1. Escucho en Telesur al presidente de Nicaragua Daniel Ortega -quien fustiga la política neoliberal de sus antecesores, reconoce la «postración» de su pueblo y denuncia las políticas de libre mercado por ser injustas e inequitativas- y me pone a pensar que esta vez sí cambiarán un poco las cosas en ese país que se […]
1. Escucho en Telesur al presidente de Nicaragua Daniel Ortega -quien fustiga la política neoliberal de sus antecesores, reconoce la «postración» de su pueblo y denuncia las políticas de libre mercado por ser injustas e inequitativas- y me pone a pensar que esta vez sí cambiarán un poco las cosas en ese país que se encuentra en los dos últimos lugares de América, «a la par de Haití», en cuanto a desarrollo económico se refiere. Pero después recuerdo a Sergio Ramírez -quien fuera miembro moderado de la Junta de Reconstrucción Nacional y hoy parece haberse dedicado sabrosamente a la literatura- escribir que la Revolución nicaragüense «favoreció a dirigentes y partidarios del Frente Sandinista en todos los niveles, rapiña que llegó a ser conocida como «la piñata».
2. Dijo Ortega en síntesis que heredó un país postrado por la pobreza y se ve como si se hubiera librado una guerra sin balas; que el libre mercado no es justo ni equitativo, que los políticos han sido impuestos por Norteamérica, que los gobiernos que le precedieron fueron neoliberales, que ese modelo no ha dado buenos resultados, que hay 35 por ciento de analfabetismo así como enriquecimiento de unos pocos, que el 70 por ciento son pobres y el 27 por ciento de los niños padecen hambre, que se van a revisar los acuerdos con el FMI y que habrá cooperación con Venezuela y Hugo Chávez, así como con Bolivia. Ortega encabezó la revolución que triunfó en julio de 1979, presidió la Junta de Reconstrucción Nacional y fue el primer presidente de 1986 a 1990.
3. El gobierno yanqui de Reagan no podía permitir el surgimiento de un «nuevo país comunista» en América. Los sandinistas nacieron marcados como enemigos de los EEUU desde que el guerrillero Augusto César Sandino, desde los años veinte hasta que fue asesinado en 1934, luchó contra la ocupación y el saqueo usamericano de Nicaragua. En la Junta de Reconstrucción -integrada a la caída del dictador Somoza- por un «empresario progresista» (Robelo), un combatiente militar patriota (Hassan), un intelectual socialdemócrata (Ramírez), un sandinista (Ortega) y una empresaria de poderos periódico (Chamorro) las confrontaciones de intereses entre sus miembros determinaron rupturas políticas, incluso el impulso de «La contra» por Reagan.
4. La agricultura y la ganadería, así como una industria poco desarrollada que atiende la producción de azúcar, cemento, cerveza y cigarrillos, son la base de esa economía «postrada» de que habla Ortega en esa Nicaragua que hoy cuenta con cerca de seis millones de habitantes. Si bien al interior del sandinismo se cometieron errores políticos graves, incluso muchos abusos de corrupción, -como dice el hoy neoliberal escritor Ramírez- la realidad es que la derrota de la Revolución nicaragúense y del sandinismo debe ubicarse en las acciones de saboteo y bloqueo que ejerció Reagan, llegando a minar los puertos el país. Nicaragua, además de miserable, estaba totalmente sometida por los poderosos capitalistas asociados y al servicio de Norteamérica.
5. La realidad es que en los llamados países democráticos como México, EEUU o España, los gobiernos no se enredan ni pierden el tiempo buscando proyectos para construir sociedades justas e igualitarias, como lo hacen los izquierdistas o socialistas. En los países de la democracia capitalista la preocupación del Estado y su gobierno es asegurar que los grandes empresarios nacionales y extranjeros inviertan sus capitales y logren buenas ganancias. Para ellos los trabajadores sólo deben trabajar, es decir, producir y cuidar lo intereses de las empresas que les proporcionan medios para vivir, aunque éstos sean miserables. En el PRI y el PAN, en los partidos demócrata y republicano, se busca cómo continuar ejerciendo el poder y controlando la riqueza.
6. Cuando triunfó la revolución cubana en 1959 EEUU no solo se negó a apoyarla sino que puso toda su fuerza para destruirla; Fidel tuvo que pedir ayuda a la URSS para superar el bloqueo económico y poder mantener la revolución. Cuando triunfó en 1979 la revolución en Nicaragua en EEUU el presidente Carter estaba a punto de dejarle el cargo a Reagan, y la URSS comenzaba a desestabilizarse después de invadir Afganistán y comenzar sus crisis internas. Sin enemigo al frente el gobierno de imperial de Reagan, aliado con la ministra Tatcher, se dedicó a apoyar a la oposición derechista que luchaba contra el sandinismo. México, gobernado por López Portillo, Costa Rica por Carazo, Panamá por Torrijos y Venezuela por Carlos Andrés Pérez, apoyó la lucha insurgente.
7 Pero, ¿qué podrá hacer Ortega en sus próximos cuatro años de gobierno tomando en cuenta de que hizo alianzas con «liberales y somocistas», con derechistas y grupos políticos contrarios? La revista Proceso publicó que Ortega eligió a un exdirigente de » La Contra» nicaragüense como compañero de fórmula, para la vicepresidencia, a Jaime Morales Carazo; que para asegurar votos incorporó a dirigentes del Partido Liberal Nacionalista liderado por seguidores del extinto exdictador Somoza. Se dice incluso que la política nicaragüense es lo más parecido a un baile de máscaras». Al parecer Ortega tiene amarrado pies y manos y si quiere cambiar un poquito el rumbo tendrá que actuar con inteligencia aprovechando la solidaridad de los países del Mercosur.
8. Por cierto el literato Sergio Ramírez, al parecer enemigo de Ortega, está muy «preocupado» por el desaire a Calderón y el ensalzamiento de Hugo Chávez en la toma de posesión. Dice que le hubiera gustado que Ortega le preguntara a Calderón si revivirá el proyecto yanqui Plan Puebla Panamá. Es vergonzoso ya el nivel en que cayó el pobre literato que fuera dirigente de la Junta de Reconstrucción. ¿Por qué Chávez? Pues porque suministró dos plantas eléctricas que comenzarán a generar energía en las próximas dos semanas y porque en cuatro semanas más se inaugurarán otras plantas que cubrirán la mitad del déficit actual de electricidad. Son sólo paliativos pero esos apoyos, como los alfabetizadores, médicos y profesores cubanos en muchos países, son muy concretos.
9. No me atrevería a asegurar que las cosas saldrán bien en Nicaragua, pero sí puedo afirmar que en la actual coyuntura política internacional Ortega puede jugar un papel mucho más importante que Calderón o Uribe en defensa de los intereses de los pueblos de América. En política internacional se están decidiendo asuntos de gran trascendencia. En la UNU, la OPEP, la OTAN, la APEC, la OCDE, el Mercomun, el Mercosur, la OMC, etcétera, se deciden políticas a las que los países deben someterse. El papel de China, la India, Brasil, Venezuela, Cuba y demás países, entre ellos Nicaragua, frente al imperialismo yanqui, es muy importante. Por eso el gobierno de Daniel Ortega, con todo y sus nefastas alianzas, la corrupción del sandinismo y las grandes dificultades económicas, sigue siendo importante.