Vamos a una celebración del centenario de la rebelión Bhumkal de 1910 en la cual los Koyas se levantaron contra los británicos. La palabra Bhumkal significa movimiento, rebelión. El camarada Raju dice que la gente camina varios días para unirse a la celebración. El bosque debe de estar lleno de gente en movimiento. Hay celebraciones […]
Vamos a una celebración del centenario de la rebelión Bhumkal de 1910 en la cual los Koyas se levantaron contra los británicos. La palabra Bhumkal significa movimiento, rebelión. El camarada Raju dice que la gente camina varios días para unirse a la celebración. El bosque debe de estar lleno de gente en movimiento. Hay celebraciones en todas las divisiones de DK. Somos privilegiados porque el camarada Leng, el maestro de ceremonias, está caminando con nosotros. Leng en lenguaje Gondi significa ‘la voz’. El camarada Leng es un hombre alto de mediana edad, de Andhra Pradesh. Es colega del legendario y querido cantante-poeta Gadar que en 1972 fundó la organización cultural radical Jan Natya Manch (JNM). Con el tiempo JNM se convirtió en parte formal de GGP y en Andhra Pradesh podía convocar audiencias numerosas de decenas de miles. El camarada Leng se unió en 1977 y se convirtió en un cantante famoso por derecho propio. Vivió en Andhra durante la peor represión, la época de los ‘enfrentamientos’-asesinatos en los que murieron amigos casi todos los días. Él mismo fue detenido una noche en su cama de hospital por una mujer superintendente de policía que se hizo pasar por médico. Lo llevaron al bosque fuera de Warangal para el «enfrentamiento». Pero afortunadamente para él -dice el camarada Leng- Gadar recibió la noticia y lograron dar la alerta. Cuando en 1998 el GGP decidió iniciar una organización cultural en Dandakaranya, el camarada Leng fue enviado a la cabeza del Chetana Natya Manch (CNM). Y aquí está ahora, camina conmigo vistiendo una camisa verde oliva, y por alguna razón, pijama de color púrpura con conejitos rosa. «Hay 10.000 miembros en CNM ahora», me dijo. «Tenemos 500 canciones, en hindi, Gondi, Chhattisgarhi y Halbi. Hemos impreso un libro con 140 de nuestras canciones. Todo el mundo escribe canciones.» La primera vez que hablé con él su voz sonaba muy seria, muy resuelta. Pero días después, sentado alrededor de un fuego, aún con su pijama, nos habló del exitoso e influyente director de la película Telugu (un amigo suyo), quien siempre interpretaba a un naxalita en sus propias películas. «Le pregunté -dijo el camarada Leng en su adorable hindi con acento Telugu- ¿por qué crees que los naxalitas son siempre así?» e improvisó una hábil caricatura de un hombre en cuclillas, dando pasos altos, con aspecto de sentirse observado, que sale del bosque con un fusil AK-47, y nos hizo gritar de risa.
No estoy segura de si estoy esperando con interés las celebraciones de Bhumkal. Me temo que voy a ver las danzas tribales tradicionales endurecidas por la propaganda maoísta y entusiastas y retóricos discursos ante una obediente audiencia con ojos vidriosos. Llegamos a la base bastante tarde por la noche. Se ha erigido un monumento temporal con andamios de bambú envueltos en tela roja. En la parte superior, por encima de la hoz y el martillo del Partido Maoísta, está el arco y la flecha de los Janatana Sarkar envuelto en papel de plata. Adecuada, la jerarquía. El escenario es enorme, también temporal, sobre un resistente andamio cubierto por una gruesa capa de enlucido de barro. Ya hay pequeñas fogatas esparcidas por el suelo, la gente ha empezado a llegar y cocina su cena, no son más que siluetas en la oscuridad. Seguimos nuestro camino a través de ellas (lalsalaam, lalsalaam, lalsalaam) y seguimos marchando durante unos quince minutos hasta que entramos nuevamente en el bosque.
En nuestro nuevo campamento debemos reunirnos de nuevo. Otro llamado a la atención y a continuación las instrucciones sobre las posiciones de guardia y los «arcos de fuego» -decisiones sobre quién cubrirá qué zona en caso de un ataque de la policía. Los puntos RV se fijan nuevamente.
Un grupo de avanzada ya había llegado y ha preparado la cena. Para el postre Kamla me trae una guayaba salvaje que ha arrancado en el camino y que sigilosamente guardó para mí.
Desde el amanecer se siente más y más gente reuniéndose para la celebración del día. Hay un murmullo de excitación que se levanta. Las personas que no se han visto en mucho tiempo se reúnen de nuevo. Podemos escuchar el sonido de las pruebas de los micrófonos. Banderas, pancartas, carteles se están levantando. Se ha instalado también un cartel con las fotos de las cinco personas que fueron muertas en Ongnaar el día que llegamos.
Estoy tomando té con la camarada Narmada, la camarada Maase y la camarada Rupi. La camarada Narmada habla de los muchos años que trabajó en Gadchiroli antes de convertirse en jefa del Krantikari Adivasi Mahila Sanghathan (KAMS) en Dandakaranya. Rupi y Maase han sido activistas urbanas en Andhra Pradesh y me cuentan de los largos años de lucha de las mujeres dentro del Partido, no sólo por sus derechos, sino también para hacer ver al Partido que la igualdad entre hombres y mujeres es fundamental para un sueño de una sociedad justa. Hablamos de los años 70 y las historias de las mujeres dentro del movimiento naxalita que estaban desilusionadas por los compañeros de sexo masculino que se creían grandes revolucionarios pero caían en el mismo viejo patriarcado, el chovinismo de siempre. Maase dice que las cosas han cambiado mucho desde entonces, aunque todavía tienen mucho camino por recorrer. (No hay mujeres todavía en el Comité Central del Partido y el Buró Político.)
Cerca del mediodía llega otro contingente EGLP. Está dirigido por un hombre alto, esbelto, de aspecto juvenil. Este camarada tiene dos nombres -Sukhdev y Gudsa Usendi-, ninguno de los dos es el propio. Sukhdev es el nombre de un camarada muy querido que fue ejecutado. (En esta guerra sólo los muertos están lo suficientemente seguros para usar sus nombres reales.) En cuanto a Gudsa Usendi, muchos compañeros han sido Gudsa Usendi en un momento u otro. (Hace unos meses era el camarada Raju). Gudsa Usendi es el nombre del portavoz del Partido para Dandakaranya. Así que aunque Sukhdev pasa el resto del viaje conmigo, no tengo idea de que cómo podría encontrarlo de nuevo. Sin embargo podría reconocer su risa en cualquier lugar. Llegó a DK en 1988 -dice- cuando GGP decidió enviar allí a un tercio de sus fuerzas de Telengana del Norte. Él viste bien de «civil» (la palabra Gondi para la vestimenta común) y no usa el «vestido» (el «uniforme» maoísta) y podría pasar por un joven ejecutivo. Le pregunto por qué no usa uniforme. Dice que ha estado de viaje y acaba de regresar de Keshkal Ghats cerca de Kanker. Hay reportes de depósitos de bauxita -3 millones de toneladas- en las que una compañía llamada Vedanta tiene puestos sus ojos.
Bingo. Diez sobre diez para mis instintos.
Sukhdev dice que fue allí para tomar la temperatura a los pueblos. Para ver si estaban dispuestos a luchar. «Ellos quieren destacamentos ahora. Y armas». Hecha la cabeza hacia atrás y suelta una carcajada, «les dije que no es tan fácil, bhai [hermano]». A partir de los hilos sueltos de conversación y la facilidad con que lleva su AK-47, puedo decir que también es un alto rango y parte del EGLP.
El correo de la selva llega. ¡Hay una galleta para mí! Es del camarada Venu. En un pequeño pedazo de papel, doblado y vuelto a doblar, ha escrito la letra de una canción que me prometió que me enviaría. La camarada Narmada sonríe cuando lo lee. Ella conoce esta historia. Se remonta a la década de 1980, en la época en que el pueblo había comenzado a confiar en el partido y llegaba a éste con sus problemas, sus «contradicciones internas» como dice el camarada Venu. Las mujeres estaban entre las primeras en llegar. Una noche, una anciana sentada junto al fuego se levantó y cantó una canción para el registro de Dada. Pertenecía a la tribu Maadiya, donde era costumbre para las mujeres quitarse la blusa y mantenerse con el pecho desnudo después de casarse.
Jumper polo intor Dada, Dakoniley
Taane tasom intor Dada, Dakoniley
Bata Papam kittom Dada, Dakoniley
Duniya kadile maata Dada, Dakoniley
Ellos dicen que nosotros no podemos dejarnos [puestas] nuestras blusas,
Dada, Dakoniley
Nos hacen quitárnosla, Dada,
¿De qué manera hemos pecado, Dada?
El mundo ha cambiado, Dada.
Aatum hatteke Dada, Dakoniley
Aada nanga dantom Dada, Dakoniley
Id pisval Manni Dada, Dakoniley
Mava koyaturku vehat Dada, Dakoniley
Pero cuando vamos al mercado, Dada,
Tenemos que ir semidesnudas, Dada,
No queremos esta vida, Dada,
Dile esto a nuestros antepasados, Dada.
Este fue el primer problema femenino contra el cual el Partido decidió emprender una campaña. Tenía que ser manejado con delicadeza, con herramientas quirúrgicas. En 1986 se constituyó el Adivasi Mahila Sanghathana (AMS), que se convirtió en el Krantikari Adivasi Mahila Sangathan (KAMS) y ahora cuenta con 90.000 integrantes inscritas. Bien podría ser la mayor organización de mujeres en el país. (Son todas maoístas por cierto, todas las 90.000. ¿Todas van a ser ‘eliminadas’? ¿Y los 10.000 miembros del CNM? ¿Ellos también?). Las campañas de KAMS se levantan contra las tradiciones adivasi del matrimonio forzado y el secuestro, contra la costumbre de hacer que durante la menstruación las mujeres vivan fuera de la aldea en una cabaña en el bosque, contra la violencia doméstica y la bigamia. No han ganado todas sus batallas, pero entonces ¿que han conseguido las feministas? Por ejemplo, en Dandakaranya incluso hoy en día a las mujeres no se les permite sembrar las semillas. En reuniones del Partido los hombres han acordado que esto es injusto y debe terminar, pero en la práctica simplemente no lo permiten. Así que el Partido decidió que las mujeres sembrasen semillas en las tierras comunales, que pertenece al Janatana Sarkar. En esa tierra ellas siembran las semillas, cultivan vegetales y construyen diques de contención. Una victoria a medias, no una victoria completa.
A medida que la represión policial ha crecido en Bastar, las mujeres de KAMS se han convertido en una fuerza formidable y movilizan a cientos, a veces miles de personas para enfrentar físicamente a la policía. El hecho de que KAMS existe ha cambiado radicalmente las actitudes tradicionales y se alivian muchas de las formas tradicionales de discriminación contra la mujer. Para muchas jóvenes la adhesión al Partido, en particular al EGLP, se convirtió en una forma de escapar de la asfixia de su propia sociedad. La camarada Sushila, antiguo miembro de KAMS nos habla sobre la ira de Salwa Judum contra las mujeres de KAMS. Ella dice que uno de sus lemas era Hum Do Bibi layenge! Layenge! (¡Vamos a tomar dos esposas! ¡Lo haremos!) Muchas de las violaciones y la bestial mutilación sexual iba dirigida a las mujeres de KAMS. Muchas mujeres jóvenes que fueron testigos de la barbarie se unieron al EGLP y ahora las mujeres representan el 45% de sus cuadros. La camarada Narmada llama a algunas de ellas y en un momento se unen a nosotros.
La camarada Rinki tiene el pelo muy corto, un corte Bob como se dice en Gondi. Es valiente de su parte, porque aquí «corte Bob» significa «maoísta». Para la policía es evidencia más que suficiente para justificar ejecuciones sumarias. La aldea de la camarada Rinki, Korma, fue atacada por el Batallón Naga y Salwa Judum en 2005. En ese momento Rinki era parte de la milicia del pueblo. Sus amigas Lukki y Sukki también eran miembros de KAMS. Después de quemar el pueblo, el Batallón Naga capturó a Lukki, Sukki y otra chica, las violaron y las mataron. «Ellos las violaron en la hierba -dice Rinki- pero después de eso ya no había hierba». Han pasado muchos años, el Batallón de Naga se ha ido pero la policía llega todavía. «Vienen cada vez que necesitan mujeres, o pollos». Ajitha tiene también un corte Bob. Salwa Judum llegó a Korseel, su pueblo, y mató a tres personas ahogándolos en una nallah [algibe] . Ajitha estaba con la Milicia y siguió al Judum a cierta distancia hasta un lugar cerca del pueblo llamado Paral Nar Todak. Ella los vio violar a seis mujeres y disparar a un hombre en la garganta.
La camarada Laxmi que es una bella muchacha con una larga trenza, me dice que ella vio al Judum quemar treinta casas en su aldea Jojor. «No teníamos armas en ese entonces -dice ella- no podíamos hacer nada, sino observar». Se incorporó al EGLP poco después. Laxmi fue parte de los 150 guerrilleros que caminaron por la selva durante tres meses y medio en 2008, hasta Nayagarh en Orissa [es la capital de ese departamento], para asaltar una armería de la policía desde donde se capturaron 1.200 fusiles y 200.000 cartuchos de municiones.
La camarada Sumitra se unió al EGLP en 2004, antes que Salwa Judum iniciara su asalto. Se unió, dice ella, porque quería escapar de su casa. «Las mujeres son controladas en todos los sentidos», me dijo. «En nuestro pueblo a las niñas de no se les permitía subir a los árboles, si lo hacían, tenían que pagar una multa de 500 rupias [7’5 euros] o una gallina. Si un hombre golpea a una mujer y ella le devuelve el golpe tiene que dar al pueblo una cabra. Los hombres se van juntos a las montañas durante meses a cazar. A las mujeres no se les permite acercarse al animal muerto, la mejor parte de la carne va a los hombres. Tampoco se les permite comer huevos». ¿Buenas razones para unirse a un ejército guerrillero?
Sumitra cuenta la historia de dos de sus amigas, Telam Parvati y Kamla, quienes trabajaron con KAMS. Telam Parvati proviene de la aldea Polekaya en Bastar del Sur. Como todo el mundo que viene de ahí, ella también vio a Salwa Judum quemar su aldea. Entonces se unió al EGLP y se fue a trabajar a los Ghats de Keshkal. En 2009 ella y Kamla acababan de organizar las celebraciones del 8 de Marzo, Día de la Mujer, en la zona. Estuvieron juntas en una pequeña cabaña a las afueras de un pueblo llamado Vadgo. La policía rodeó la choza en la noche y empezó a disparar. Kamla respondió a los disparos pero fue abatida. Parvati escapó, pero fue encontrada y asesinada al día siguiente.
Eso es lo que sucedió el año pasado en el Día de la Mujer. Y aquí está un informe de prensa de un periódico nacional sobre el Día de la Mujer de este año:
«Rebeldes de Bastar dan un golpe por los derechos de la mujer. Sahar Khan, Correo de Hoy [Mail Today], Raipur, 7 de marzo 2010. «El gobierno pudo haber levantado todas las restricciones para combatir la amenaza maoísta en el país. Pero una parte de los rebeldes en Chhattisgarh tiene asuntos más apremiantes en la mano que la supervivencia. Con el Día Internacional de la Mujer a la vuelta de la esquina, los maoístas en la región del Estado de Bastar han llamado a una semana ‘celebraciones’ para defender los derechos de la mujer. «También colocaron carteles en Bijapur, distrito de Bastar. El llamamiento de los autoproclamados campeones de los derechos de la mujer ha dejado atónita a la policía estatal. El Inspector General de Bastar T.J. Longkumer dijo: ‘Nunca había visto un llamamiento de este tipo de parte de los naxalitas, quienes sólo creen en la violencia y el derramamiento de sangre'».
Y a continuación, el informe continúa diciendo:
«Creo que los maoístas están tratando de contrarrestar nuestra altamente exitosa Jan Jagran Abhiyaan (campaña para concienciar a las masas). Empezamos la campaña en curso con el objetivo de ganar apoyo popular para la Operación «Caza Verde», que fue lanzado por la policía para erradicar a los extremistas de izquierda», dijo el Inspector General. Este cóctel de malicia e ignorancia no es inusual. Gudsa Usendi, encargado de prensa del Partido conoce más de esto que la mayoría de la gente. Su pequeño computador y la grabadora de MP3 están llenos de declaraciones de prensa, desmentidos, correcciones, literatura del Partido, las listas de los muertos, clips de televisión, de audio y videos. «Lo peor de ser Gudsa Usendi -dice- es emitir aclaraciones que nunca se publican. Podríamos sacar un grueso libro con nuestras aclaraciones inéditas sobre las mentiras que dicen de nosotros». Habla sin dejar rastro de indignación, de hecho con cierto regocijo.
«¿Cuál es la acusación más ridícula que han tenido que negar?»
Piensa de nuevo. «En 2007, tuvimos que emitir un comunicado diciendo ‘Nahi bhai, humney gai ko hathode say mara nahin’ (No hermano, no matamos a las vacas con martillos.). En 2007 el Gobierno de Raman Singh anunció un Gai Yojana (Proyecto Vaca) como promesa electoral, una vaca para cada adivasi. Un día los canales de televisión y los periódicos informaron de que naxalitas había atacado a un rebaño de vacas y las apalearon hasta la muerte -con martillos- porque eran anti-hindúes, anti-BJP. Usted puede imaginar lo que pasó. Emitimos un desmentido, casi nadie lo informó. Más tarde resultó que el hombre al que habían dado las vacas para distribuirlas era un rufián. Las vendió y dijo que nosotros lo habíamos emboscado y matado a las vacas».
¿Y el más grave?
«Oh, hay docenas, ellos llevan adelante una campaña después de todo. Cuando Salwa Judum se inició, el primer día atacaron un pueblo llamado Ambeli, lo quemaron completamente y luego todos ellos, Oficiales de Policía Especial, el Batallón Naga, la policía, se movió hacia Kotrapal … usted debe haber oído hablar de Kotrapal. Es un pueblo famoso, lo han quemado 22 veces por rehusar a rendirse. Cuando la Judum llegó a Kotrapal nuestra milicia estaba esperando. Habían preparado una emboscada, murieron dos Oficiales de Policía Especial. La milicia capturó siete efectivos, el resto huyó. Al día siguiente los periódicos informaron que los naxalitas habían masacrado a adivasis pobres. Algunos dijeron que habían matado a cientos de personas. Incluso una revista respetable como Frontline, dijo que habíamos matado a 18 inocentes adivasis. Incluso K. Balagopal, el activista de derechos humanos que suele ser meticuloso en cuanto a los hechos, repitió lo mismo. Enviamos una aclaración, nadie la publicó. Más tarde, en su libro, Balagopal reconoció su error… Pero, ¿quién lo informó?»
Le pregunté qué pasó con las siete personas que fueron capturadas. «El Comité de Área convocó un Jan Adalat (Tribunal Popular). Cuatro mil personas asistieron y escucharon la historia completa. Dos de los Policías Especiales fueron condenados a muerte. Cinco fueron advertidos y se les dejó ir. La gente decidió. Incluso con los informantes -que se están convirtiendo en un gran problema hoy en día- la gente escucha el caso, las historias, las confesiones y dice » Iska hum risk nahin le sakte» (No estamos dispuestos a asumir el riesgo de confiar en esta persona) o » Iska risk hum lenge» (Estamos dispuestos a asumir el riesgo de confiar en esta persona). La prensa siempre informa acerca de informantes que son asesinados, nunca acerca de los muchos que se dejan ir, nunca acerca de las personas que estos informantes habían asesinado. Así que todo el mundo piensa que es un procedimiento sediento de sangre en el que todo el mundo es siempre asesinado. No se trata de venganza, se trata de sobrevivir y salvar vidas futuras… Por supuesto que hay problemas, hemos cometido errores terribles, incluso hemos matado a las personas equivocadas en nuestras emboscadas, pensando que eran policías, pero no es la manera que se ha retratado en los medios.»
Los temidos Tribunales Populares. ¿Cómo podemos aceptarlos? ¿O aprobar esta forma de rápida justicia?
Por otra parte, ¿qué pasa con los falsos «enfrentamientos» -la peor forma de justicia sumaria- que significa medallas de valor para los policías y soldados, premios en efectivo y promociones para del Gobierno de la India? Cuanto más matan, más se les recompensa. «Bravehearts» [Corazones Valientes] se les llama, los «especialistas en enfrentamientos». «Anti-nacionales» somos llamados aquellos que nos atrevemos a cuestionarlos. ¿Y qué hay acerca de la Corte Suprema que descaradamente admitió que no tenía pruebas suficientes para condenar a muerte a Mohammed Afzal (acusado del ataque al Parlamento de diciembre de 2001), pero lo hizo de todos modos porque «la conciencia colectiva de la sociedad sólo será satisfecha si la pena capital es impuesta sobre el condenado».
Al menos en el caso del Jan Adalat de Kotrapal, el Colectivo estaba físicamente presente para tomar su propia decisión. No fue tomada por jueces que habían perdido el contacto con la vida ordinaria hace mucho tiempo, presumiendo hablar en nombre de un Colectivo ausente. ¿Qué debió haber hecho la gente de Kotrapal?, me pregunto. ¿Llamar a la policía?
El sonido de los tambores ha tomado un volumen muy alto. Es hora de Bhumkal. Caminamos hasta el escenario y casi no puedo creer lo que veo. Hay un mar de gente, la más salvaje, gente hermosa, vestida de las más salvajes y hermosas maneras. Los hombres parecen haberse prestado mucha más atención a sí mismos que las mujeres. Tienen tocados con plumas y tatuajes pintados en sus rostros. Muchos tienen sus ojos pintados y sus rostros cubiertos de talco blanco. Hay muchos milicianos, niñas en saris de colores impresionantes con rifles colgados sobre sus hombros. Hay ancianos, niños y arcos de guirnaldas rojas que cruzan el cielo.
El sol está alto y abrasador. Habla el camarada Leng y varios dirigentes de los distintos Janatana Sarkars. La camarada Niti, una mujer extraordinaria que ha estado con el Partido desde 1997, es una amenaza tan grande para la nación que en enero de 2007 más de 700 policías rodearon el pueblo de Innar porque oyeron que ella estaba allí. La camarada Niti se considera tan peligrosa y está siendo perseguida con tal desesperación no porque haya dado muchas emboscadas (y las ha dado), sino porque es una mujer adivasi que es amada por el pueblo en cada aldea y es una verdadera inspiración para los jóvenes. Ella habla con su AK en el hombro. (Es un arma de fuego con historia. El arma de casi todos tiene una historia: a quién fue arrebatada, cómo y por quién.) Un grupo CNM realiza una obra de teatro sobre el levantamiento Bhumkal. Los viles colonizadores blancos usan sombrero e hilos de oro en el pelo y amenazan con golpear y hacer picadillo a los adivasis, causando gran júbilo en la audiencia. Otra compañía de Gangalaur del Sur interpreta una obra llamada Nitir Judum Pito (Historia de la Caza de Sangre). Joori traduce para mí. Es la historia de dos ancianos que buscan la aldea de su hija. Mientras caminan por el bosque se pierden porque todo está quemado e irreconocible. Salwa Judum incluso ha quemado la batería y los instrumentos musicales. No hay cenizas, ya que ha estado lloviendo. No pueden encontrar a su hija. En su dolor la pareja de ancianos empieza a cantar y, al escucharlos, la voz de su hija canta de nuevo para ellos de entre las ruinas: el sonido de nuestro pueblo ha sido silenciado, canta. No hay más golpes de arroz, no hay más risas junto al pozo. No hay más aves, ni cabras balando. La cuerda tensa de nuestra felicidad se ha roto. Su padre canta de nuevo: Mi hermosa hija, no llores hoy. Todo el que nace tiene que morir. Estos árboles alrededor de nosotros caerán, las flores florecen y se desvanecen, un día este mundo va a envejecer. Pero ¿por quienes morimos? Un día nuestros saqueadores aprenderán, un día la verdad prevalecerá, pero nuestra gente no te olvidará, no por miles de años.
Unos pocos discursos más. Luego los tambores y comienza el baile. Cada Janatana Sarkar tiene su propia compañía de teatro. Cada compañía ha preparado su propia danza. Llegan una por una, con enormes tambores y representan historias salvajes. El único personaje que todos los grupos tienen en común es el Villano de las Mineras, con casco y gafas oscuras y por lo general fumando un cigarrillo. Pero no hay nada rígido o mecánico en su danza. Mientras bailan se levanta el polvo. El sonido de los tambores se hace ensordecedor. Poco a poco la multitud comienza a tambalearse y entonces empieza a bailar. Bailan en pequeñas líneas de seis o siete, hombres y mujeres por separado, con los brazos alrededor de la cintura del otro. Miles de personas. A esto es a lo que han venido, para esto. La felicidad se toma muy en serio aquí, en el bosque Dandakaranya. La gente deberá caminar muchos kilómetros, durante varios días para festejar y cantar, para poner las plumas en sus turbantes y las flores en el pelo, para poner sus brazos alrededor del otro, beber jugo de mahua y bailar toda la noche. Nadie canta o baila solo. Esto, más que cualquier otra cosa, señala su desafío hacia una civilización que trata de aniquilarlos.
No puedo creer que todo esto ocurre justo bajo las narices de la policía. Justo en medio de la Operación «Caza Verde».
Al principio los camaradas del EGLP observan a los bailarines, de pie a un lado con sus armas. Pero entonces, uno por uno, como los patos que no pueden soportar estar parados a la orilla y ver otros patos nadar, se mueven y comienzan también a bailar. Pronto hay líneas de bailarines verde olivo girando con todos los otros colores. Y luego, a medida que se encuentran hermanas y hermanos, padres e hijos y amigos que no se han reunido durante meses, a veces años, las líneas se separan y se vuelven a formar y el verde olivo se distribuye entre los remolinos de saris, flores, tambores y turbantes. Sin duda es un Ejército del Pueblo. Por ahora, al menos. Y lo que dijo el Presidente Mao acerca de las guerrillas como peces y el pueblo como el agua en que nadan es, en este momento, literalmente cierto.
El Presidente Mao también está aquí. Un poco solo, tal vez, pero presente. Hay una fotografía suya dispuesta sobre una tela roja. Marx también está y Charu Mazumdar, el fundador y jefe teórico del movimiento naxalita. Su retórica abrasiva fetichiza la violencia, la sangre y el sufrimiento, y a menudo emplea un lenguaje tan áspero que resulta casi genocida. Estando aquí, en el día de Bhumkal, no puedo dejar de pensar que su análisis, tan vital para la estructura de esta revolución, sea tan alejado de su emoción y textura. Cuando dijo que sólo «una campaña de aniquilamiento» podría producir «el hombre nuevo que desafiará la muerte y será libre de todo interés personal» ¿Podría haber imaginado que este antiguo pueblo, bailando en la noche, serían aquellos en cuyos hombros llegarían a descansar sus sueños?
Es muy contraproducente para todo lo que está ocurriendo aquí que lo único que pareciera enviarse al mundo exterior sea la retórica dura e inflexible de los ideólogos de un partido que ha evolucionado desde un pasado problemático. Cuando Charu Mazumdar dijo la famosa frase, «El Presidente de China es nuestro presidente y el Camino de China es Nuestro Camino» estaba dispuesto a sostenerla hasta el punto que los naxalitas guardaron silencio mientras el general Yahya Khan ejecutó genocidios en Pakistán Oriental (Bangladesh), porque en ese momento China era un aliado de Pakistán. Hubo silencio también sobre los Khmer Rojos y su campos de exterminio en Camboya. Hubo silencio sobre los atroces excesos de las revoluciones china y rusa. Silencio sobre el Tíbet. Dentro del movimiento naxalita también ha habido excesos violentos y es imposible defender gran parte de lo que han hecho. Pero nada puede comparar lo que han hecho con los sórdidos actos del Partido del Congreso y el BJP en Punjab, Cachemira, Delhi, Mumbai, Gujarat … Y, sin embargo, a pesar de estas contradicciones terribles, Charu Mazumdar fue un visionario en la mayor parte de lo que escribió y dijo. El partido que fundó (y sus muchos grupos escindidos) ha mantenido el sueño de la revolución real y presente de la India. Imagina una sociedad sin ese sueño. Sólo por eso no podemos juzgarlo con demasiada dureza. Especialmente si nos envuelven con la piadosa patraña de Gandhi sobre la superioridad de «la vía no violenta» y su noción de Economía de la Confianza (Trusteeship): «El rico mantendrá la posesión de su riqueza, de la que usará lo que razonablemente requiera para sus necesidades personales y actuará como fiduciario con el resto, que será utilizado en bien de la sociedad».
Qué extraño es sin embargo, que los zares contemporáneos del Establishment indio -el Estado que aplastó sin piedad a los naxalitas [se refiere a la rebelión en Naxalbari en los años 60, que da nombre a los maoístas indios]- deban ahora estar diciendo lo que Charu Mazumdar dijo hace tanto tiempo: el Camino de China es Nuestro Camino.
Las cosas al revés.
El Camino de China ha cambiado. China se ha convertido en un poder imperial, se aprovechan de otros países, de los recursos de otros pueblos. Pero el Partido sigue estando allí, solamente ha cambiado de opinión. Cuando el Partido es un pretendiente cortejando al pueblo (como lo es ahora en Dandakaranya), atento a todas sus necesidades, entonces realmente es un Partido del Pueblo y su ejército verdaderamente un Ejército Popular. Pero después de la Revolución con facilidad esta historia de amor puede convertirse en un amargo matrimonio. Con facilidad el Ejército Popular puede volverse contra el pueblo. Hoy en Dandakaranya, el Partido quiere mantener la bauxita en la montaña. ¿Mañana ira a cambiar de opinión? ¿Pero podemos o debemos dejar que los temores sobre el futuro nos inmovilicen en el presente?
El baile seguirá toda la noche. Camino de vuelta al campamento. Maase está ahí, despierta. Charlamos hasta altas horas de la noche. Le doy mi copia de los «Versos del Capitán» de Neruda (lo traía conmigo, por si acaso). Ella pregunta una y otra vez: «¿Qué pensarán de nosotros fuera? ¿Qué dicen los estudiantes? Hábleme del movimiento de las mujeres, ¿cuáles son los grandes temas ahora?». Ella pregunta por mí, de lo que escribo. Trato de darle un relato honesto de mi caos. Entonces ella empieza a hablar de sí misma, de cómo se unió al Partido. Ella me dice que su compañero fue asesinado en mayo pasado, en un enfrentamiento falso. Fue detenido en Nashik y llevado a Warangal para ser asesinado. «Deben haberlo torturado horriblemente». Ella se dirigía a reunirse con él cuando se enteró de que había sido detenido. Ha estado en el bosque desde entonces. Tras un largo silencio me dice que se casó una vez, hace años. «Lo mataron en un enfrentamiento también» -dice- y añade con precisión desgarradora «pero en uno de verdad».
Me despierto en mi jhilli pensando en la tristeza prolongada de Maase, escuchando los tambores y los sonidos de la felicidad prolongada en el escenario, y pensando en la idea de Charu Mazumdar acerca de la guerra prolongada, el precepto central del partido maoísta. Esto es lo que hace que la gente piense que la oferta de los maoístas para celebrar «conversaciones de paz» es un engaño, una estratagema para obtener un respiro para reagruparse, volver a armarse y volver a librar la guerra prolongada. ¿Qué es la guerra prolongada? ¿Es una cosa terrible en sí mismo, o depende de la naturaleza de la guerra? ¿Qué hubiera pasado si la gente aquí en Dandakaranya no hubiera librado su guerra prolongada durante los últimos treinta años? ¿Qué sería de ellos ahora? ¿Y son los maoístas los únicos que creen en la guerra prolongada? Casi desde el momento en que la India se convirtió en una nación soberana se convirtió en una potencia colonial, anexando territorio, haciendo la guerra. Nunca ha dudado en utilizar las intervenciones militares para hacer frente a los problemas políticos de Cachemira, Hyderabad, Goa, Nagaland, Manipur, Telengana, Assam, Punjab, el levantamiento naxalita en Bengala Occidental, Bihar, Andhra Pradesh y ahora a través de las áreas tribales de la India central. Decenas de miles han sido asesinados con impunidad, cientos de miles de torturados. Todo esto bajo la máscara benigna de la democracia. ¿Contra quienes se han librado estas guerras? Musulmanes, cristianos, sikhs, comunistas, dalits, las tribus y sobre todo contra los pobres que se atreven a cuestionar su suerte en lugar de aceptar las migajas que se arrojan para ellos. Es difícil no ver al Estado Indio en su esencia como un Estado Hindú de las castas superiores (sin importar qué partido esté en el poder), que alberga una conciente hostilidad hacia el «otro». Un Estado que de una manera verdaderamente colonial envía los Nagas y Mizos para luchar en Chhattisgarh, a los Sikhs a Cachemira, a los Cachemiros hasta Orissa, a los Tamiles hasta Assam y así sucesivamente. ¿Si esto no es guerra prolongada, qué es? Desagradables pensamientos en una noche hermosa y estrellada. Sukhdev está sonriendo para sí, su rostro se ilumina por la pantalla de su ordenador. Es un loco adicto al trabajo. Le pregunto qué es lo gracioso. «Estaba pensando en los periodistas que vinieron el año pasado para las celebraciones de Bhumkal. Vinieron por un día o dos. Uno posó con mi AK, se fotografió y luego regresó y nos llamó ‘Máquinas de Matar’ o algo así». El baile no ha parado y ya amanece. Las filas de baile aún están ahí, cientos de jóvenes bailando. «No van a parar -dice el camarada Raju-, no hasta que empezamos a empacar».
En la explanada me encuentro con el Camarada Doctor. Ha estado preparando un pequeño campamento médico en el borde de la pista de baile. Quiero besar sus mejillas regordetas. ¿Por qué no puede ser por lo menos treinta personas en vez de uno solo? ¿Por qué no puede él un millar de personas? Le pregunto cómo desearía que fuera la salud de Dandakaranya. Su respuesta me heló la sangre. La mayoría de la gente que ha visto, dice, incluidas las mujeres de la EGLP tiene un recuento de hemoglobina entre 5 y 6 (cuando el estándar para las mujeres indias es 11). Hay tuberculosis causada por más de dos años de la anemia crónica. Los niños pequeños sufren de malnutrición proteinoenergética Grado II, que en terminología médica se denomina Kwashiorkor (Lo busqué después. Es una palabra derivada de la lengua Ga de la costa de Ghana y significa «la enfermedad que adquiere un bebé cuando viene un nuevo bebé». Básicamente, el viejo bebé de deja de recibir la leche materna y no hay suficientes alimentos que le proporcionen nutrición). «Es una epidemia aquí, como en Biafra», dice el camarada Doctor. «He trabajado en los pueblos antes, pero nunca he visto nada como esto». Más aún la malaria, la osteoporosis, la solitaria, severas infecciones de oídos y dientes y amenorrea primaria, que se produce cuando la desnutrición durante la pubertad hace que el ciclo menstrual de la mujer desaparezca, o nunca aparezca.
«No hay clínicas en este bosque, aparte de una o dos en Gadchiroli. No hay médicos. No hay medicinas».
El Camarada Doctor se va fuera por ahora, con su pequeño equipo en un viaje de ocho días a Abhujmad. Va vistiendo el uniforme, de modo que si lo encuentran lo van a matar.
Traducción de María Valdés con la colaboración del periódico Nueva Democracia.
Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article936
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