué perspectivas avizora en el corto, mediano y largo plazo? JC: El mapa geopolítico de Indo América Latina Africana* se ha ido tiñendo de verde esperanza debido a cuatro causas: (1) los movimientos sociales, con las mujeres, indígenas, y jóvenes en las primeras filas, […]
HR: ¿Cómo ve Ud. el mapa geopolítico de América latina y qué perspectivas avizora en el corto, mediano y largo plazo?
JC: El mapa geopolítico de Indo América Latina Africana* se ha ido tiñendo de verde esperanza debido a cuatro causas: (1) los movimientos sociales, con las mujeres, indígenas, y jóvenes en las primeras filas, se profundizan y sirven como el motor de los cambios políticos, sin ser liderados desde arriba por los partidos de izquierda tradicionales sino por los mismos pueblos desde abajo; (2) en casi todas las elecciones nacionales ganan candidatos de la izquierda o del llamado centro-izquierda, incluyendo candidatos revolucionarios como Hugo Chávez Frías y Evo Morales; (3) aparecen en las comunidades de muchos países, pero no todos, debates constructivos sobre los conceptos «socialismo,» «revolución,» y el ALBA, gracias a la llamada de Chávez por «un nuevo socialismo del siglo XXI» y una Patria Grande; y (4) el imperialismo norteamericano, empantanado en Irak y con menos apoyo para sus políticas económicas neoliberales que en los años anteriores, es incapaz de derrotar los nuevos procesos revolucionarios en Indo América Latina Africana, sigue perdiendo votos en la OEA, en los encuentros de los ministros de defensa, y aún sobre el ALCA, pero precisamente por eso incrementa su apoyo a la criminalización y represión de los movimientos sociales, su militarización de la región, y sus amenazas de intervenir con fuerzas militares y armas nucleares contra países como Irán y Venezuela. Debido a todo eso, en el corto, mediano y largo plazo, la situación es sumamente peligrosa para los pueblos, pero a la vez es sumamente oportuna para acelerar las luchas antiimperialistas y revolucionarias hacia la unificación de los países del Caribe e Indo América Latina Africana y, diría yo, el mundo pues.
HR: ¿Qué estrategias políticas podrían aplicarse para contrarrestar el Plan Colombia, El Plan Puebla, el ALCA, los TLC, y otras formas de control regional por parte de EEUU?
JC: Yo siempre apoyo estrategias políticas que hacen uso máximo de «muchos caminos.» Yo me acuerdo cuando en los años del Che y de las guerrillas en Venezuela, los años sesenta del siglo pasado, un comunista de Japón me dijo que en Japón se usaba a la vez ambos caminos, el camino violento y el camino no violento, para preparar el cambio revolucionario. Y, por supuesto, el camino internacionalista. Creo que los mejores pensadores hoy por hoy en cuanto a estrategias brillantes que combinan muchos caminos son Hugo Chávez, Fidel Castro, y Evo Morales, y debemos aprender de ellos. También es útil aprender de los «viejos,» como Trotski, a quien ha citado Chávez tantas veces para defender su creencia en el internacionalismo y el socialismo no autoritario, sino participativo. Lo importante es mantener el pluralismo y fortalecer las tendencias socialistas y unitarias de los pueblos en lucha, porque sin unidad y sin lucha no se pueden derrotar las formas de control por parte de EEUU y sus gobiernos títeres, como los gobiernos de México, Colombia, y partes de Centro América. No es nada fácil pero sí, es muy necesario. Como ha dicho Chávez, «socialismo o muerte» – son las únicas alternativas en el mundo actual, o sea, es como decir «vida o muerte,» pues.
HR: ¿Cree Ud. que el pueblo de Estados Unidos está ganado para combatir desde adentro a un gobierno belicista y violador de los derechos humanos, económicos y sociales, como el que tiene en la actualidad?
JC: Espero que finalmente los pueblos de Estados Unidos estén tomando conciencia del daño que su presidente está haciendo al mundo y a sus propias vidas. Ya están en condiciones iniciales de sumarse a la protesta mundial y exigir el cese de las agresiones a otros pueblos, por lo menos en el caso de Irak, pero siempre con una conciencia «mixta» – es decir, pensando más en si mismos que en los otros pueblos que sufren los crímenes de lesa humanidad. Es que muchos norteamericanos creen en toda la paja nacionalista de que Estados Unidos es el mejor país del mundo, que su pueblo tiene libertad y prosperidad, etcétera. Es por eso que en Estados Unidos la introducción por etapas de un nuevo fascismo para el siglo XXI ha progresado desde el 11 de septiembre de 2001. Es difícil para muchos ciudadanos norteamericanos imaginar que sus hijos e hijas sean torturadores o criminales de guerra. Pero pueden aprender, como aprendió Cindy Sheehan, quien primero reaccionó contra la muerte de su hijo en Irak y con el tiempo se dio cuenta de todo lo malo que ha cometido y sigue cometiendo su gobierno allá. En cuanto a Indo América Latina Africana, los pueblos norteamericanos no saben casi nada y por eso creen fácilmente las mentiras de los medios, o sea la propaganda de que los gobiernos de Venezuela y Cuba son «dictaduras que violan los derechos humanos.» Nuestras campañas «Hands Off Venezuela» y en defensa de los Cinco Patriotas Cubanos y de la Revolución Cubana finalmente están creciendo un poco, pero todavía carecen de grandes números de personas protestando en las calles y por eso no hemos tenido mucho impacto.
HR: ¿La arremetida de EEUU contra el eje Cuba-Venezuela- Bolivia, a través de movilizaciones del Pentágono, la CIA y la DEA, es el comienzo de una ola de invasiones en la región?
JC: Es posible, sobre todo a mediano y largo plazo. Pero a corto plazo es poco posible por dos razones sencillas: (1) el imperialismo norteamericano está empantanado en Irak, y (2) los pueblos están preparándose de defenderse, y eso lo hace muy difícil para las fuerzas que invaden. Más probable es la continuación del uso de mercenarios militares como en el caso de los colombianos interviniendo en Venezuela, incluyendo la provocación de una guerra regional u otras cosas extremas para justificar una intervención norteamericana, o el uso de los mercenarios políticos como en el caso de los supuestos «disidentes» en Cuba y varios otros en Venezuela y Bolivia. Pero digo esto: si llegan las bombas y los soldados yanquis, será el comienzo de la derrota final del imperio, desde aquí en Indo América Latina Africana y desde adentro de Estados Unidos.
HR: ¿Es posible derrotar al ejército convencional de EEUU a través de estrategias de guerra asimétrica?
JC: Mira a Irak, para que vean. En mi opinión la estrategia venezolana y cubana de una auto-defensa que incorpora todo el pueblo en armas es invencible. Pero más fuerte que las armas y las torturas son las ideas – por eso existe nuestra campaña internacional de artistas e intelectuales en defensa de la humanidad. Otra vez es una cuestión de la máxima unidad posible y «socialismo o muerte.»
HR: ¿Podrá el proceso revolucionario de Venezuela derrotar el poder global de la administración Bush?
JC: No. Por eso Chávez insiste (con Trotski) que los socialismos o aún las reformas no pueden sobrevivir en un solo país. Hay que extender las reformas y los procesos revolucionarios a otros países – o sufrir derrotas definitivas. Hay que reconocer que no solamente la administración Bush, sino los imperialismos por lo general pueden ganar batallas y durar tanto tiempo más. Tenemos mucho trabajo que hacer – manos a la obra, pues.
HR: ¿Cómo recuperar el control absoluto de las riquezas naturales y la soberanía en América Latina, cuando la mayor parte de sus Gobiernos pactan con las transnacionales?
JC: Por eso hay que romper con las transnacionales, pero no sin prepararse para las consecuencias. O sea es por eso que los independistas puertorriqueños ya tienen un plan más complejo y sofisticado del que tenían en el siglo pasado para ganar su independencia y soberanía. Es por eso, me supongo, que el gobierno Bolivariano de Venezuela sigue manteniendo relaciones con las grandes empresas petroleras, relaciones más favorables para Venezuela desde luego. Todo la recuperación de la soberanía es un proceso, no lento pero tampoco al instante, y tiene que ser relacionado e integrado con la preparación de nosotros mismos, los ciudadanos trabajadores del mundo, en términos de las campañas de alfabetización, el conocimiento de las ciencias sociales y físicas, el «saber como» de la tecnológica en todos sus niveles, especialmente el nivel de la producción de bienes donde los sabios son nosotros mismos, por ejemplo los obreros petroleros venezolanos que salvaron la soberanía nacional durante el paro de los supuestos sabios administradores de PDVSA.
¡A veces nos olvidamos de nuestra propia sabiduría y poder! Ahí anda la cuestión, el poder de las clases trabajadoras y su conocimiento siempre en proceso de profundizarse a través de la lucha misma por la liberación suya y humana al nivel local, nacional, e internacional. Mira a las fábricas recuperadas por las y los obreros de Indo América Latina Africana y como con la autogestión y la cogestión sí se puede, sin los viejos patrones capitalistas. Y hay que desarrollar más rápidamente el ALBA y todo el internacionalismo de solidaridad económica y política si es que vamos a recuperar las riquezas naturales, incluyendo la riqueza sin la cuál no se puede producir nada, la mano (y cerebro) de obra, el poder productivo humano. En ese sentido yo termino esta entrevista con un saludo caluroso de solidaridad a las comunidades venezolanas y con una de las demandas principales de los pueblos indígenas de Nuestra América: ¡que vuelvan nuestros emigrantes, tan valorados y económicamente necesarios en Estados Unidos, Canadá y Europa, a sus tierras natales! Es todo, pues.
Nota: Utilizo el término Indo América Latina Africana porque prefiero para no dejar invisible los pueblos originarios y los pueblos africanos de lo que se llama «América Latina». Ni este término resuelve el problema debido al hecho, como ha explicado Carlos Montemayor, «que en estricto sentido no ha habido indios ni indígenas en América. Ha habido pueblos y existen pueblos con su propio nombre» [La Jornada, 12 de marzo de 2006] y los pueblos Africanos también tuvieron o tienen sus propios nombres.