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Muntazar Al Zaidy, el Espartaco de los tiempos modernos

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Caty R.


En 2009 el mundo celebra, sin el menor lamento, la retirada del escenario público del presidente estadounidense George W. Bush, de siniestra memoria, y acoge con una esperanza mezclada con impaciencia y aprensión a su sucesor, Barack Hussein Obama, primer presidente afroestadounidense de la historia. Sin embargo, el nuevo icono mundial de Estados Unidos podría verse eclipsado, al menos temporalmente, por un recién llegado a la esfera simbólica de la escena internacional, el iraquí Muntazar Al Zaidy, el más famoso lanzador de zapatos de la historia de la humanidad que aparece en amplios sectores del hemisferio sur, no sólo en el mundo árabe y musulmán, sino también en América del Sur, África, Asia-Pacífico, y en los barrios de Europa y de América del Norte, como un personaje de leyenda, el Espartaco de los tiempos modernos.

El hombre que con las manos desnudas rompió simbólicamente las cadenas que aprisionan a sus compatriotas al lapidar con sus zapatos, en su feudo de la Zona Verde de Bagdad, el enclave estadounidense convertido en trinchera, al hombre más poderoso del planeta, el cuadragésimo tercer presidente de Estados Unidos, el neoconservador George W. Bush, y ha convertido el «bashing bush» en el juego más popular de la «blogsfera», es decir, en el mundo de la información auténtica. «En nombre de las viudas y los huérfanos de Iraq, toma este beso de despedida, hijo de perra», asestó Muntazar al invasor de su país haciendo revolotear sus zapatos hacia su cara indeseable con un improperio que quedará grabado para siempre en la memoria de los pueblos.

En el hemisferio occidental, la revista estadounidense Time, que consagra al «hombre del año», relegará inexorablemente a un segundo plano al presidente francés Nicolas Sarkozy, ya privado de su plataforma europea, mientras que las férreas reglas de la morfología política en una sociedad del espectáculo van a jugar inevitablemente en su contra. En el imaginario de los pueblos, el estadounidense suplantará, en todos los casos, la figura de su homólogo francés, en primer lugar por el rango mundial de su país y después por su carisma personal. El vencedor de la gran competición contra el establishment WASP de Estados Unidos (Blanco, anglosajón, protestante), el esbelto Barak Obama de aspecto felino, con la altura de un jugador de baloncesto y el compromiso humanitario, acaparará la luz, toda la luz, dejando en la penumbra no sólo a su homólogo británico Gordon Brown, con su carrera de rugbyman y su voz estentórea, sino también, seguramente, a un presidente francés de marcha errática, ideas fijas, cultura dispéptica, comportamiento psicótico, cautivo de su demagogia y su lealtad al cristianismo sionista del neoconservadurismo estadounidense y, en ese sentido, carente de credibilidad en el mundo árabe, a pesar de su atronadora amistad con su gran mecenas de Qatar.

Año crucial, si se producen, 2009 conocerá la celebración, como mínimo, de seis elecciones importantes, de Palestina a Israel pasando por Iraq, Irán, Afganistán y Líbano, es decir, los principales puntos del naufragio de la política hegemónica estadounidense. Indicio de un movimiento que refleja el cambio geoestratégico que pone fin al mundo unipolar que rige el orden internacional desde el hundimiento del bloque soviético hace 20 años, Líbano, por primera vez en su historia, un país que ha sido durante mucho tiempo el guardabosques de Occidente, especialmente de Francia, va a adquirir material de guerra ruso, incluida su aviación Mig 29 -algo inimaginable hasta hace poco- en la prolongación del nuevo despliegue ruso en Oriente Medio, con la entrega del sistema S-300 a Irán frente a Israel, la rehabilitación del puerto de Tartous (Siria) para convertirlo en el punto de anclaje de su flota en el Mediterráneo, paralelamente a la planificación, en un flanco de Estados Unidos, de un centro espacial ruso en Cuba, complementario de las maniobras navales conjuntas ruso-venezolanas del otoño de 2008, a pocas millas de las costas estadounidenses sin que eso suscite la menor reacción de Washington

Por una curiosa coincidencia de la historia, Obama y Muntazar son el resultado de la política belicista de George Bush, consecuencia del fracaso de la globalización capitalista y de los reveses militares estadounidenses en Asia occidental (Afganistán e Iraq), es decir, del odio unánime que ha provocado George Bush, el peor presidente de la historia de Estados Unidos. Así, la suela iraquí perseguirá durante mucho tiempo a la diplomacia estadounidense y también atormentará durante mucho tiempo a los que deciden la política en Washington.

A Barack Obama se le espera especialmente en el ámbito internacional debido a que su presidencia aparece en un momento crucial de la historia mundial en el que se está operando un cambio en el mapa geoestratégico del mundo, y también por las circunstancias de su elección: Ciertamente Barack Obama ha sido elegido por los estadounidenses, pero su camino hacia la Casa Blanca ya había sido desbrozado por la larga lucha de la comunidad afroestadounidense bajo la influencia de sus jefes carismáticos, de los que Obama es el heredero putativo: el pastor Martin Luther King, el reverendo Jesse Jackson e incluso Malcom X, jefe de los «Black Muslims» (negros musulmanes, N. de T.). Su elección no habría sido posible, por paradójico que pueda parecer, sin el concurso, sin duda involuntario pero determinante, de todos los que por todo el mundo se han aplicado a poner obstáculos a la política hegemónica de la administración Bush, tanto en América Latina con Hugo Chávez, (Venezuela) y Evo Morales (Bolivia); en el mundo Árabe, en Líbano con Hezbolá, en Iraq con las milicias chiíes de Moqtada Sadr, en Palestina con Hamás, e incluso en Rusia con Vladimir Putin, inesperado vencedor de la guerra del Cáucaso para gran disgusto de los patrocinadores estadounidenses de Georgia y de sus instructores israelíes. Tantos interlocutores difíciles y aguerridos que han sobrevivido a George Bush hijo y también a su propio padre, George Bush senior.

Anticipando los acontecimientos, el día de Navidad, 25 de diciembre, Israel condenó a 30 años de prisión al jefe del Frente Popular para la Liberación de Palestina, Ahmad Sadat; y al día siguiente emprendió un baño de sangre en Gaza, feudo de Hamás. Israel nunca se hubiera permitido llevar a cabo esta carnicería sin la complicidad pasiva de los Estados árabes y la dimisión de los países occidentales de sus propios valores que erigieron en valores universales. La expedición punitiva de Gaza (más de 400 muertos según un balance provisional) (1) constituye ante todo una operación de puja electoral entre el laborista Ehud Barak, ministro de Defensa, y la centrista Tzipi Livni, jefa del partido Kadima y ministra de Asuntos Exteriores, dirigida a eliminar a su competidor más serio, Benjamín Netanyahu (Jefe del Likud), a seis semanas de las elecciones legislativas. Esto, en consecuencia, permite a Israel aprovechar el interregno presidencial estadounidense y crear una situación irreversible sobre el terreno para presionar a Barack Obama y relegar a un segundo plano los interrogantes que empiezan a surgir actualmente en Estados Unidos sobre el ascendente del lobby judío estadounidense en la determinación de la diplomacia de EEUU así como sobre la vía económica estadounidense tras las quiebras de dos grandes bancos judíos, Lehman Brothers y el fondo especulativo Bernard Madoff.

En cualquier caso, no le corresponde al pueblo palestino pagar, por delegación, por las atrocidades cometidas contra los judíos en los países occidentales, especialmente en Europa. Mientras Israel se siga beneficiando de una impunidad total, hay que temer que se seguirán reproduciendo tragedias como la de Gaza. Probablemente el mundo ganará estabilidad y seguridad y los países occidentales credibilidad el día que Israel deje de beneficiarse una inmunidad total y absoluta en cualquier circunstancia y en cualquier lugar.

Barack Obama es el heredero de toda esta historia. Más allá de sus propias cualidades, la elección de un «negro» a la cabeza de Estados Unidos está destinada, prioritariamente, a «blanquear» al país todas sus torpezas al final del doble mandato «bushista», catastrófico tanto para Estados Unidos como para la estabilidad y la prosperidad del mundo. Conformista, Obama será un nuevo «Tío Ben» de la comunidad negra estadounidense, a semejanza de una de sus más famosas precursoras, Condoleezza Rice, Secretaria de Estado de George W. Bush. Voluntarista, Barack Obama tomará un lugar en la historia como una de las figuras señaladas de la humanidad a semejanza de Nelson Mandela (Sudáfrica) y del Mahatma Ghandi (India) dando así un nuevo impulso al siglo XXI por una clara ruptura con las prácticas imperialistas tradicionales de la diplomacia estadounidense.

(1) Nota de la traductora:

Este artículo se escribió a principios de enero; ahora ya sabemos que el balance definitivo de los palestinos asesinados por Israel es de 1.314 personas, de ellas 416 niños y 106 mujeres, además de 5.320 heridos, entre los que hay 1.855 niños y 725 mujeres; otros 55.000 palestinos han tenido que desplazarse de sus hogares debido a la agresión.

Original en francés: http://renenaba.blog.fr/2009/01/02/agenda-diplomatique-janvier-5311288#more5311288