La Cumbre alternativa y paralela a la magna cita del Grupo de los Ocho (G-8) en el balneario alemán de Heiligendamm, comenzó ayer en esta ciudad con la consigna ‘Otro mundo mejor es posible’.Durante el encuentro antiglobalización sus más de mil 500 participantes denunciarán las diferencias entre ricos y pobres, la hambruna en países tercermundistas, […]
La Cumbre alternativa y paralela a la magna cita del Grupo de los Ocho (G-8) en el balneario alemán de Heiligendamm, comenzó ayer en esta ciudad con la consigna ‘Otro mundo mejor es posible’.
Durante el encuentro antiglobalización sus más de mil 500 participantes denunciarán las diferencias entre ricos y pobres, la hambruna en países tercermundistas, así como la renuencia de Estados Unidos a aceptar controles para evitar el desastre mundial por cambios climáticos.
Según señalaron organizadores de la reunión alternativa, en los debates también se abordará las discriminaciones de género, así como el drama de los inmigrantes ilegales.
Entre las denuncias más significativas figura la muerte de 18 millones de personas en el orbe a causa de la pobreza, a pesar de que nunca hubo tanta riqueza.
También ponen en duda que los líderes de los países del G-8 deseen la paz, pues el 90 por ciento de las armas las venden en el orbe sus estados.
Entre los representantes de más de 40 agrupaciones al encuentro alternativo figuran dirigentes del sindicato alemán IG, de los metalúrgicos, con más de tres millones de afiliados, el Movimiento Attac, Greenpeace y Oxfam, además de otras organizaciones y partidos.
Durante la apertura, los delegados reiteraron que buscan la confrontación pacifica contra los jefes de estado y gobierno de los siete países más industrializados y Rusia (G-8), que a partir de hoy se reunirán a 25 kilómetros de esta ciudad.
También consideraron que en Heiligendamm, las grandes potencias alcanzarán acuerdos internacionales para favorecer sus intereses económicos y sociales, a pesar de que sólo gobiernan al 13 por ciento de la población mundial.
Aumenta presión de calle
Nuevas restricciones a las manifestaciones en contra de la próxima cumbre del G-8 entraron en vigor ayer en Alemania, horas antes de que comiencen a arribar los jefes de Estado y de Gobierno participantes.
En previsión de masivas protestas en el aeropuerto de Rostock-Laage, un tribunal superior administrativo dispuso un máximo de concurrencia de 50 personas, previamente identificadas y registradas.
Pero aún cuando hubieran grandes acciones de protesta, estas pasarían inadvertidas para los invitados, porque del aeródromo seguirán viaje en helicóptero hacia el cercano balneario de Heiligendamm, donde se celebrará la reunión entre mañana y el viernes.
Esta cita es la última del primer ministro británico, Tony Blair, y la primera del presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Según autoridades, se prevé que los debates serán asperos en cuestiones tales como el calentamiento global y la intención estadounidense de desplegar elementos de su defensa antimisil en Europa central.
Heiligendamm se encuentra a su vez rodeado de una valla de seguridad de 2,5 metros de altura y 12 kilómetros de largo a la que los manifestantes no pueden acercarse en un radio de cinco a 10 kilómetros.
La policía alemana comprometió a unos 16 mil agentes en la seguridad del puerto de Rostock y del lugar de la cita, tarea en la cuentan con el apoyo de un millar de soldados.
Las protestas contra la globalización neoliberal y en demanda de un mundo mejor vienen sucediéndose desde el sábado en el norte de Alemania con la participación de miles de personas de este país y de otros de Europa, convocadas por más de 300 organizaciones.
En total, la policía mantiene bajo custodia preventiva a 10 personas, seis alemanas y cuatro extranjeras, acusados de grave alteración del orden público.