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Sobre el incidente Irán-EEUU en el Estrecho de Ormuz

¡Adelante a toda velocidad! ¡Malditos sean los barcos pequeños!

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Como la mayoría de los contribuyentes, pasé la mayor parte del miércoles examinando un vídeo del Pentágono sobre la flotilla iraní en el Estrecho de Ormuz. Había cinco de esos barcos pequeños. Me recordé de los botes de remos en los que a veces me dejo flotar con la corriente, pescando bagres a la deriva en los ríos contaminados del mediooeste.

Pero los pequeños barcos iraníes que amenazaron el domingo a la Quinta Flota de EE.UU. parecían tener motores fuera de borda o interiores, lo que les daba una ventaja que nunca tengo cuando voy de pesca. Y según el New York Times, el Pentágono ya está todo excitado por esos malditos barquitos en el Golfo Pérsico. Tuvo que realizar algunos costosos juegos de guerra para imaginar qué hacer si todos ellos decidieran comenzar a «enjambrar.»

Busqué en el vídeo del Pentágono algún arma en los pequeños barcos, pero iban demasiado rápido y los marineros iraníes no levantaban ningún arma donde la pudiera ver. También busqué las cajas que los marineros lanzaron al agua, pero tampoco pude verlas. Que yo sepa, iban repletas de armas de destrucción masiva, uranio enriquecido, y fideos chinos.

El vicealmirante Kevin J. Cosgriff, de EE.UU., declaró a Asia Times Online que los barcos iraníes no llevaban «ni misiles antibarcos ni torpedos,» pero que todos los cinco «maniobraron agresivamente.» Las maniobras agresivas no deben ser ignoradas si quieres mantener la competitividad de tu armada. Consideremos, por ejemplo, cómo los pequeños barcos ingleses derrotaron a los grandes barcos españoles en la Batalla de la Invencible Armada.

Es posible que el presidente Bush haya estudiado la batalla de la Invencible Armada mientras pasaba el tiempo en su base aérea de la Guardia Nacional en Texas durante la Guerra de Vietnam. El individuo está obviamente preocupado por los pequeños barcos iraníes. Dijo que «habrá serias consecuencias si atacan a nuestros barcos, pura y simplemente.»

Es lo que me gusta en Bush. Usualmente es puro y siempre simple.

La eterna vigilante Condi Rice saltó y dijo que los barcos eran «provocadores y peligrosos.» Quise preguntarle si eran suficientemente peligrosos para lanzar misiles sobre el centro de Bagdad como lo hicieron los barcos de EE.UU., pero no tuvo tiempo para escuchar mi pregunta.

El portavoz del Pentágono, Bryan Whitman, estaba enfermo de preocupación por como los pequeños barcos se movieron a «distancias y velocidades que mostraban una intención imprudente, peligrosa, y potencialmente hostil.» El pobre se sentía conmovido y empavorecido.

El New York Times informó que una de sus numerosas fuentes anónimas en el Pentágono había dicho: «Estuvimos peligrosamente cercanos a un incidente en el que habríamos destruido por lo menos uno de los pequeños barcos iraníes.»

Cosas peligrosas de este tipo suceden permanentemente en el Pentágono. El 3 de julio de 1988, el Vuelo 655 de Iran Air, con 290 pasajeros y tripulación seguía su ruta normal de vuelo de Bandar Abbas en Irán, por sobre el Estrecho de Ormuz, hacia Dubai en los Emiratos Árabes Unidos. 3650 metros más abajo, el capitán y la tripulación del Vincennes, un crucero con misiles teleguiados, confundieron el gran avión de pasajeros con un pequeño caza F-14 iraní y pensaron que se acercaba peligrosamente. Cuando el avión comercial mantuvo su ruta, el Vincennes disparó dos misiles tierra-aire, y el Vuelo 655 estalló en el cielo.

La Armada de EE.UU. había estacionado el Vincennes en el Golfo Pérsico para proteger buques tanque durante la Guerra Irán-Iraq. Durante ese prolongado y costoso baño de sangre, las compañías de municiones estadounidenses registraron activas ventas al presidente iraquí Sadam Husein, pero no a Irán; no, es decir, hasta que Ronald Reagan se despertó suficientemente un día para aprobar el doble programa de armas-por-rehenes.

Cuando los misiles comiencen a estallar en Teherán, no me pidan que compre Bonos de Guerra.

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Patrick Irelan es un profesor de secundaria en retiro. Es autor de «A Firefly in the Night» (Ice Cube Press) y «Central Standard: A Time, a Place, a Family» (University of Iowa Press). Para contactos escriba a: [email protected].

http://www.counterpunch.org/irelan01112008.html